Aunque fue representativo de una ideología cultural, política y sobre todo económica que ya no existe, su propuesta continúa siendo atractiva, a tal grado que su estética permanece vigente aún en nuestros días. Los carteles políticos se empezaron a utilizar masivamente a partir de la Revolución Rusa y alcanzaron su máximo auge en España durante la República (1931-1939) y la Guerra Civil (1936-1939). Durante la Segunda Guerra Mundial los carteles publicitarios dieron paso a los trabajos destinados a promover la guerra, ya fuera como propaganda de reclutamiento o incluso como vehículo de información.
El lenguaje icónico de la fotografía adquiere una gran credibilidad, con la posibilidad de la transformación por medio del fotomontaje, así la imagen que adquieren los constructivistas poseen una capacidad de expresión y de síntesis.
Elementos sencillos; diagonales acentuadas y dinámicas que contrastan con círculos, y un uso limitado de colores intensos, también una integración de texto e imagen, de tal modo que cada uno de estos elementos se interrelacionan y se subordina a un mensaje predominante. Son unas de las características del cartelismo ruso.
Las portadas de los discos de Franz Ferdinand son un claro ejemplo, entre otros, de la estética constructivista en nuestros días.
