¿Amores como el de Romeo y Julieta?

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Por Yajhaira Pérez Jiménez 

yperezj@ucentral.edu.co

¿Morir por amor es posible? Este tema ha sido una noción romántica y poética a lo largo de la historia, pero ¿es posible que el amor cause la muerte? Esta pregunta ha intrigado a filósofos, médicos y poetas durante siglos, inmortalizado en obras literarias, canciones y leyendas. Desde los trágicos amores de Romeo y Julieta hasta las letras melancólicas de algunas baladas contemporáneas, todos hemos pasado por ese sentimiento llamado amor, el cual nos ha llevado a sentirnos muy felices o en estos casos, como a la mayoría de las personas, a querer morirnos, o sentimos que nos han quitado la mitad de la vida, y sí, suena muy “trágico y todo”, pero todo aquel que lo ha pasado sabe que esa sensación no es para siempre, como me lo dijo un gran maestro: no hay partida sin sufrimiento.

Si partimos desde los puntos de vista médicos y psicológicos encontramos conexiones, uno de los términos médicos es el “síndrome del corazón roto” o cardiomiopatía de Takotsubo; esta afección se caracteriza por un debilitamiento repentino y temporal del músculo cardíaco, por lo general desencadenado por un evento emocionalmente estresante, como la pérdida de un ser querido o la angustia emocional intensa. Aunque este síndrome puede ser desencadenado por emociones negativas, el doctor Freddie Negron, especialista en medicina paliativa del Instituto Miami Vitas, defiende la teoría mente/cuerpo/luto, todo es un proceso, sumándole la depresión, la ansiedad y el estrés son respuestas comunes, pensamientos autodestructivos. 

Pero la muerte directa causada exclusivamente por el amor como una emoción en sí misma sigue siendo un concepto más simbólico que médicamente probado. La idea de morir de amor como una causa única es más probablemente una metáfora romántica que una realidad científica. El amor puede ser intenso y tener consecuencias profundas en la vida de las personas, pero la muerte causada exclusivamente por esta emoción es un concepto más literario que médico.

Desde esos puntos de vista, ya vimos que morir de amor son diferentes desencadenamientos por tu estado físico y emocional, pero si lo vemos ahora por el lado de los poetas y la gente, han de cambiar las respuestas: en la poesía, el amor se retrata como una fuerza capaz de transformar vidas, desencadenar pasiones arrebatadoras y llevar a estados emocionales extremos.

“Morir de amor” suele ser una forma de expresar la idea de que el amor puede tener un impacto tan profundo en el corazón y el alma que parece trascender la realidad cotidiana.  Desde la antigüedad, los poetas han descrito el amor como una experiencia que puede ser tan poderosa como para desencadenar sentimientos de éxtasis, pero también de dolor y sufrimiento. Muchos han expresado la idea de que el amor puede ser tan intenso que parece consumir a la persona por completo, llevándola a estados emocionales al límite. Como lo diría el gran escritor Gabriel García Márquez, “Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor”. La muerte por amor representa la intensidad y la profundidad de los sentimientos, así como la incapacidad de la mente y el espíritu para superar el impacto devastador de la pérdida amorosa. Es una manera poderosa de transmitir la magnitud del amor y cómo puede afectar a cada fibra de nuestra existencia.

Escuchando diferentes opiniones al respecto y al dar una respuesta a esta pregunta, todo puede pasar, todo varía en las posibilidades de como estés tú, en tu momento, en cómo vivas tu experiencia, por las cosas que te mantengan vivo, que te hagan luchar. El amor es esa sensación que no puedes detener, con tu pareja, amigo, familiar, mascota, una conexión sutil y hermosa, en la que el amor puede abarcar una amplia gama de emociones, desde la felicidad y la euforia hasta la preocupación y el sacrificio. Nunca sabremos cuándo podamos morir de amor o si alguna vez nos imaginemos en esa situación, ya que todo puede pasar.

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Artículo producto de ejercicios académicos. No es oficial de la Universidad y las afirmaciones u opiniones emitidas a través de ellos no representan necesariamente a la Institución.