Quijotadas. Extraños a la paz

Tres sobrevivientes de la guerra que dejaron los entornos donde nacieron y crecieron para sumarse a la guerra, y quienes después renunciaron a las armas, construyen el documental Strangers to Peace, en el que se hace una apuesta por la paz en Colombia.

Por Javier Correa Correa

jcorreac@ucentral.edu.co

Una indígena de la Amazonía, un estudiante universitario y un transexual dejaron atrás sus vidas para unirse a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia –FARC–, con el romántico y político compromiso de cambiar este país excluyente.

Pero en las filas mismas de la guerrilla, Javier/Dayanna debió ocultar su tendencia sexual, pues lo más probable es que habría sido fusilado. La guerra también es machista y los movimientos revolucionarios no escapan a esa lógica ilógica. Como si la guerra, que es la historia de la humanidad, fuera lógica. Tan falta de lógica es, que en Colombia fue derrotado un plebiscito por la paz y llevamos siete años más de muertos y heridos y desaparecidos y encarcelados y desplazados y heridos y muertos. No es un error la repetición, es una reiteración.

Pero volvamos al documental Strangers to Peace: Colleen O’Brien, productora y codirectora, es una investigadora social nacida en Estados Unidos, quien desde antes del plebiscito formó parte del equipo de grabación que recorrió las selvas y las ciudades, las Zonas Veredales Transitorias de Normalización –ZVTN–, para hablar con expertos, testigos y protagonistas. Los testimonios de estos últimos “son más que las vidas de las personas de Colombia”, dijo ella en un evento de presentación pública del documental en la Universidad de los Andes.

“La historia de Colombia es la historia de los procesos de paz que fracasan”, agregó, aunque como ciudadana del mundo expresó que la paz y la reconciliación siguen siendo prioritarias.

Para el documental se trabajó de la mano de ocho excombatientes de las FARC, y luego “se impusieron los tres que aparecen en la cinta. Sus historias muestran una transformación de los lenguajes, de solidaridad y de prudencia, porque las representaciones de los medios de comunicación han sido sesgadas” y, en ese sentido, se muestran seres humanos que piensan, sienten, sufren frustraciones, sueñan, libran batallas sin más armas que la palabra y la vida misma.

El documental, al que se puede acceder vía Amazon, será también presentado en universidades y centros sociales y comunitarios, con el romántico y político compromiso de construir la paz, con la terquedad que caracteriza a quienes luchan con perspectivas pacifistas.

Equipo de grabación del documental / Imagen: Stranger to Peace

Esa condición es la misma para alguien que haya nacido en Colombia o en cualquier otro país. La única diferencia es el acento, con erres guturales, pero es no importa. Y, como explica Colleen O’Brien, “el proyecto sería distinto si fuéramos de Colombia, en las narrativas, y además muchos tal vez no habrían querido hablar con colombianos, sino con nosotros, que no tenemos una visión parcializada del conflicto”.

Esa visión es, contradictoriamente, la que les permite “establecer una relación muy estrecha con las personas”. Con los sobrevivientes de la guerra, quienes portaron armas y las dejaron en el pasado, y quienes como civiles hemos también sufrido los avatares de la guerra. Avatares: eufemismo para referirme a los horrores de la guerra.

Con nueve premios internacionales, el enlace para ver un avance del documental es: https://www.youtube.com/watch?v=sGhkXdySbeY

Para más información: https://strangerstopeace.com/

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