Por: Jose Escobar Romero
Desde los primeros días del cine, la figura materna ha sido representada de diversas maneras, reflejando los ideales y preocupaciones de la sociedad en cada época. A lo largo de la historia del cine, hemos sido testigos de la evolución de este arquetipo, desde las madres idealizadas y perfectas hasta las más complejas y multifacéticas. Esta representación cinematográfica no solo ha reflejado los roles de género y las expectativas sociales, sino que también ha contribuido a moldearlos.
Una de las representaciones más recurrentes en la gran pantalla es aquella de la madre como un símbolo de virtud y de sacrificio, y así lo hemos visto en películas tales, como “Lo que el viento se llevó”, dirigida en 1939 por Víctor Fleming, quien nos presentaban a madres que, a pesar de las adversidades, permanecían fuertes y devotas a sus familias, muy acordes con las expectativas sociales de la época, en que las mujeres eran encasilladas en roles de cuidado y atención del hogar.
Sin embargo, con el paso del tiempo y los cambios en la sociedad, el cine comenzó a explorar representaciones más complejas de la figura materna, de tal suerte que, ya a finales de la década de los 40, películas como “Mildred Pierce”, protagonizada por la ya entonces icónica Joan Crawford, quien da vida a una madre separada que escala desde camarera hasta empresaria para mantener a sus dos hijas, fueron las que comenzaron a mostrar maternidades con ambiciones y a mujeres con deseos propios, alejándose de la idealización tradicional, desafiando las expectativas de género y explorando temas como la independencia y el sacrificio personal.
Cambios de percepción
A finales de los 70, luego de los movimientos sociales y del afianzamiento de la búsqueda de derechos y de libertades para las mujeres, el cine cambió sus perspectivas y empezó a visibilizar otras formas de representación materna, lo que nos permitió tener en pantalla historias tan crudas como la que se cuenta en “Kramer vs. Kramer” en donde nos encontramos con una madre ausente que luego de abandonar a su familia intenta recuperar a su hijo ante los tribunales.
También recordamos, de esta misma época la conmovedora historia de Aurora Greenway, personaje principal de la película Terms of Endearment, en donde asistimos a la complicada relación entre una madre y su hija, a causa de una enfermedad terminal que desencadena en el deceso de Emma, la hija de Aurora, quien termina asumiendo el cuidado de sus nietos ante el fallecimiento de su hija, todo esto en medio de la separación de la primera y del amorío de la segunda con uno de sus vecinos, todo un coctel de situaciones poco recurrentes hasta entonces para representar la maternidad en el cine.
A lo largo de este recorrido visual con relación a la figura materna, podemos empezar a identificar una especie de tipología, en la que podemos encontrar, por ejemplo, la protectora, la sacrificada, la tirana, la doliente, e incluso, la madre que no logra su maternidad, por mencionar a algunas de estas categorizaciones, que nos describe muy bien el cinéfilo y escritor Jorge Salgar, a quien pueden oír en este enlace, conversando precisamente sobre las madres más representativas en el cine contemporáneo.
Madres animadas
Un género en el que hemos encontrado un amplio repertorio de madres, es la animación, en donde destacan nombres tales como el de la Señora Potts a quien conocimos en La Bella y la Bestia, representando una figura maternal y adoptiva para el personaje protagónico de la princesa de Disney, o Kala, que en Tarzán, siendo una gorila cumple el rol de madre para un niño abandonado en la selva, así como el de la Reina Elinor, quien termina convertida en oso debido a los deseos de su hija Mérida, por citar apenas algunas.
Pero en este escenario de la animación, el voice over talent y locutor del programa radial Noches de Película, Diego Pinzón, nos recuerda la figura de Helen Parr, más conocida como Elastigirl, es una madre completa, porque trata de cuidar a su familia y velar por ellos, mientras lucha por salvar el mundo, pero además es la mamá de Violeta, Dash y Jack-Jack.
En la familia de Los Increíbles, que no es nada convencional, porque son superhéroes, quienes, pese a todos los problemas siempre permanecen juntos. “Tienes más poder del que tú crees, no lo fuerces y no sufras. Si llega el momento, sabrás qué hacer. Está en tus venas”, es una de las frases de apoyo que Helen le dice a su hija Violeta.
La diversidad materna
En las últimas décadas, el cine ha seguido explorando la diversidad de experiencias maternas, por lo que recientemente nos encontramos con películas como “Boyhood” que nos ofrecen una mirada íntima de la relación madre-hijo a lo largo del paso del tiempo, mientras que películas como “Lady Bird” exploran la complejidad de la relación entre madre e hija en medio de la diversidad y las exploraciones de la identidad de género; estas películas desafían los estereotipos convencionales y celebran la inclusión de experiencias maternas en la sociedad moderna.
Sin embargo, a pesar de estos avances, el cine todavía enfrenta críticas por perpetuar ciertos estereotipos y limitaciones en la representación de la figura materna. Muchas películas todavía se centran en madres blancas de clase media, ignorando las experiencias de mujeres de diferentes orígenes y realidades socioeconómicas. Además, la representación de madres solteras, madres LGBTQ+ y otras experiencias marginales sigue siendo limitada en la industria cinematográfica.
En conclusión, la representación de la figura materna en el cine ha evolucionado significativamente a lo largo de los años, reflejando los cambios en la sociedad y desafiando los estereotipos de género, y a lo largo de su historia nos ha presentado, desde las madres perfectas e idealizadas hasta las más complejas y realistas, teniendo en cuenta que el cine ha sido un espejo de nuestras experiencias colectivas como sociedad, y aunque aún queda mucho trabajo por hacer para garantizar una representación inclusiva y diversa de la maternidad en el cine, lo valioso radica en la posibilidad de verlas representadas y homenajeadas, hoy y siempre.
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