Recibimos tanta basura diariamente sin darnos cuenta y no evaluamos como publicistas si esta cantidad de papel malgastado, lo que llaman volante o flyer, sirve o no. Cuando caminamos uno va en lo que va y de un momento a otro lo asaltan hombres y mujeres dando volantes con información que va desde restaurantes, computadores, chicas, discotecas, centros pedagógicos, ofertas de remate. Pero ¿qué tan eficaz es este medio tan demeritado?, posiblemente no se ha aprovechado al máximo ya que se tiene la creencia de que no sirve, de que sólo satura y de que sólo se utiliza para mercados de bajo perfil.
Recordemos que el término “volante” viene de la expresión francesa “fuelléis volantes” (hojas voladoras o hojas sueltas) y comenzaron como propaganda política durante la revolución francesa cuando se quería llegar a todo el territorio el concepto de libertad, igualdad y fraternidad. Ahora bien en nuestro país al volante no se le da la importancia que puede tener como complemento de una estrategia comunicativa, así primero que todo no son diseñados profesionalmente, se tiende a saturar con demasiada información sin diagramación, se sacrifica la impresión a full color por dos tintas haciendo que el volante se vuelva ordinario y pierda interés. Al igual los volantes por sí solos no funcionan así se tenga un excelente diseño, siempre debe ir acompañada de otro tipo de comunicación para que sea efectiva.
En la actualidad en Colombia solamente se ha comenzado a sacarle provecho al volante para invitaciones a fiestas o conciertos dándole mucho énfasis al diseño, creando así una cultura que le guste coleccionarlos por su valor estético. Entonces ¡a sacarle todas las oportunidades que tiene este medio de comunicación y cada vez que recibamos un volante evaluemos lo que nos dan!.
Los dejo con algunas muestras de volantes hechos en Colombia para que no se diga que todos demeritamos la labor artistica y comunicacional de un equipo estratégico.