Quijotadas – Sin título (Turquía y Siria)



Dicen que el alumno supera al maestro. Así se trate de violar los derechos humanos. O, precisamente, si se trata de violar los derechos humanos. Si se es víctima, nadie quiere convertirse en victimario. Pero hay excepciones, y esta semana el mundo no fue testigo de eso que constituye una dolorosa verdad.

Por Javier Correa Correa

A las 4 y 17 minutos de la mañana del 6 de febrero, Siria y Turquía sufrieron un espantoso terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter, y al escribir estas líneas el número de muertos supera los 45.000, los heridos son más de 145.000, los desplazados pasan de 2 millones 400.000 y los afectados se calculan en 24 millones.

El mundo entero vio con espanto los apocalípticos videos y fotos de las casas y los edificios que se derrumbaban, en cuyas ruinas quedaban atrapadas miles de personas, algunas de las cuales perdieron sus vidas ahí mismo; otras sobrevivieron horas y hasta días, aferradas a la milagrosa idea de ser rescatadas. Fueron menos las que sí volvieron a ver la luz del día, cuando socorristas que viajaron de decenas de países las encontraban, retiraban vigas, columnas, ladrillos, y tendían las manos.

No me apena decir que al ver un video me conmoví y una lágrima se deslizó por mi cara, sin pedir permiso, cuando un hombre –grandote como él solo– sacó de entre los escombros a un niño de tres años, lo abrazó y le dio un beso en la frente. Para poder regresar en busca de más personas, le entregó el niño a otro rescatista, y el chiquitín se abrazó y le daba golpecitos tiernos en el cuello, diciendo, sin palabras, Gracias.

Recuerdo a quien lee estas líneas que hablamos de Turquía y de Siria, país este último que ha sufrido una guerra –estúpida, como todas– desde hace más de una década. La ciudad de Alepo, una de las más antiguas del mundo, ha sido víctima de bombardeos inmisericordes, como los de Guernica por parte de los nazis, los de Varsovia por parte de los nazis, los de Londres por parte de los nazis, y así… la lista aterra.

Después del terremoto, se abrió un corredor humanitario para llevar alimentos, frazadas, medicinas a los sobrevivientes.

Mientras la comunidad internacional enviaba ayuda humanitaria a Siria, lo que nadie podría imaginar es que, 13 días después del terremoto, Israel –que todavía se declara víctima de los nazis– enviaba mortíferos misiles a Damasco, la capital de Siria, según denunció el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), lo que les causó la muerte a 15 personas. «El ataque causó daños en varias residencias civiles y daño material a una serie de barrios de Damasco y sus alrededores”, indicaron fuentes oficiales.

Israel se negó a dar declaraciones a los periodistas.

Siria indicó que Israel ha hecho más de 30 ataques en lo que va corrido del año. Pero el mundo está con los ojos puestos en Ucrania, lo que es aprovechado por el gobierno de Tel Aviv.

Ah, a propósito, desde cuando fue creado por decreto en 1948, Israel tiene como capital a Tel Aviv. Y cuando esta semana busqué en internet los mapas para ver qué países habían sido afectados por el terremoto, encontré que Google Maps señala como capital a Jerusalén, que es, en verdad y según las Naciones Unidas, la capital de Palestina. Google Maps también borró del mapa –no es una figura retórica– al Estado de Palestina. Aparece dentro de la figura una tímida línea punteada que marca Cisjordania y otra que señala lo que queda de la Franja de Gaza –que también es bombardeada por Israel cuando le da la gana–, aunque eso no sea ya noticia.

Los socorristas en Turquía y en Siria seguirán buscando víctimas, ya que los miles de cadáveres en descomposición pueden generar enfermedades entre los sobrevivientes. E Israel seguirá aprovechando que la gente mira las placas tectónicas para lanzar misiles que dejarán más muertes, sin importarles que se trate de militares o civiles.

Aprendieron la lección, sí, en Guernica, en Varsovia, en Londres. Y siguen superando al maestro del horror.

Epílogo

Según un cable de la agencia AFP, del 21 de febrero: “Seis muertos y decenas de heridos en operación israelí en Cisjordania, Palestina”. Sí, siguen superando al maestro del horror.

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