¿Por qué no existe la palabra “Ninfomanía” como adjetivo masculino?



Ninfomanía: “Apetencia sexual insaciable en la mujer” RAE.

  Él era un peluche de gusano, uno que tenía el cuerpo unido por bolitas de colores. Yo era una niña curioseando mi cuerpo color amarillo oscuro. Sinceramente no recuerdo bien cómo pasó, pero de repente eran muy seguidas las veces que quería hacerme cosquillas acostada encima de él.

Por: Kika Kanal 

Foto tomada: Estudios de Género y Prácticas Sexuales, ITESO

Recuerdo bien que mi relación con el gusano no fue mi primer acercamiento pasional, pues yo netamente estaba jugando mientras mi cuerpo se conocía. Pero es verdad, era claro que ese sólo sería el comienzo, ya había descubierto mi máquina de hacer cosquillas, y eso le dio lugar más adelante a nuestros primeros “novios”, como les llamábamos a un oso y a un pato con mi mejor amiga Luchis, unos peluches con los que se convirtió en costumbre sudar y reír con ellos. Yo le enseñé a hacerlo.

Cuando fui creciendo, me desprendí en gran parte de mi sexualidad, porque de muchísimas maneras entendía que mi sexualidad no existía para mí misma, servía para el placer masculino, y eso me daba por hecho que no era mía, pues socialmente las necesidades sexuales que nosotras tenemos “son menores a las de los hombres” y, además, el cuerpo femenino se entiende para ser usado por el hombre, para su placer o para procrear.

Es tanto así, que fui entendiendo que mis orgasmos servían para alimentar el ego de los hombres, que si fingía tenerlos no los heriría y que, al contrario, les generaría placer. La simulación del orgasmo es un gran ejemplo de cómo funciona el sexo pensado para los hombres, que esperan oír un orgasmo para comprobar su potencia, y no para constatar que su compañera está disfrutando también. Es un placer asegurado para ellos con nuestra sumisión.

A la mayoría de hombres les aterra una mujer que toma la iniciativa, una mujer que quiere tener sexo con ellos sin compromiso, una mujer que no está esperando a que alguien venga a conquistarla, y que, por el contrario, propone y lleva a cabo todo lo que desea. Para los hombres, una mujer adicta al placer no es preferiblemente la mamá de sus hijos, pues sobre los cuerpos de ellos también trabaja el patriarcado y su deseo sexual ha de ir sesgado únicamente a tener una esposa, y a ir de putas o tener otra. Ubicando de esta manera a los cuerpos femeninos como “bien social”, y a la maternidad como algo obligatorio que aleja por completo la idea de la mujer que ningún hombre puede saciar.

Debido a este miedo de los hombres a la sexualidad femenina, se encasilló a las mujeres en el ámbito doméstico, en el que existen madres y mujeres dispuestas a tener sexo sólo por complacer a sus esposos, que son serviciales, tiernas y condescendientes a la autoridad de los hombres. Mujeres que son sometidas a actuar de manera animal, para tener sexo sin deseo y procrear. Mujeres que entienden la posesión del hombre sobre ellas como un acto de amor y que, aparentemente, no poseen deseos propios.

Por otro lado, se juzga socialmente a las mujeres que se alejan de sus roles de género y de su reproducción, mujeres que son dueñas y disfrutan de su erotismo y sexualidad. Su sensualidad y libertad las apoda de “putas”, “ninfómanas”, “perras”, “zorras”. Palabras muy distintas para la misma definición en el género masculino, pues la apetencia sexual insaciable en los hombres no está diagnosticada, “eso sí es algo muy de ellos”. Porque mientras los hombres hablan abiertamente orgullosos de mujeres desnudas y porno, de cómo llevan su sexualidad y de querer hacerse la paja; nosotras nos sentimos avergonzadas de que se sepa que somos sucias, de querer movernos en la silla o de necesitar follar contemplando nuevas maneras.

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Es por esto que tres millones de niñas al año sufren la mutilación genital femenina, pues se sabe que tenemos una sexualidad igual o más intensa que la de los hombres, y se piensa que sin orgasmos, las mujeres corresponderan a ser fieles a sus esposos. Mientras, para nosotras es “tolerante” comprender las infidelidades de los hombres, pues somos nosotras mismas las que pensamos que ellos no son desleales faltando a nuestros acuerdos, sino que fueron las “malas mujeres” que, seduciéndolos, los obligaron a hacerlo.

Nos enseñaron que nuestro deseo sexual es inferior al de los hombres, que nosotras no somos tan “cachondas” como ellos, que necesariamente unimos el placer al romance, y que requerimos del aparato sexual masculino para llegar al orgasmo. Es una idea que nos plantean y funciona, porque el hombre no está nunca seguro si su aparato sexual funcionará, o si después de una erección logrará conseguir otra, por el contrario, estamos nosotras, que podemos mantenernos en la cima de placer disfrutando insaciablemente, que no necesitamos de la penetración únicamente para llegar al éxtasis sexual, y que si somos mujeres que verdaderamente disfrutamos nuestro placer no cae como sucede en la eyaculación de los hombres. Es por esto que la sexualidad femenina los espanta, porque desconocen su inmensidad.

El clítoris y el orgasmo múltiple “fueron descubiertos” por la ciencia cuando nosotras ya los conocíamos, pero la sociedad daba por hecho que hasta entonces eso era cosa de hombres, que nosotras no teníamos deseos sexuales propios y que nuestro deber era cuidar de nuestros cuerpos para cumplir con el deseo masculino. En esos descubrimientos se estaba comprobando que la sexualidad femenina no era inferior a la masculina, que nosotras no llegábamos a la cima y moríamos, y que nosotras podíamos estar gozando en el pico de placer sin caer durante mucho tiempo.

Y sí, si por llevar nuestro cuerpo al punto máximo mientras la sociedad invisibiliza la sexualidad femenina somos ninfómanas, lo somos. Eso sí, lo disfrutamos.

Referencias:

  • Despentes, V. (s/f). La Teoría King Kong. Literatura Random House.
  • Herrera, C. (s/f-a). Coral Herrera Gómez Blog?: El miedo masculino a la potencia sexual femenina.
  • Herrera, C. (s/f-b). Coral Herrera Gómez Blog?: La construcción sociocultural del deseo y el erotismo.
  • Herrera, C. (s/f-c). Coral Herrera Gómez Blog?: La doble moral sexual.
  • (S/f-a). https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013-06-30/el-miedo-a-la-mujer-sexualmente-activa-se-asustan-ante-nosotras_195893/.
  • (S/f-b). https://www.estrategiadelaseduccion.com/2017/08/miedo-masculino-sexualidad-femenina-adulta/.
  • (S/f-c). https://www.unicef.es/noticia/tres-millones-de-ninas-sufren-la-mutilacion-genital-femenina-cada-ano.
  • (S/f-d). https://www.unicef.org/es/historias/lo-que-debes-saber-sobre-la-mutilacion-genital-femenina.
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