El amor romántico sólo funciona en la tele



“Esto es muy injusto, ¿en serio te irás?. Un día me prometiste que ibas a estar conmigo para siempre”, dijo alterado mi ex, en una de nuestras muchas últimas conversaciones. Me suena confuso comenzar mi artículo hablando de este sujeto, pero no veo una mejor referencia propia de amor desigual en los roles de género, porque mientras en mi cabeza la balanza estaba demasiado desequilibrada, en la suya no podíamos pesarnos al tiempo; pues yo me trataba más de un complemento en el que él cumplía con hacer su papel de macho y, entre tanto, yo cumplía con esperar decadente que él fuera diferente.

Por: Kika Kanal Laiton

Foto tomada de: Twitter, (https://twitter.com/lmartinv1/status/841071472986714112?lang=ca)

Las cosas cambiarían al menos un poco si él hubiese utilizado otras palabras en su reclamo, “estar para mi siempre”, en vez de “estar conmigo para siempre”, la verdad me hubiera sonado menos descarado, pero era un claro ejemplo de cómo se normalizan algunos comportamientos bajo la cotidianidad de estar en una relación heterosexual. En este caso, no era el príncipe azul salvándome a mí, era yo curándolo a él de sus malas conductas. De todos modos, la relación se mantenía con la idea de que el amor lo puede todo como en los cuentos, pero en esta situación como en la mayoría, el milagro romántico era cada vez menos alcanzable y más decepcionante.

Se entiende que todos y todas amamos a nuestras parejas, familias, amigos y demás relaciones; pero es verdad que la manera en la que nos relacionamos románticamente se ve afectada por la cultura y la sociedad en la que hayamos nacido y crecido, pues es común que la idea del amor que creamos se construya a través de lo que vemos, oímos, y percibimos; haciendo, de este modo, que se dé por hecho la manera en que se considera que está bien amar y la forma en la que debemos ser los hombres y las mujeres.

El amor romántico es un amor desigual ya que los hombres y las mujeres no tenemos los mismos roles. A todos y a todas nos enseñan a sentirnos amados y a estar acompañados por el hecho de que la soledad nos aterra, y es por esa misma razón que accedemos al modelo de amor que nos plantean, un amor para siempre, que no nota la dependencia, la humillación, el sufrimiento, la posesión, la represión, la explotación; pues de este modo no se ve amenazado el constructo romántico, dando por hecho que nos alejamos totalmente de la idea del amor como un lugar de comprensión, cariño, y respeto mutuo.

El amor con el que nos relacionamos es patriarcal, nos basamos en la sumisión y la dominación, pues nos han hecho creer que existen diferencias abruptas y drásticas que imposibilitan poder construir una relación paralela, acentuando así los privilegios de género que nos ubican en posiciones muy lejanas las mujeres de los hombres y que marcan aún más la individualidad evidenciada en nuestra sociedad.

Por esto creemos que no existe la manera de amar sin dolor y sufrimiento, porque involuntariamente lo asociamos con atención e importancia. Si no hay celos, drama, llanto o sacrificios, no estamos amando de verdad, pues nos han enseñado que el amor se gana, se trata de una especie de recompensa por hacer o cumplir con cualquier tipo de cosa para mantenerlo y que, por cierto, si no lo consigues te encasillan automáticamente en la lista de solterones y solteronas, como personas sin cumplirse.

En el romanticismo nos situamos en posición de lucha con quiénes amamos, unos lo hacen bien y otros mal, no podemos vernos como iguales, pues nos mantenemos en una riña de poderes que esconden amores descompuestos basados en la absorción, “amores” que fácilmente podrían desencadenar sus comportamientos en “crímenes pasionales” apoyados en la misoginia y la posesión del otro. Porque hasta la mitificación de los medios presenta el feminicidio como un ataque de celos y, de manera inmersa, respaldan mensajes comunicativos justificando este hecho espantoso como un acto de amor romántico.

Sí, sí hay otras maneras de amar, amar desde la igualdad y la libertad. Necesitamos educarnos emocionalmente, saber querernos, aprender a manejar nuestras emociones, a comunicar nuestro miedo, dolor, y rabia, a solucionar problemas en conjunto y, sobre todo, a entender que no todas las mujeres ni todos los hombres sentimos igual por pertenecer a un género.

Referencias:

  • Herrera, C. (s/f). ¿Cómo aprendemos a amar? Diferencias entre hombres y mujeres.

https://spotify.link/cnJsm1ZOgyb

  • Herrera, C. (s/f-b). Yonkis del amor: vamos a liberarnos de la adicción.

https://spotify.link/Y2E56E1Ogyb

  • Fonseca, V. M. F. (s/f). Mecanismos en la construcción del amor romántico.

https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-94362019000200282.

  • Herrera, C. (s/f-b). ¿Qué es el amor?

https://haikita.blogspot.com/2010/03/que-es-el-amor-el-amor-de-enamoramiento.html.

  • Herrera, C. (s/f-b). El contrato amoroso: herramientas para mujeres que negocian en la pareja.
  • Herrera, C. (s/f-b). El amor incondicional y para siempre.

https://haikita.blogspot.com/2017/06/el-amor-total-incondicional-y-para.html.

Written by:

Espacio de co-creación, que fomenta el compromiso con la libre expresión a partir del enfoque informativo, variado e innovador de los contenidos.