La asociación Google –Internet, es casi automática. Si alguna vez ha usado la web, muy probablemente sabe lo que es Google. Incluso si no es un usuario frecuente.
La compañía ha logrado asociar su marca con un criterio de utilidad en formas con las que miles de empresas apenas sueñan, lo que se ha traducido en su mayor éxito. Esta consideración está en todas partes y sin embargo, una cosa es saber para qué sirve Google y otra muy diferente, saber qué es la compañía de los lentes.
Imagine que va a ver una película con un conocido que no está familiarizado con el uso de internet y éste le pregunta lo que significa la expresión que acaban de usar en una escena: “Google it”. “Quiere decir que lo busque en internet”. Hasta ahí puede seguir disfrutando de su película sin muchos problemas. El asunto se complica si a su acompañante se le ocurre preguntar ¿Y qué es Google?
Decirle que es un buscador de internet sería suficiente para el microcosmos de la sala de cine. Sin embargo, esa pregunta es más que una inquietud menor para medios masivos, empresas tecnológicas, entes reguladores, gobiernos y usuarios; así como una piedra en el zapato para el gigante de internet.
Cuando Google entró al mercado en 1998 estableció su norte con la frase:”Queremos organizar la información del mundo”. El problema, es que la evolución de la red es jalonada por la generación de contenidos y es incalculable la proporción de esa información del mundo que tiene apenas segundos de existencia y que resulta ser, en muchas ocasiones, la respuesta a lo que alguien está buscando, que es el caballo de batalla de la compañía.
Tanto Larry Page como Vic Goundotra conocen esa realidad y es sobre esa base que se justifica la adquisición del popular Blogger en 2003 y tan solo 3 años más tarde, del aún más popular Youtube. Si se considera especialmente el segundo caso que hoy en día cuenta con funcionalidades como el Live Broadcasting que suma millones de usuarios para conciertos, lanzamiento de películas, series de tv, y videoclips de los artistas más vendedores en el mundo, y a ello se le suma el flujo de dividendos por publicidad generados, la línea entre la empresa tecnológica y la de medios se difumina aún más.
No sorprende entonces que el mismo Martin Sorrell, co fundador y CEO de WPP calificara la compañía como “Un propietario de medios enmascarado como empresa tecnológica”. Si bien la junta directiva de Google se empeña en lo contrario, asuntos como los reseñados respecto al comportamiento de Youtube y el discutido acuerdo con Heineken quien le encargó el manejo del marketing digital, dificultan controvertir a Sir Martin Sorrell.
Esta discusión resulta pertinente no solo por lo que implica en las batallas diarias que Google libra con Apple o Microsoft. Como lo señalaba Andrew Keen de TechCrunch, si la afirmación de Sir Martin es cierta, ¿Debería Google sujetarse a las mismas regulaciones de otros propietarios de medios en cuanto a la generación de dividendos por participación publicitaria y aportar algo de transparencia a la forma en que sus desarrollos tecnológicos le favorecen en esa esfera?
La mesa está abierta y lo cierto es que Google se perfila como uno de los grandes jugadores de este siglo en el mundo de las comunicaciones, marketing y publicidad; siendo líder en un medio que resulta ser el de mayor crecimiento en cuanto a acceso a información se refiere.
Movimientos como el de Heineken y la tendencia de otros gigantes empresariales a ampliar su participación en la oferta publicitaria en Internet garantizan la estabilidad financiera y la vigencia de un negocio difícil de catalogar pero sin duda, exitoso como ningún otro.
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