Vibra-eclectica-vintage

Vibra ecléctica vintage

El estilo ecléctico vintage se caracteriza por la mezcla de varios estilos y épocas en la decoración del espacio, con un enfoque para incorporar obras antiguas. Con esta tendencia, se permite la libertad de combinar una variedad de elementos y estilo para crear un ambiente personal acogedor.

Por Santiago Arévalo 

sarevaloh@ucentral.edu.co

Ecléctico
Estilo ecléctico vintage

Orígenes del estilo ecléctico vintage

El estilo ecléctico ha estado en decoraciones durante varios años, pero ha ganado popularidad en los últimos años debido a la reutilización y la sostenibilidad. La mezcla de varios tiempos y elementos de estilo se han inspirado en el movimiento de hippies y bohemios en los años sesenta y setenta.

Estilo ecléctico

El estilo vintage se ha vuelto popular debido a la nostalgia y la apreciación por piezas antiguas y de alta calidad. Las piezas vintage a menudo tienen una historia detrás de ellas y su carácter único y artesanal puede agregar un toque personal y encantador a un espacio.

Estilo vintage

Diseñadores de interiores que usan este estilo

  • Emily Henderson: Emily es una diseñadora de interiores y presentadora de televisión estadounidense que combina el estilo ecléctico con el vintage para producir espacios coloridos y acogedores.
  • Robert Stilin: Robert es un diseñador de interiores de Nueva York que utiliza el estilo ecléctico y el vintage en sus proyectos para crear espacios elegantes y confortables.
  • Amber Lewis: Amber es una diseñadora de interiores californiana que utiliza el estilo ecléctico y el vintage en sus proyectos para crear espacios sofisticados y relajados.

Características del estilo ecléctico vintage

El estilo ecléctico vintage se centra en los diversos estilos de decoraciones y épocas. Las obras modernas se pueden combinar con piezas antiguas, originando un entorno único y personal. 

El espacio ecléctico vintage varía, pero a menudo usa colores terribles, colores vívidos y pasteles suaves. Lo importante es usar el color en armonía con el espacio de una manera equilibrada.

Los muebles en forma de vintage varían desde trabajos modernos hasta obras antiguas y hermosas. Las obras vintage son exclusivas de agregar personalidad y personajes al espacio y, a menudo, tienen detalles de artesanos.

Para la decoración, puede emplear artículos antiguos como lámparas, relojes, espejos y textiles y piezas vintage. Estos trabajos son de diferentes tiempos y estilos, pero para producir un entorno consistente, debe combinarlos de manera equilibrada.

¿Cómo lograr un estilo ecléctico vintage?

Si desea incorporar un estilo vintage en su hogar, hay algunas cosas que puede hacer. Primero, debe elegir una paleta de colores coherente equilibrada con tonos en el suelo, colores vívidos y pasteles suaves.

A continuación, es necesario seleccionar muebles y decoraciones que complementen la estética general en el universo y combinen trabajos modernos con trabajos antiguos. Se pueden obtener obras antiguas en tiendas de segunda mano, mercado de pulgas o tiendas especializadas.

Es importante mantener la armonía visual del universo combinando varios estilos y fragmentos de tiempo de manera equilibrada. Puede usar textiles y accesorios para agregar texturas y patrones al espacio.

Porcentaje de personas que combinan la moda vintage y la ecléctica

No hay estadísticas precisas sobre el porcentaje de personas que utilizan la moda vintage y la decoración ecléctica, ya que esto puede variar dependiendo de la región, cultura y gusto personal. Sin embargo, en los últimos años, hubo un aumento en la popularidad de la decoración ecléctica y vintage, especialmente entre los jóvenes adultos y aquellos interesados ??en la moda y el diseño de interiores.

Conclusión

El estilo ecléctico vintage tiende a ser popular con el diseño de interiores y se centra en la mezcla de varios estilos y decoración de época. Las obras modernas se pueden combinar con las viejas con piezas vintage.

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El universo creativo de Gabriel García Márquez

Por Juan Sebastian Hernández Herrán

jhernandezh9@ucentral.edu.co

@juanse_hh

Dentro del décimo primer Festival Gabo, se realizaron un conjunto de charlas, talleres y entrevistas que daban conocimiento de la importancia del periodismo y las diferentes ramas donde esta se mueve, pero sin duda alguna no podía hacer falta un taller o charla acerca del mismísimo Gabriel García Márquez, pues el festival lleva su nombre y él es mucho más que un escritor en este país y en general en toda Iberoamérica.

De esta manera, se creó la charla El universo creativo de Gabriel García Márquez con 4 grandes invitados que estaban muy relacionados con el escritor y periodista colombiano, entres estos se encontraban, Federico García, hijo de escritor, Carolina Sanín, novelista colombiana que ha estudiado a Gabo, Wilmer García, antropólogo y conocedor de las historias de Gabriel García Márquez, y como organizadora de la charla hacía participación Nadia Celis, escritora y admiradora del trabajo de Gabo.

Gabriel García Márquez
El universo creativo de Gabriel García Márquez

Dentro de la charla, se nos hizo entender que realmente como colombianos no conocemos a Gabriel García Márquez, la verdad de esto es que aparentamos conocerlo, llamándolo Gabo como si fuera un amigo y exaltando el famoso realismo mágico, que aparece en sus obras. Sin embargo, únicamente conocemos la superficie de todo esto, tanto así que seguramente muchos ciudadanos colombianos no han leído más allá de una de sus múltiples obras, pero a pesar de esto nos referimos a él como un amigo, como “Gabo”.

Otro de los puntos importantes es saber cuál era el estilo de vida del escritor, y la verdad es que era una persona muy apasionada, la cual de manera muy coloquial se podría decir que “le daba a la máquina todos los días” escribiendo relatos, historias, novelas y demás, pero sin duda alguna, realmente conocer a Gabriel García Márquez, es entender y conocer su eterno amor hacia el Caribe Colombiano, no solo reflejado en sus obras, sino en su estilo de vida, lleno de la magia de los lugares costeros del país.

Le gustaba llevar una vida despreocupada, de un señor que cuando se trataba del futuro decía “cuando yo muera hagan lo que quieran”, como mencionaba su hijo. Sin embargo, la experiencia más hermosa y triste que se tuvo en la charla fue acerca de los últimos años de vida del escritor, pues entrando en la vejez, fue perdiendo la memoria poco a poco y con esta condición inevitable, se sentaba a leer sus obras y las criticaba fuertemente diciendo cosas como “¿Quién escribió esto?”, con enojo, para al final darse cuenta de que él mismo había escrito dichas obras.

Leer a Gabo, es entrar en una desventaja cultural, pues su estilo de narración estaba lleno de folclor, el cual funcionaba como un anecdotario, que nos iba metiendo poco a poco en una lectura llena de familias, tradiciones y dichos muy propios de la zona caribeña del país. Por otro lado, es importante resaltar que cualquier persona puede leer una obra del ganador del Nobel de literatura, pues a pesar de estar lleno un intelecto complejo y muy cultural, su estilo de escritura, también era para “el pueblo”, es así que por más palabras y anécdotas folclóricas, cualquier persona puede gozar de las historias de sus libros.

Eso sí, y como lo comentaba su hijo Federico García, para leer a “Gabo” se debe tener amor, con esta pequeña premisa se entiende que todas sus obras están llenas de sentimientos muy profundos y que es una necesidad adentrarse en dichas emociones para disfrutar al máximo sus obras, pues títulos como El amor en los tiempos del cólera, no serían igual de impactantes si no se siente el dolor y la pasión del protagonista al estar tan profundamente enamorado, y leer Cien Años de Soledad sin sentir la tranquilidad y el pasar del tiempo que te brinda la familia Buendía.

Federico García

Realmente entender a este artista es comprender que no solo es un escritor, sino que realmente era un genio, era un gitano que vendía espejos, maravillando a todos los del lugar, como se menciona en cien años de soledad, Gabriel García Márquez era un genio, uno merecedor de un nobel, por una obra muy completa, pero no su mejor, teniendo en cuenta que relatos como del amor y otros demonios o el amor en los tiempos del cólera existen.

Es importante saber que muchas de sus obras también están al nivel o más alto que la ganadora de cien años de soledad, aun así como colombianos nos hacemos los de la vista gorda frente al hecho de aceptar la existencia de un genio entre nosotros, por el contrario, nos gusta verlo como un ser corriente, el cual era un buen escritor, todo esto con el fin de poderlo sentir como un ser cercano a todos nosotros.

Sin duda alguna, a pesar de su fallecimiento, Gabriel García Márquez, sigue y seguirá vivo en la eternidad, no solo por sus obras, sino por la huella que deja en cada persona que lee sus novelas y relatos, y la gran apropiación que como colombianos muy descaradamente tomamos de su imaginación, pues nos sentimos orgullosos de ser el país de un genio, sin querer ver sus grandes obras, nos jactamos de su genialidad y conocimiento, mientras poco a poco se van dejando de leer sus obras, y más irónicamente, nos apropiamos de sus inventos como lo es Macondo, siendo este un lugar en la imaginación del escritor, pero que como sociedad lo tomamos como un lugar real porque nos hace sentir más cercanos a él y a su conocimiento.

Gabriel García Márquez vivirá para siempre, y como portadores de su legado, debemos admirar, contemplar, entender, y consumir sus obras, no solo como escritor, o novelista, también como periodista, y así de esta manera realmente poder decir que somos el país de Macondo, porque lo sentimos así, y no solo porque suene bien, que realmente sepamos que el realismo mágico no es una mujer volando con mariposas amarillas, sino que va más allá de eso, y comprender que claramente él no era una persona corriente disfrazada de genio, sino un genio invadido por el amor al Caribe a la cultura escondiéndose en la capa de un hombre corriente.

Si este artículo fue de tu interés, y deseas saber más acerca de la charla, te dejo el video de la charla completa aquí debajo:

Además, te invito a ver y leer otros artículos de Concéntrika Medios, donde se habla de cultura, ciencia, cine, política, tecnología y otros temas de interés.

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Quijotadas. La maravilla de El prodigio

Por Javier Correa Correa

El azul, en casi todas sus gamas, habla. Hablan también el verde, el terracota, el rojo. Hablan los claroscuros y las referencias a Vincent Van Gogh, con una monumental fotografía expresionista. Hablan el silencio y la grave música de suspenso. Hablan también los paisajes desolados, las paredes rústicas y la escenografía del siglo XXI.

Hablan en la película El prodigio, dirigida por el chileno Sebastián Lelio, que narra la historia de Anna O´Donnell, una niña de once años de edad que lleva cuatro meses ingiriendo únicamente maná del cielo, milagroso alimento que la mantiene con vida, pero de lo cual no saben cinco pedantes de un perdido caserío en las tierras mediterráneas de la Irlanda de 1862, ni lo saben una monja sin nombre ni Lib Wright, una enfermera, contratadas estas últimas por los pedantes, para que objetivamente observen a la niña.

Anna O’Donnel

Observen objetivamente, sí, como si fueran periodistas con la posibilidad castrada de intervenir. Eso de que el periodismo debe ser objetivo es una añagaza, decía Marguerite Duras, y el periodista William Byrne, interpretado por Tom Burke, deja que la historia permee su corazón, y escriba crónicas que satisfacen el morbo de los lectores, algunos de los cuales a duras penas pueden interpretar las letras impresas en el papel que el viento domina y complica aún más las cosas. Pero se insiste, como insiste la enfermera interpretada por Florence Pugh, quien come primero con necesidad, con duda, masticando con calma, y luego casi con afán, como si pudiera compensar lo que sucede en la casa campesina de la familia O’Donnell.

Basada en el libro homónimo de Emma Donoghue, quien también participa en la elaboración del muy acertado guion, la película avanza en un suspenso in crescendo que a duras penas les da tiempo de parpadear a los espectadores de Netflix, quienes tienen que resignarse a ver la película en formato doméstico, si es que esa definición cabe. Pero hoy todo es posible, en algunos casos para bien y, en otros, no tanto. Es ese un comentario que queda para aquellas personas que se antojen de ver los 109 minutos de la producción irlandesa/inglesa, merecedora de varios premios, así como de una calificación positiva que alcanza casi el 90% por parte de la crítica.

Un solo punto me atrevo a señalar como equivocado: la traducción del título, que en inglés es The Wonder y tanto en la edición española del libro como en la película está como El prodigio, que despista. Una traducción más acertada sería “La maravilla” o “La pregunta”, pero eso ya no se puede cambiar, así que dejemos así. Por ahora, vista dos veces la película, voy a buscar el libro.

  • Dirección: Sebastián Lelio
  • Guion: Emma Donoghue, Sebastián Lelio, Alice Birch
  • Reparto: Florence Pugh, Kíla Lord Cassidy, Tom Burke, Niam Algar, Elaine Cassidy, Ciarán Hinds, Toby Hones, Alice Birch.
  • Fotografía: Ari Wegner
  • Música: Matthew Herbert
  • Basada en: The Wonder de Emma Donoghue
  • Año: 2022
  • Fotos y tráiler: cortesía Netflix
mujeres-victimas-violencia-intrafamiliar

Factores socioculturales que influyen en mujeres víctimas de violencia intrafamiliar 

Por mucho tiempo se ha instruido en torno a la importancia de la familia, manifestando que esta es la institución más trascendental de la sociedad y es una comunidad de amor, santuario de la vida y ambiente de humanidad, como bien es declarado por la iglesia.

Por Valery Sofía Portal Zorro

Violencia intrafamiliar

Resulta casi imposible considerar que en un grupo social primario se puedan presentar situaciones de abuso o maltrato entre los emparentados, bien sea por consanguinidad o afinidad. No obstante, la violencia intrafamiliar es más común de lo que se puede pensar, se presenta de modo psicológico, físico y sexual, mayoritariamente los agredidos son mujeres y niños, sin exceptuar que los hombres también llegan a ser víctimas.

Según cifras del instituto de Medicina Legal, en el año 2022 se reportaron 78.600 casos de violencia intrafamiliar en el país, comparado con el año 2021 hubo un aumento de 68,5% en el crecimiento de casos de violencia intrafamiliar en Colombia, donde la violencia de pareja obtuvo reportes con cerca de 37.569 casos y las mujeres fueron las mayores víctimas con un 77,74 % de casos de violencia intrafamiliar de todo tipo. En lo corrido del año 2023, se han registrado 45.472 casos de violencia intrafamiliar en el país, dándose un aumento significativo del 22% con referencia al año anterior.

Los datos indican que este fenómeno social va en aumento y que las mayores víctimas son las mujeres. El hecho de que sean más agredidas las mujeres no es nada nuevo, hay un trasfondo enorme donde unos de los tantos protagonistas son los factores socioculturales.

Violencia intrafamiliar

Son muchos y antiguos los ejemplos de desigualdades y discriminaciones hacia la mujer. En el año 400 a.C., las leyes de Bizancio establecían que el marido era un “dios” al que la mujer debía adorar. En la India, si un esposo moría, su mujer era quemada viva junto al cadáver, siendo esto una de sus obligaciones como esposa. En comunidades de Irán y Etiopía nacer mujer era una deshonra, incluso este vocablo era sinónimo de bajeza, debilidad y desgracia. En Francia, en 1359, se estableció que cuando un hombre mataba a su esposa en un exceso de cólera no era castigado, siempre y cuando se arrepintiera mediante juramento.

En Colombia, para el año 1938 se plasmó en el artículo 382 del Código Penal la exótica figura del uxoricidio por adulterio, en la que se dispuso que, si el homicidio o las lesiones las cometía el cónyuge, las penas por imponer se disminuían de la mitad a las tres cuartas partes. Este artículo fue eliminado con el código de 1980, pero esa ley creó uno nuevo para seguir mitigando transgresiones. Fue replicado en el artículo 57 de la Ley 599 año 2000 del Código Penal.

Diego Fernando Gacha, estudiante de derecho de la Universidad Central, dijo que la ira e intenso dolor está contemplado como una atenuante de la conducta de quien cometió el delito, donde si lo establecido es demostrado se puede reducir la pena hasta en una sexta parte. Un caso específico de ira e intenso dolor es actuar bajo la legítima defensa en caso de un homicidio culposo, donde se actúa con un sesgo mental por la reacción frente a lo que acaba de suceder. Dicho artículo sigue vigente.

Años de historia son los que acompañan estos patrones erróneos que se han transmitido de generación a generación.

Clemencia Rueda, una Comunicadora social y periodista, coordinadora de atención de población vulnerable en el Cauca, particularmente de migración, violencia basada en género, para la inclusión y la interculturalidad, dijo que para ella uno de esos factores socioculturales que han generado la violencia intrafamiliar especialmente centrándose en la mujer es la educación. Puesto que la cultura en la que se ha desarrollado la mujer, desde su niñez ha influenciado de manera directa en su comportamiento y manera de pensar en la actualidad.

Cabe mencionar que en el proceso de crianza se educa de distinto modo a los niños y niñas, desde su forma de vestir hasta los juegos que pueden llevar a cabo, “para el niño el carro y para la niña la muñeca”. Se instruye a las niñas para que sean personas frágiles, sumisas, inferiores y necesitadas de un hombre, “si sales vas acompañada”, a los varones no se les guía de esta forma, a ellos se les induce a tener un carácter fuerte e independiente. Esto genera una brecha enorme entre los sexos.

Violencia intrafamiliar

Otro de los factores se origina en la historia. La desigualdad frente a la mujer viene mucho antes de Jesucristo, en la biblia se dice que la mujer viene del hombre, ya que salió de la costilla de Adán, o que es una mujer la única causante de que el resto de los mortales fueran expulsados del “Paraíso Terrenal”, pese a que quien comió “el fruto prohibido” fue ella y no el hombre. Así reforzando el patriarcado.

Desde tiempos remotos, el mundo gira alrededor del androcentrismo, condenándolas a vivir en una sociedad en la que culturalmente se ha sobredimensionado el papel del hombre, aceptando y normalizando sus conductas violentas, perpetuando la violencia por creencias y mitos a las que son sometidas.

Madre-solo-hay-una

Madre solo hay una

Llevamos como pueblo más de 60 años ahogándonos en un mar de sangre, algo bastante triste, pero aún más triste, que el 2 de octubre de 2016 nos dieran la oportunidad de no seguirnos matando y la rechazamos para seguirnos matando y para colmo de males, hacemos del día de la madre, la que nos dio la vida, la fecha con más homicidios en el año. Esto da mucho para pensar.

Por Rafael A. Mejía Afanador

Foto: Pexels

Lo que les voy a relatar sucedió en un lejano 11 de mayo de 1996, domingo y para más señas día de la madre, como para ponerle más condimento a la historia.

Para esos buenos tiempos, nuestro amigo de muchas luchas, Fabio Alejandro Mariño, boyacense de pura cepa, recientemente nombrado como miembro de Consejo superior de la Universidad militar Nueva Granada, estaba dirigiendo un exitoso programa de la Presidencia de la República llamado Bachillerato entre adultos, destinado a otorgar el título de bachiller a los reinsertados del acuerdo de paz del gobierno Barco en 1990 con el M-19.

La verdad sea dicha, no se presentaron reinsertados al programa, así que se destinó para empleados y funcionarios del Municipio de Sogamoso y otras entidades, como el Hospital Regional, que venían cumpliendo con sus labores sin haber optado aún por el título de bachiller.

Obviamente, la expectativa fue enorme. En algunos casos fue de temor, pues este fue y sigue siendo un país en blanco y negro que no permite matices y con un arraigado clasismo, adobado con algo de racismo, ignorancia e intolerancia. Aun así, el programa arrancó con capacitación para el cuerpo docente por parte de Fabio, y en convenio con los Lasallistas, de la mano del hermano José Orlando Ugarte Lizarazo quien lideraba el Politécnico Álvaro González Santana.

Uno de los grupos de inquietos noveles estudiantes era el de los trabajadores de base de la administración municipal y Coservicios. En el lenguaje de los jóvenes, estos muchachos eran todas unas ‘caspas’, no aptos para tenerlos de cuñados y menos de yernos.

La alegría de volver al colegio, de hacer tareas, investigar y preguntar fue el combustible que encendió la chispa que llevó a estos jóvenes, hombres y mujeres entre los 30 y los 62 años a disfrutar de la alegría de estudiar.

Para muchas damas, este regreso al colegio representó un cambio de paradigma en su rol como amas de casa. ¡Qué viva la emancipación! A muchos hombres les tocó los sábados y domingos, a regañadientes, vestirse el delantal, coger el cucharón, la escoba y a *‘tocar el piano’ mientras la señora iba a estudiar.

Ese 11 de mayo que les cuento en el comienzo de esta historia, teníamos como parte del menú el tema de la lírica. Yo, al frente de mis muchachos, en mi clase de Castellano, hacía gala de la lectura de poemas de Bécquer, de García Lorca y otros autores que me permitieron mostrarles a mis chicos que el lenguaje no es solamente para cosas cotidianas y utilitarias, sino también para demostrar afecto y expresar nuestros sentimientos con hermosas palabras bien escogidas.

Después de toda esa carreta, vino un ejercicio para verificar si algo les quedó en la cabeza. Bueno muchachones —les dije yo, vamos a poner en práctica lo que aprendimos y a escribirle un poema bien hermoso al ser que nos dio la vida, con metáforas, símiles y las palabras más bonitas de nuestra lengua. Se frotaron las manos como para una competencia y ¡a escribir se dijo!

Más o menos en unos 45 minutos, los primeros ya tenían síntomas de haber acabado. Sin embargo, dejé completar la hora y comencé a preguntar si había algún voluntario. Estos muchachones cuyo mayor personaje tenía entonces 62 años, ahora sí lucían acobardados y miraban disimuladamente para otro lado para no tener que leer en público su poema. Comenzaron a señalarse mutuamente, y a ofrecer comedidamente como voluntarios a los vecinos… hasta que el ofrecimiento llegó a don Polo, el de los 62 años.

Don Polo siempre vestía su impecable conjunto de chaqueta y bluyín y su cabeza estaba adornada por un sombrero, cuyo porte dentro del aula me lo había solicitado desde el primer día de clase con la mayor ceremoniosidad.

— Profesor, yo ya soy un viejo de 62 años y fui criado en el campo con este sombrerito, usted sabe, para el sol, y además me tapa la calva. Se quitó el sombrero y se veía su cabeza de dos colores, el más oscuro, precisamente por la acción del sol.

—Entonces, mi estimado profesor, le solicito respetuosamente que me permita recibir las clases con el sombrero. Por supuesto -respondí yo- ni más faltaba, don Polito, a quien sus amigotes llamaban en son de chanza “el abogado”, pues gustaba de leer sobre temas jurídicos y hablaba con elocuencia y seguridad.

Pues cómo les parece que después de ser señalado a la brava por sus compañeros para pasar a leer el poema, don Polo se resignó y con cara de perrito regañado pasó al frente, se ajustó su sombrero y arrancó.

Lo primero que hizo fue tratar de contener una furtiva lágrima que tercamente quería conocer el mundo a pesar de que don Polo se refregaba el ojo y la escondía sin compasión alguna…

Acto seguido, y en medio de un silencio tenso y expectante, comenzó con voz trémula a leer: “Hoy que estás en el cielo, querida mamita, cuándo ibas a imaginar que a los 62 años tu hijo Hipólito, que tantas veces te dio mucho qué hacer, por fin te daría la satisfacción y orgullo de ser casi todo un bachiller (…)” Y rompió en llanto.

Lo curioso es que quienes anteriormente no querían pasar, ahora sí pedían frenéticamente la palabra. Y a medida que pasaban, más llanto, pues gran parte de ellos tenían a la mamita fallecida. No sobra decirlo: todos terminamos llorando.

Hoy, que cargo a mis espaldas la misma edad que el Polo Rodríguez de ese entonces, recuerdo con nostalgia cuando lloré por una madre ajena, hoy, que tengo que llorar la mía.

* Tocar el piano, coloquialmente, es hacer las tareas domésticas

Barbie

“Sé lo que quieras ser” Barbie, la película

Los que creíamos que la película de Barbie iba a ser un abrazo para nuestra niña interior, terminó siendo uno para nuestra yo de ahora, esta película logró recaudar 4.1 millones de dólares solo en Colombia, rompiendo el récord de asistencia, para un total de 449.725 espectadores en su primer día, con cientos de personas vestidas de rosado y tomándose fotos las unas con las otras.

Por: Luisa Dayana Ruiz

lruizr4@ucentral.edu.co

Barbie la película
Margot Robbie como Barbie – Imagen tomada de Warner Bros

Greta Gerwig es quien le dio vida a esta película, es su directora y guionista. Debutó como directora y escritora en solitario con la película Lady Bird, por la que ganó el Globo de Oro a la mejor película *Comedia o musical y recibió nominaciones a los Premios Óscar a mejor dirección y mejor guion original. Ella es conocida por tener un estilo basado en sus propias creencias, sus obras tienden a tratar temas de la vida cotidiana como: el crecimiento y la madurez emocional, principalmente de la mujer, y las relaciones entre miembros de la familia, amigos y otras personas importantes, con un interés especial en la dinámica femenina.

Al final esta cinta acabó siendo algo alejado a lo que muchas esperábamos, ya que no es una película para niños, sino más bien para adultos, no porque esta sea inapropiada; es algo más profundo que tal vez un niño no pueda relacionar, entender o disfrutar. La historia es más compleja de lo que creemos y realmente te golpea fuerte, aunque te ríes y te ríes, luego piensas –es una bofetada con sabor a realidad-, pero lo enmascaran con comedia y con el estereotipo que nos impuso Mattel, en donde tenemos que caminar de cierto modo, tener una rutina diaria, vestir de manera adecuada y hacer como si no estuviéramos luchando por dentro contra nosotras mismas por cosas que la sociedad nos ha dicho que están mal como, llorar, tener pensamientos negativos o no tener un “buen cuerpo” y es que Barbie no es solo una muñeca, somos nosotras y nos lleva en su aventura para poder encontrar quien realmente quiere ser.

A pesar de ello, es sorprendente ver como Mattel tiene propiedad en la película al responsabilizarse por el hecho de que diseñaran este producto “destructivo” para las mujeres y la sociedad en conjunto, si bien ellos no son el villano de la historia, se anotan muchas cosas que han hecho mal, se burlan de cómo la empresa que le vende sueños a las niñas está dirigida en su totalidad por hombres.

¿Barbie feminista?

Esta película está siendo aclamada como “la película feminista del año” debido a que nos muestra con algo de humor la realidad y la experiencia de crecer siendo una mujer en un entorno lleno de machismo, es una clara crítica y burla que concluye que debemos unirnos como mujeres para poder luchar en contra del patriarcado.

Nos muestra de manera directa como esta desigualdad puede ser triste también para los hombres, pues Ken choca con una sociedad establecida en donde los hombres son quienes tienen una mayor influencia y son alguien importante en ella. Por lo tanto, adopta esto como suyo y lo lleva a Barbienland en donde se da cuenta de que realmente no quiere nada de eso, Ken en realidad desea ser alguien por su propio mérito sin necesidad de pasar por encima de las Barbies. Sin embargo, Barbie choca con una realidad que le duele y en donde rechaza estos comportamientos machistas, decidiendo ser parte del cambio y recordando que no fue creada para ser el sueño, sino para ser la soñadora.

2.-20-de-Julio-Independencia-Colombia

Cansancio, felicidad y orgullo 

Cada 20 de julio se conmemora la independencia de Colombia, ese año fue el número 212, y es que ese día se realiza un desfile en diferentes partes del país, Bogotá hizo el desfile más grande en el cual participaron aproximadamente 11.600 uniformados de las fuerzas armadas, yo hice parte de esos 11.600.

Por: Luisa Ruiz Rubio

lruizr4@ucentral.edu.co 

Desfile del 20 de julio en Bogotá – Año 2022

En la última semana de junio se me informó que iba a ser parte de este gran desfile y la verdad no sabía si sentirme feliz o agotada de pensar en todos los días que tendría que estar de pie y en las noches que estaría hasta muy tarde ensayando para que todo saliera “perfecto”. El cargo en el que estaba me permitía decidir si quería o no estar ahí, lo pensé dos veces, -podría enviar a alguien más, tendré que caminar por mucho tiempo, y ¿Para qué?. Para nada realmente, un par de fotos en redes sociales, unas buenas y otras no tanto. Sin embargo, al final, decidí aceptar y hacer parte de eso.

Los ensayos empezaron 15 días antes en la General Santander, ensayábamos todo el día, la cita era a las 7:00 am y debíamos estar formados para que se nos asignara un bloque, soy algo bajita, pero no lo suficiente para ser de la primera fila, eso me decepcionó un poco, pues mis conocidos no pudieron verme tan rápido (todos íbamos vestidos iguales de pies a cabeza), luego de asignado el bloque nos dispusimos a ensayar, la banda empezó a darnos el ritmo para marchar –izquierda, izquierda, derecha, izquierda, son las palabras que estuvieron en mi cabeza por mucho tiempo. 

Todo parecía ir bien, pero el dolor de pies era cada vez más insoportable, llegaba a casa a ponerlos en agua tibia para ver si el dolor se apaciguaba, después ya no eran días, sino noches largas, cinco noches largas, pues el ensayo cambio de lugar y ahora era en donde iba a realizarse el desfile; Av. Boyacá, la vía más larga que tiene Bogotá. Todos nos veían desde la ventana de su hogar, ¿y quién no? Si era casi media noche y había más de 10.000 uniformados “paseando por ahí”.

El gran día se acercaba y siendo honesta me sentía asustada de lo que podría pasar durante el desfile –si me equivocaba, si llegaban a sabotearlo o si el clima no estaría de nuestro lado. Muchos pensamientos malos se cruzaron por mi cabeza, pero siempre había una voz de aliento diciéndome que si podía y que nada malo pasaría.

19 de julio y aunque no era mi primera vez participando luego dos años sin realizar este gran evento debido a la pandemia y el cambio de locación hizo que esta se sintiera diferente, ese día no hubo un ensayo como tal, debíamos descansar para el gran día estar a las 7:00 am en el lugar de inicio (Avenida Boyacá desde la Calle 152).

20 de julio, me desperté a eso de las 4:00 am, me bañé, me puse el uniforme de N.º 4 azul (el uniforme nuevo de los policías), me peiné y salí corriendo, me quedaba muy lejos y al ser festivo debía hacer varios transbordos, pero a pesar de todo llegué puntual, honestamente para nada, se suponía que el desfile debía comenzar a las 10:00?am, pero el presidente llegó muy tarde y sin él no podíamos iniciar; nos retrasamos una hora y el sol nos estaba quemando, escuchábamos a las personas gritar cosas como -¿Hasta qué hora?, eso me puso más nerviosa, pero por fin el desfile empezó y solo podía escuchar los tambores de la banda y los gritos y aplausos de las personas a los costados de la vía, se oían felices de ver de nuevo a todas las fuerzas de Colombia y todo el espectáculo terrestre y aéreo. 

La Policía Nacional era la última en salir y mi bloque iba por la mitad así que aproveché para hacer una llamada a mis hijas y saber por dónde se iban a encontrar, les indiqué cuál era mi puesto y detrás de quienes íbamos a estar para que pudieran encontrarme más rápido, ya casi salíamos entonces les tuve que colgar sin antes que ellas pudieran decirme que estaban orgullosas de mí, eso me tranquilizó, no necesito otras palabras de aliento que no sean las de mis hijas, apenas salimos me percate de la cantidad incontable de personas que nos estaban viendo personalmente y las que nos veían desde sus casas, eran más de 100.000 y para mí era una cifra enorme, pensar en cuántas personas estaban ahí apoyándonos y aplaudiendo para nosotros era un escenario inimaginable. 

Me acercaba al punto en que mis hijas me habían dicho que estaban y sin perder el ritmo empecé a buscarlas, cuando de pronto escucho a lo lejos como alguien grita –Mader, mader, así era como ellas me llamaban y entre la multitud las encontré, estaban sonriendo y con los ojos aguados, ellas más que nadie saben lo difícil que fue para mí participar ese año, tenía algo que llevaba muchos años quitándome la comodidad en mis pies, mis horarios de sueño empeoraron, tenía bolsas y ojeras por no dormir bien, tuve que hacer mil y una cosas para tener todo lo me pedían y desfilar con el uniforme completo; por eso verlas ahí me llenó de felicidad y tranquilidad, sin duda me gustaría poder hacer parte del evento este año, llenar de orgullo a miles de colombianos y por supuesto a mis hijas.

Gotas-de-la-migracion

Gotas de la migración

José Fernández es ecuatoriano, tiene 27 años y nació en Quito, en una familia de clase media. El 24 de mayo del 2022 cruzó la frontera sur de Estados Unidos para pedir asilo. Tuvo que abandonar Ecuador y dejar atrás a sus padres y a su hija pequeña porque su vida corría peligro, una banda dedicada al gota a gota lo había amenazado de muerte en varias ocasiones. Ahora vive en un pueblo de Colorado y está esperando a que le asignen una audiencia en la corte para aclarar su situación migratoria.

Por: Gabriela Velasco Piñeros

Fuente: NBC news

En 2022, más de 2,7 millones de personas emigraron a Estados Unidos de manera ilegal a través de la frontera sur con México, o por lo menos, esa es la cifra de las personas detenidas por la policía fronteriza. José y su hermana hacen parte de las estadísticas.

Hace unos años, la madre de José era dueña de una empresa pequeña en el centro de Quito, se dedicaban a la producción de tarjetas con mensajes, de esas que solo aparecen una vez al año en navidad. En el pasaje comercial donde estaba el local, o en la galería, como lo llaman ellos, había unas personas que prestaban el servicio de vigilancia. En realidad, estas personas no hacían parte de ninguna empresa establecida legalmente, solo era una fachada tras la que se ocultaba una banda criminal que se dedicaba al gota a gota. Durante un tiempo, cuenta José, la banda prestaba el servicio, les cobraban una pequeña suma a la semana a los dueños de los locales y nadie estaba siendo extorsionado.

Cuando José se enteró de que sería padre, decidió entrar en el negocio familiar para poder sostener económicamente a su hija. Durante un par de años, José se encargó de llevar las tarjetas ya listas del taller (que quedaba cerca) al local unas tres veces a la semana. Desempeñando esa labor, los miembros de la banda empezaron a notar la presencia de José en la galería. Primero lo empujaban y le buscaban pelea, pero él es una persona tranquila y prefirió ignorarlos, pero pronto, llegaron papeles con amenazas de muerte escritas a mano. Estaban dirigidas a su madre: si no pagaba el monto que se le exigía, acabarían con la vida de sus hijos. Incluso, uno de esos papeles llegó con una bala en su interior.

En septiembre del 2021, mientras caminaba por la calle, un miembro de la banda vio a José y lo atacó por la espalda. José se defendió y los dos hombres se agarraron a golpes. Después del altercado, José, con la nariz y el labio reventado, y su hermana fueron a una comisaría a denunciar la agresión física y las amenazas de muerte. Pocos días después, la madre de José recibió amenazas contra sus hijos de nuevo.

Pasaron los meses y José veía que la investigación en la comisaría no avanzaba, les preguntaba a los policías sobre su caso y siempre lo mandaban a hablar con un superior que nunca estaba. Por esos días, su hermana y su madre fueron a un spa de una conocida. Ella les contó que tenía un sobrino político que ya había cruzado la frontera de México y Estados Unidos y todavía tenía el contacto de los coyotes. Sin dudarlo, José y su hermana llamaron a ese contacto. El coyote les pidió 6000 dólares por persona para cruzarlos, se suponía que dentro del valor ya estaba incluido los pasajes de avión, los hoteles y los buses hasta Mexicali.

Con el corazón roto por tener que despedirse de sus padres y su hija; José se marchó de Perú, su destino era Ciudad de México. En el aeropuerto de México, el coyote envió a un hombre a que les entregaran unos chips de telefonía para que se mantuvieran en contacto. Los tres duraron dos días en Ciudad de México esperando a que les mandaran los tiquetes de vuelo hacia Culiacán.

Luego, cuando llegaron a Culiacán, unos oficiales les quitaron los pasaportes y los interrogaron. José les dijo a los oficiales que eran turistas y que tenían la intención de visitar Hermosillo, sin embargo, poco le creyeron. Los presionaron durante varios minutos para que dijeran la verdad, pero José se mantuvo firme en su posición de turista. Al final, los oficiales se dieron por vencidos, les regresaron los pasaportes y los dejaron ir. De allí partieron a la terminal de buses. El viaje de Culiacán a Mexicali dura un día por tierra. La verdad es que el recorrido hasta la frontera es peligroso, amistades de la hermana de José le habían dicho que era normal que secuestraran gente y violaran a las mujeres. José y su hermana durmieron poco, la angustia no les permitía descansar.

Minutos antes de llegar a Mexicali pasaron por un retén de supuestos policías. Estos pidieron los documentos de las personas que iban en el bus y les ordenaron a los extranjeros bajarse del vehículo, eran más o menos unas veinte personas. Los policías los empezaron a chantajear, sabían que todos querían cruzar la frontera y si no les daban dinero los iban a dejar abandonados en medio del desierto. A José ya le quedaba poco dinero después de pagar estadías y viajes por tierra, no tuvo más remedio que darles el dinero que tenían. A los policías no les gustó para nada, pero les permitieron subirse de nuevo al bus.

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Ya en Mexicali, a las 11 de la mañana llegó una camioneta por ellos. Los llevaron a una casa a quince minutos de Mexicali. Le dicen el refugio, allí esperan los migrantes a que lleguen los coyotes para llevarlos a la frontera. Esta era una casa vieja y muy sucia, menos mal que José y su hermana sólo tuvieron que estar unas horas allí. Ya por la tarde, llegaron los coyotes en otra camioneta y les dijeron que debían cruzar sin maletas, a lo mucho con una muda, ya que tenían que pasar por un riachuelo.

En camionetas, llevaron a varios migrantes hasta el riachuelo, que en realidad es el río Colorado. El agua no les llegaba a los tobillos como les habían dicho, llegaba hasta la cintura o más arriba. Todos tenían que cruzar el río y luego correr para llegar al muro de la frontera. La hermana de José cruzó con algo de dificultad, pero él se quedó varios minutos ayudando a la gente, evitando que se los llevara la corriente. Cuando ya se estaba oscureciendo y la mayoría de las personas ya habían cruzado, la hermana de José le rogó que continuaran su camino.

Ya del otro lado del muro, esperaron a que la policía fronteriza llegará por ellos. A las 12:30 de la noche, una camioneta recogió al primer grupo. Separaron a hombres y mujeres y niños. A las 3:30 de la madrugada, tomaron los datos de José y lo subieron en un carro para llevarlo junto a ocho migrantes hombres a un centro de detención. En el centro le dieron una bolsa ziploc para guardar las pertenencias, como la billetera y el pasaporte. Más tarde, los hicieron pasar por grupos a una oficina para tomarles las huellas dactilares y preguntarles si habían cometido algún delito en el pasado o si consumían drogas. José jamás había hecho alguna de estas cosas. Por último, los llevaron a unos cuartos parecidos a los de una cárcel, donde José viviría durante los siguientes nueve días. Solo pudo bañarse dos veces durante ese tiempo y tuvo que dormir en una colchoneta cerca al inodoro comunitario.

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Al décimo día, José cumplió su castigo por entrar ilegalmente, lo llevarían a un refugio para migrantes en Phoenix, Arizona y luego lo dejarían ir. Le recalcaron un par de veces que no fuera a cometer ningún error y que siempre respetara las leyes, si no, podía ser reportando muy pronto. Por último, le dieron un celular para que el día 15 de cada mes, reportara su ubicación por medio de una app.

Cuando conocí esta historia, recordé a toda esa gente que se quiere ir de Colombia pensando equivocadamente que aquí vivimos en un basurero y me pregunto que tanto quisieran irse cuando conozcan testimonios como este porque se les hace muy fácil cruzar la frontera, estar dos días en la cárcel y listo, ya son ciudadanos americanos. Necesitan despertar de ese sueño.

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Quijotadas. Los aparecidos

Por Javier Correa Correa

El trueno sacudió todo el escenario. Siempre es primero la luz y después el trueno, pero aquí fue lo contrario. La luz se fue haciendo de a poco, de izquierda a derecha, para alumbrar a Julio Correal, después a Óscar Godoy Barbosa, luego a Consuelo Luzardo y, por último, a Andrea Quejuán. El sonido del agua se deslizaba por el río, igual a como se descolgaba la lluvia, de la misma forma como un cuerpo originaba estridencias y chapoteos al caer al río. La diferencia es que la última figura está escrita y las anteriores son sonidos que producen instrumentos arrancados a la madera y al cuero templado.

Todo es ficción y los 130 espectadores congregados en el Teatro Nacional del barrio La Soledad, en Bogotá, lo sabíamos. Pero nos dejamos llevar por la lectura de los tres primeros capítulos de Los aparecidos, de Óscar Godoy Barbosa, durante el lanzamiento de la novela, el pasado miércoles 12 de julio.

Y nos dejamos atrapar por las letras pronunciadas en voz alta, que hablaban de un cañón de diecisiete kilómetros “inhóspitos, sin redes eléctricas ni caminos, poblados únicamente por aves y arbustos inmunes al vértigo de los abismos, un paréntesis de rocas prehistóricas que conecta los páramos y las nieves perpetuas de la cordillera alta, donde la corriente nace a borbotones, con el valle de tierras fértiles en el que el cauce se abre para poblarse de caseríos, de puentes, de música, de conversaciones, de carcajadas, de focos de alumbrado público, de canoas y de lanchas. Allá, donde el río se amplía para merecer su nombre”.

Me atrapó Los aparecidos, de Óscar Godoy, como me atrapó su primer libro, Duelo de miradas, que iba a leer con los estudiantes de una universidad acartonadamente católica, hasta que una profesora con algún cargo de dirección de tercera categoría preguntó que si “no sería un poquito fuerte para sus estudiantes”, que se perdieron la lectura, porque más que un comentario era una indicación. Una orden.

Atrapa Los aparecidos, como el enamorado hombre cubierto de pelo y salido del río, atrapa a las doncellas, por turnos, en las que deposita su simiente antes de dejarlas libres, el tiempo no cuenta, y no se sabe si transcurren días, semanas, años, el caso es que de pronto aparecen sonrientes con un bebé en brazos. El legendario hombre espía no solo a las mujeres sino a los otros hombres como nosotros, que se burlan de las historias, esas que cuentan narradores “naturales, no hay otra explicación, un talento para combinar palabras que se da silvestre entre la gente”.

Un hombre que, cuentan quienes han visto el destello de sus ojos rojos, “Fuma chicote por las noches, en lugares solitarios a la orilla del río. Cómo mantiene secos esos cigarros es un misterio, ni tampoco se sabe dónde guarda los fósforos para encenderlos”.

Óscar aterriza a los oyentes de la puesta en escena y a los lectores del libro, con el horror de ese misterioso hombre que, una noche, es testigo de algo que le permite descubrir, “sin que la muchacha deba describírselo, el significado de la palabra masacre”.

El inspector de Policía Daniel Valencia, un muy joven abogado que se fugó de la Bogotá lejana del país, tiene el encargo de develar el misterio de Myriam, la muchacha desaparecida, a quien con tesón busca Chila, una bonita abuela que teje las historias con la misma facilidad como lo hace Óscar Godoy. El inspector debe también aclarar el remolino de violencia de la que no ha podido emerger este país. No le toca nada fácil.

Óscar describe, no sé cómo ni él supo responderme tampoco, un sitio que conocí hace un tiempo en las estribaciones del Cerro Quininí, donde los comandantes de un ejército irregular se refugiaban y daban fiestas de música y espanto. Me impactó tanto que se lo dije, pese a que el escenario de la novela Los aparecidos no está ubicado en un lugar en especial, sino, tal vez, en todo el país. Y Quininí queda a una hora y media de Bogotá, al sur, como si uno fuera para Ibagué, donde nació Óscar.

Él tomó el rumbo contrario, y hace años llegó a la capital, donde incansable trabaja con estudiantes de Creación literaria de la Universidad Central, y donde, “en la noche de la pandemia”, escribió la novela. Ese último entrecomillado no está en letra de molde, sino que aparece plasmado en la página 5 del ejemplar que me firmó dos días después del lanzamiento. Eso fue lo que tardé en leer el libro, que me desveló porque me impedía cerrar los ojos que se apoyaban en la luz amarilla del foco de mi habitación.

Título: Los aparecidos.
Autor: Óscar Godoy Barbosa.
Editorial: Alfaguara. Narrativa Hispánica.
Primera edición: 2023.
244 páginas.
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La Sala, Premios al Periodismo Universitario

La Sala, Premios al Periodismo Universitario, es un evento académico anual promovido por el programa de Comunicación Social – Periodismo de la Fundación Universitaria Los Libertadores (Bogotá), que tiene como objetivo reconocer e incentivar el periodismo con calidad, innovación y profesionalismo que se realiza desde el ámbito universitario.

Juan Sebastian Hernández Herrán

En esta tercera edición se plantea la creación de “La Sala Fest”, un festival pensado como escenario para compartir experiencias de creación periodística, discursivas y sus implicaciones para la formación de periodistas en Colombia. De igual forma, se busca reconocer el valor de las experiencias y prácticas en la creación periodística que se hace en escenarios académicos y destinados a la formación de estos profesionales, pudiendo servir de insumo para actualización de programas, metodologías de formación periodística, así como para fortalecer la producción y creación en periodismo con estándares de calidad y ética profesional.

Para este año, “La Sala” plantea una temática abierta, aun cuando se recomienda desarrollar enfoques incluyentes en las creaciones que se postulen. Se debe tener en cuenta que el ejercicio periodístico desde la academia demanda prácticas con fuerte compromiso con valores y principios, esenciales para la defensa de las ciudadanías, el derecho a información transparente y de calidad y el fortalecimiento de la libertad. Por ello, “La Sala” además de motivar en la producción de contenido, también es una iniciativa pedagógica que busca poner en práctica los conocimientos, habilidades y principios de la labor periodística por medio de la creación de contenidos para medios digitales.

La Sala
Programación de La Sala Fest

De esta manera, los Premios al Periodismo Universitario, La Sala Fest, versión 2023, serán otorgados a los mejores trabajos académicos en las siguientes categorías:

  • Entrevista periodística
  • Crónica periodística
  • Reportaje
  • Informe especial
  • Fotografía periodística
  • Caricatura periodística

Si deseas participar en “La Sala Fest“, estos son los requisitos

  • Ser estudiante activo en cualquier programa académico colombiano de Comunicación, Comunicación Social, Periodismo o carreras afines con énfasis en Periodismo.
  • Estudiantes de secundaria, es requisito ser estudiante activo de grado 10° y 11° de instituciones educativas de Bogotá.
  • Contar con producción periodística que responda a cualquiera de las categorías del premio y que sea inédita (no haber sido aún publicada ni se encuentre en proceso de publicación durante el periodo de realización de la convocatoria al presente premio).
  • El trabajo debe ser de autoría propia, original e innovador en su contenido o en su formato o en su enfoque.
  • El tema es libre, aunque se recomienda, en lo posible, desarrollar un enfoque incluyente.
  • Los trabajos deben ser originados de espacios académicos/clases, proyectos de aula, proyectos de investigación y/o semilleros o cualquier actividad derivada del ámbito académico o de investigación.
  • Todo trabajo postulado en cualquiera de las categorías debe dar cuenta de rigor investigativo, calidad académica, manejo ético de la información y del contenido, independencia informativa y de los principios deontológicos de la profesión del periodismo.
  • Los trabajos postulados pueden ser presentados bajo cualquier formato digital o multimedia.
  • Los trabajos pueden ser presentados por uno o varios autores. Los que sean realizados en equipo deben contar con la autorización de todos los autores.
  • Los trabajos deben haber sido elaborados entre febrero de 2022 y la fecha del cierre de la presente convocatoria.
  • Los trabajos postulados no deben haber sido acreedores de premiación en cualquier otro concurso académico o de índole profesional.
  • La cantidad de trabajos a postular por un autor es de máximo 2, ya sea de forma individual o colectiva.
  • Un mismo trabajo no puede ser postulado en más de 1 categoría.

La inscripción a esta convocatoria es gratuita y voluntaria; se realizará inicialmente por medio de un formulario, que debe ser diligenciado en su totalidad y de forma verídica por el o los autores del trabajo.

https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSdtICpDZeNgCeOefdQhcXVncfl7B1sui0Zcp7c2xi-X63ftlw/viewform

Información tomada de: Convocatoria y bases de los Premios 2023 de Los Libertadores