Por Carlos Andrés Oyuela Gantivar
El coronavirus no ha matado al fútbol. Generó objetivos de marketing tanto laborales, psicólogos y comunicativos. La ‘pecosa’ se encuentra gravemente herida. Removió sus estructuras y evidencia sus fallas.
Claro está que el fútbol debe cambiar. Debe poner los pies en la tierra y recuperar su esencia. Pero, que se pierde cuando importa más los intereses comerciales que la gloria, cuando son más importantes los millones que los trofeos, que la propia audiencia tradicional.
Jugar no será por capricho de nosotros los futbolistas, sino que es necesario mover ideas de táctica y política para producir dinero. La que tiene prisa es la industria, el juego pasa a segundo plano desde la base hasta el profesionalismo. Para eso se establecen objetivos estratégicos y de negocio que vayan más allá de lo inmediato.
Planteo que para consolidar una industria atractiva y sostenible en el mediano y largo plazo, primero que todo, es erróneo pensar que los grandes clubes busquen humildad, trabajo en equipo y conocimiento profundo en el estado psicológico y laboral (Algo que desde el año 2009 perdió visibilidad, tras la llegada del Streaming).
Cuando digo que pienso en la humildad y formación de los futbolistas, eso no existe. He visto y analizado que la audiencia y el fútbol se mueven en masa, encerrados en una aguja hipodérmica. Una comunicación lineal que los medios tienen como método de manipulación, por ejemplo: Los canales deportivos como los EA Sports.
Según la revista Forbes: En el 2021 la desarrolladora de juegos reportó ganancias por 6,190 millones de dólares, esto deduce mi hipótesis ya que el estudio de KPMG (firma de contadores de servicio), el valor económico de los 4,183 jugadores que pertenecen a los clubes en las diez ligas de Europa se devaluó.
Pero, debido a las diferentes decisiones tomadas por las entidades nacionales, esto no se ve desde la Segunda Guerra Mundial. En esa época se suspendieron los Mundiales de fútbol correspondientes a esos años. Este año, la guerra económica y las diferencias políticas están afectando el universo del fútbol.
Esto impactó el mundo futbolero, por ello hago un llamado a examinar el estado de salud del fútbol. La pandemia alteró los acuerdos de derechos audiovisuales en todo el mundo. Los partidos los hemos disputado con una escasa o nula presencia de aficionados en los estadios, lo que ha reducido significativamente los ingresos en nuestras familias.
Hay que decir que según el portal Transfermarkt nos devaluó, hasta en un 50% nuestra tasa en la bolsa de jugadores en el mundo. Por ejemplo, Kylian Mbappé hace 1 año y medio costaba 266 millones de dólares, hoy en día su pase está tasado en 150 millones de dólares. También, es bueno analizar a los detractores.
Siendo así, observo la postura de “los dueños del fútbol”. El escritor polaco Kapuściński, disecciona la profesión periodística en dos ejes: el alto (directores) y el bajo (periodistas siervos). “Esto sucede desde que se supo que con la información se podía lucrar, que más que un oficio, era un negocio”.
Por ejemplo, los grandes ejecutivos tomaron los medios de comunicación y los pusieron a su disposición, se encargaron de generar una agenda donde los ámbitos económico, político, social y deportivo se hablara a su favor. Eso facturó intereses colectivos a los clubes de fútbol y los aisló de cualquier compromiso de pagar los sueldos.
Según el diario El Tiempo, José Augusto Cadena sigue siendo el máximo accionista del Cúcuta Deportivo. Luego de haberlo llevado a una crisis de liquidación, situación que se prestó para la pérdida del reconocimiento deportivo por su mal manejo administrativo, con incumplimientos en pagos a acreedores y compañeros de la rama deportiva.
Esta ratificación se dio gracias a la desinformación de los medios de Norte de Santander que no presentaron los testimonios de varios jugadores, entre ellos resalto,el testimonio de Luis Miranda ex Cúcuta Deportivo (actual Deportes Tolima) En el 2020, las directivas del Cúcuta intentaron venderlo al fútbol exterior sin consentimiento de su representante.
Esa era una jugada olímpica, además, la Fiscalía y la Superintendencia de Sociedades en ese tiempo, embargaron la ficha de afiliación del equipo, razón que lo desvinculó del fútbol profesional colombiano. Su pase fue a salvo, en términos de que a Lucho le debían 5 meses de sueldo, y así el nuevo club tendría que pagarle al equipo ‘Motilón’ 1 millón de dólares.
Contra argumento de que sí, es bueno ver a los medios de comunicación como empresas generadoras de contenido, pero desde la hipótesis presentada del Cúcuta, es difícil consumir dicho contenido sin pensar en todos los trapos sucios detrás de él. Se mueven por el dinero, la codicia y el cinismo implantado en los discursos que le muestran a las masas.
Un caso muy claro de la importancia del fútbol y la comunicación como rito, no solo es informar, sino debe recrear y modificar. De esta manera genera cultura y atención. Es aquí donde los futbolistas sabemos que los lectores, oyentes y telespectadores son personas muy justas, que reconocen enseguida la calidad de nuestro trabajo, recompensado con la verdad.
Éste es el momento en que se convierte en periodismo estable. No habrá director quien lo decida, sino nuestros lectores, desafiar a esos medios totalitarios que les dicen qué tienen que leer y cómo hacerlo. “Transformar la profesión en un accionar social no es fácil, pero varios apasionados por el ejercicio lo logran”. Kapuściński.
Para finalizar, la nueva forma de vida hace que la post pandemia transforme la televisión, provoque la desaparición de un espectador para transformar a los seguidores en audiencia, pues el seguidor de un club en su búsqueda por orientarse y estar actualizado en cuanto al acontecer de su equipo, necesita de los medios para obtener información.
Es aquí que el fútbol y el periodismo juegan con los sentidos de las personas y de los hinchas, lo que señala Kapuściński, es basarse en las nuevas tendencias de la tecnología que abarca en el mundo futbolero, cómo adaptarse a la ética y la moral, deben ser construcción de valores y símbolos.
Cada tipo de necesidad se debe ajustar a lo que requiere el aficionado de este deporte, en muchas ocasiones sin su presencia en los eventos deportivos. Hay que sustentar que el tejido público que nos acompañaba cada día desaparece más.
Las recomendaciones que dejo desde mi hipótesis del fútbol sugerencias más atractivo y menos estigmas es:
No llamar al fútbol, como punto del negocio y manipulación en el futuro por su idea ambiciosa de entretenimiento.
No lucrar los bolsillos de los grandes dirigentes del fútbol en relación a los contratos con las empresas de Streaming, porque se está perdiendo el auge, es decir que los hinchas puedan vivir el fútbol sin tener que pagar una tasa de lo que vale un día de trabajo.
Hay que ratificar que en cualquier profesión hay que tener esfuerzo, compromiso y pasión, pero que la labor desde el periodismo implica también riesgo, sacrificio y exigencia.
Los invito a ver la siguiente nota:
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