El pasado 17 de febrero, el Consejo Nacional Electoral ordenó la suspensión del spot de televisión de la campaña política del precandidato conservador Andrés Felipe Arias, en el que estaría calumniando y afectando algunos políticos de la oposición relacionándolos con las Farc y sus comandantes. En el comercial se observan imágenes donde aparecen el candidato presidencial del Polo Democrático Gustavo Petro, la senadora Piedad Córdoba, el senador Jorge Enrique Robledo y el presidente de Venezuela Hugo Chávez pronunciando distintas frases.

En el segundo pantallazo del comercial  surge la cara de Alfonso Cano y del Mono Jojoy, jefes de las Farc, y de inmediato sale el precandidato  Arias que dice: “Dos colombianos que creen que van a ganar con esto, pero se equivocan. Los conservadores de verdad y los colombianos acabaremos con ustedes dos y todo lo que representan”.  Este comercial, además de ser de mal gusto, es feo, antiestético, y hecho a las carreras, incita al rencor, al odio y obviamente a la guerra que es lo que menos queremos los habitantes de este país, y lo que los colombianos de bien esperamos que algún día se acabe.

En este spot tenemos un claro ejemplo de lo que no se debe hacer en publicidad, técnicamente y conceptualmente. La publicidad se tiene que utilizar como una herramienta para comunicar un mensaje, para vender una idea o un producto  y no para perjudicar o dañar el buen nombre de algo o de alguien.

Juan Miguel Rojas Sánchez

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