Por: Javier Correa Correa
Transcurridas las elecciones en primera vuelta para definir quién se sentará en el solio de Bolívar a partir del 7 de agosto, quedan muchas preguntas sobre cómo será la segunda jornada electoral el próximo 19 de junio.
No me referiré aquí a uno u otro candidato, de los dos que dejaron rezagados a los restantes, sino que quiero escribir sobre el papel de los medios de comunicación en estas cortas tres semanas.
Hagamos un poquito de contexto: hace seis años se realizó en Colombia el plebiscito que pretendía avalar el proceso de paz con las FARC-EP, organización insurgente que después de más de medio siglo decidió reincorporarse a la vida política legal. Tuve la fortuna de dirigir una tesis de comunicación social y periodismo en la que un grupo de estudiantes mostró la forma como durante varias semanas se manipuló la información para que la gente saliera a votar con rabia, esto es, llevada por emociones y por fuera de la razón. Perdimos quienes creemos en la paz, así fuera por una diferencia ínfima. Pero dicen que eso es la democracia, aunque la paz haya sido hecha trizas.
Ahora, vale preguntarse entonces qué es democracia. Si se limita a depositar tarjetones en urnas cada determinado tiempo, o si es la suma de múltiples factores de participación social para buscar –y ojalá para alcanzar– la justicia y la equidad, lo cual en nuestro país está muy lejos de ser realidad.
Otro poquito más de contextualización: en 1991, cuando fue dictada la Constitución política que nos rige, se cambió en 180 grados el esquema de democracia representativa por el de democracia participativa, y se establecieron varios mecanismos, como el voto, el plebiscito, el referendo, la consulta popular, el cabildo abierto, la iniciativa legislativa, la tutela, el derecho de petición y la derogatoria del mandato.
Así que el reto de aquí al 19 de junio no es exclusivamente el de participar en las elecciones, sino el de ejercer todos los demás derechos y deberes.
También en la Constitución de 1991, en el artículo 20, se habla de la obligatoriedad de informar de manera “veraz y oportuna” y al respecto quedan muchas –demasiadas– dudas sobre cómo han divulgado tanto información como noticias falsas los medios de comunicación al servicio de intereses económicos y partidistas. En el segundo caso, en contravía de la democracia y de la Carta Magna.
Desde el mismo 29 de mayo, a las pocas horas del cierre de las urnas y cuando se supo quiénes son los dos candidatos con mayor número de votos, se produjo una avalancha de fake news –supuestas noticias que en esencia no son noticias–, que buscan manipular al electorado.
Para hacerlo utilizan no solo los medios de comunicación sino las redes sociales, que dan para todo, desde informar hasta desinformar, manipular y agredir a quienes piensan distinto.
Así que estas breves líneas, que serán leídas en especial por currinches –aprendices de periodistas– hacen un tímido llamado a favor de la verdad, de la ecuanimidad y la ética. Para que no solamente obtenga el mayor número de votos el candidato que la mayoría de la población colombiana considere el mejor, sino para que democráticamente gane Colombia.