En 1988, la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBO) se convirtió en uno de los principales motores de la industria editorial en Colombia. Cada edición tiene un país invitado que da a conocer sus autores, su cultura y su arte; cuenta con literatura en diferentes idiomas, literatura infantil, académica, turística, gastronómica, gráfica, poesía, cómics, entre muchos géneros literarios más.
Por: Violeta López
En este evento conmemorativo a los 40 años del programa de Comunicación Social y Periodismo, estuvo como invitada Camila Melo Parra, escritora, comunicadora social, gestora cultural, coordinadora de medios y prensa de Panamericana Editorial y cofundadora de la Revista Transeúnte; Federico Díaz Granados, poeta, ensayista, divulgador cultural bogotano y director de la tertulia literaria El Premio Nacional de Poesía Obra Inédita; y Santiago Wills, escritor, periodista, ganador del Premio Nacional Simón Bolívar dos veces e hizo parte de la selección oficial del Premio Gabo.
Conversatorio: FILBO – 35 años de revolucionar la industria editorial
“Es fascinante conocer la industria del libro, a partir de este minúsculo objeto que a veces pasa desapercibido, pero que puede llegar a impactar en muchas vidas de diferentes maneras” menciona la escritora Melo Parra.
Detrás de un libro hay una cadena de valor y un eslabón que se relaciona no solo con el escritor, sino con los ilustradores, diagramadores, correctores de estilo y demás personajes; esta industria no solo atrae a apasionados de la literatura, sino también a personas de la primera infancia y además permite conocer otras culturas e idiomas.
“Da mucha alegría ver en la Feria del Libro la gran cantidad de jóvenes y familias que recorren los pabellones y participan en los eventos” comenta el poeta bogotano, pero también afirma que “la actual juventud está cada vez más alejada de la lectura, esto a causa de este mundo veloz, vertiginoso y competitivo que les correspondió vivir”. A pesar de estas adversidades, el libro tiene un magneto muy especial que se comprobó con los 600,000 visitantes que tuvo la Feria del Libro y que dejó en relevancia las palabras de Rafael Argullol: “el libro sigue siendo un objeto hecho a la medida de la anatomía humana”.
“En la industria editorial, se vienen ampliando diferentes segmentos de público y generando más tipos de diálogos; por medio de las redes sociales, se han ido fortaleciendo los nuevos exponentes de la literatura y, a raíz de estos espacios virtuales, la Cámara Colombiana del Libro se ha alertado frente a las peticiones de la audiencia por escuchar otros nombres e, incluso, este año se establecieron varias mesas alrededor de lectores y escritores que están presentes en las plataformas digitales” comparte Camila Melo.
Lastimosamente, las editoriales no le apuestan a la poesía, sino que prefieren apostarle a los cuentos y a las novelas, ya que la producción de un libro se mide por el número de páginas; en este ámbito, Federico Díaz indica: “las editoriales son ignorantes en saber que la poesía es la mamá de los géneros literarios y que de esta nació el teatro. Es allí donde acudo a García Márquez, cuando hizo el brindis por la poesía en el banquete de recepción del Premio Nobel y dijo: lo único que yo quiero creer, porque me dieron el premio Nobel, es por un homenaje que se le rinde a la poesía. También citó a Joseph Brodsky que decía: el que es lector de poesía tiene una relación distinta con el lenguaje. La poesía no es simplemente la exaltación de las emociones humanas, sino que va más allá; por ejemplo, la poesía es el género literario más leído en las redes sociales y en los medios de comunicación, porque es una manera muy fácil de comunicar ciertas cosas”.
El periodista Santiago Wills trae a colación la relación entre escritor y lector, “esta relación es tal cual como mencionaba Nabokov: hay dos tipos de lectores, los que leen con el corazón y empatizan con los personajes, los que leen con la razón y analizan toda la historia, pero realmente el buen lector es la mezcla de ambos, lo que implica saber y entender qué es lo que transmite el escritor”.
Al abarcar el tema de cómo hoy los jóvenes eligen qué leer con base a lo que decía Estanislao Zuleta: “obligar leer es prohibir la lectura”, el escritor Wills manifiesta que “hay mucha más libertad al elegir, pero dentro de esa libertad de elección, se pierde la importancia de los escritores que no se leen y que subyacen en los nuevos autores, así que es un arma de doble filo, porque antes era una obligación, pero ahora la lectura se convirtió en un trabajo simple y rápido”. El ensayista Díaz Granado reitera que “toca volver a los clásicos, puesto que los grandes asuntos de la literatura obedecen a alguien que emprende un viaje o a un forastero que llega a un pueblo, se cree que al leer literatura sencilla y corta se logra conquistar la atención y el interés en las obras literarias más importantes, pero la realidad es que las personas se quedan en lo que conocen y no exploran más allá”.
En la industria de la literatura, han surgido distintas temáticas durante los años; al referirse a Colombia, la mayoría de veces se escribía sobre el conflicto y la violencia, pero menos mal que estos relatos ya se están dejando atrás. En la década de los 90, la tendencia era la novela urbana que fue la ruptura del Realismo Mágico, en los 2000 empezó un nuevo auge de la novela histórica y en la segunda década del siglo XXI ha marcado tendencia la novela de viajes y la auto ficción.
El periodismo, la comunicación social y la literatura, son pasiones que transforman y enriquecen vidas; para disfrutar de estas profesiones, lo ideal es escribir sobre los temas que más llamen la atención y así poder transmitir el mejor de los mensajes, hacer frente a una hoja en blanco y narrar una historia es un arte mágico e increíble que solo logran aquellos que sienten orgullo y respeto por lo que hacen, como lo mencionaba el periodista Kapuscinski.