ASESINOS

Por: Mariandrea Montoya Castillo 

Colombia es un país en el cual todas las personas corremos el peligro de ser asesinadas, en cualquier parte y por cualquier persona, y por tal razón, no nos sentimos seguros en ningún lugar.

En este año 2022 ya se presentan 23 masacres con aproximadamente 61 víctimas, corte al 17 de marzo del año presente en varios departamentos de Colombia.

 

Aunque en los últimos años los asesinatos en menores de edad han disminuido, aún es algo que muchas familias deben pasar y superar.

Estos crímenes según estudios, se evidencian más los fines de semana, viernes 19,8%, sábados 12,7% y los domingos 23,8%, de igual manera es algo que se puede presentar en cualquier día. 

 

Nunca sabemos cuándo podría pasar y quién podría ser el asesino, cualquiera puede convertirse en uno.


Se han evidenciado casos en los que las personas pueden pasar de dormir con un revólver bajo la almohada, a convertirse en un cabecilla de un grupo., como es el caso del llamado ‘El carnicero’, quien se ganó su nombre por la forma en la que mataba a sus víctimas.

Una persona la cual realiza asesinatos masivos y aún así sale y entra de la cárcel, y aunque la gente sabe que seguirá por los mismos pasos, no lo sentencian o por la corrupción dejan que se escape de las cárceles. 

 

Ese es un tipo de asesinato, pero no es el único, algunos de los tipos son: simples, culposos, agravado, masivo, feminicidio, magnicidios, y masacre; Cada uno es importante y se debe tener en cuenta.

 

Y ahora en esta sociedad, se debe tener cuidado en cada momento, porque el asesino puede estar a tu lado.

En el video que se encuentra a continuación, podemos ver lo que han sufrido algunas familias en el país.  

Duvan Ernesto, podía ser cualquiera

Duvan Ernesto voluntariamente quiso compartir su historia conmigo: “Estaba decepcionado de mi institución y cansado de la corrupción”.  

Entrega

Duvan Ernesto Barato Pachón podía ser cualquiera, quizás si algún día me lo encontraba en la calle podría seguir derecho sin notarlo. Detrás de él hay una gran historia, una llena de humanidad, no solo esa que relacionamos con bondad sino también con la que solemos dar pasos que no tienen vuelta atrás

Era el año 1998, los escándalos de corrupción y narcotráfico invadían cada rincón del país gracias al famoso escándalo del proceso 8.000, la Policía Nacional no podía quedarse atrás. 

Era justo por la época en la que Ernesto estaba muy orgullo de ofrecer sus servicios a la patria defendiendo desde la fuerza pública todo aquello que amaba.

La violencia de esos años hacía más fuertes los miedos, la incertidumbre y las dudas. “Nos dijeron que el único problema de Colombia eran las FARC y había que acabar con ellas, todos estábamos convencidos de eso y es que para mí todo cambió el día que las FARC no llegaron”.

Cómo olvidar al entonces presidente Pastrana sentado en unas negociaciones sin contraparte. Hecho que finalmente le dio lugar al declive y posterior fracaso de los diálogos del Caguán. “La guerra cada vez se ponía peor, más compañeros secuestrados y muertos sin que pudiéramos hacer nada porque las FARC estaban más fuertes que nunca”.

En medio de ese fracaso, las noticias solo tenían titulares de los paramilitares logrando abatir guerrilleros. Dice Ernesto: “Esos titulares me quedaban ahí y luego de mucho pensarlo tomé la decisión”. Finalmente, en el año 2002, Ernesto dejaba atrás a su familia y abandonaba todo lo que conocía por una fuerte convicción de acabar, como fuera, con la guerrilla

AUC

Todas sus fuerzas y convicciones llegaron voluntariamente al grupo armado denominado “Autodefensas campesinas de Meta y Vichada” o conocido también como “Los Carranceros” porque prestaban sus servicios al famoso zar de las esmeraldas, Víctor Carranza. 

Ernesto convencido de “hacer país” se encuentra con otros  como él, ex – policías y ex – militares. Dice él, que más se demoró en entrar, que en enfrentarse a los conflictos y a sus principios. Al ver menores de edad, muchos de ellos reclutados y otros con las razones equivocadas, estaban allí de forma voluntaria.

Solo pudo pensar que el grupo armado que atacaba era igual al grupo al que pertenecía, la guerra nunca distingue de civiles o enemigos, a la hora de obtener recursos todos entraban en la misma categoría. “Me volvían las dudas, pero ya no eran solo dudas también era remordimiento y culpa porque ahora ya no podría volver atrás”.

Estando en esas filas y por sus conocimientos del municipio, Ernesto pertenecía a la guardia urbana en Puerto Carreño. Siempre quiso  sentirse útil y servir a quienes más lo necesitaban aun en los bandos equivocados. Finalmente, su vocación de servicio pudo más que la guerra y escapó luego de ver a un amigo morir fusilado por equivocarse.

Ernesto pudo vincularse a un programa de reincorporación. Aquí también libraría una batalla, aunque parece menor, puede resultar casi tan dura como la del monte. Afirma que “me desmovilice buscando una oportunidad de mejorar mi vida, pero entré a una sociedad que señala, estigmatiza, rechaza y aísla”.

 

DUVAN

Con ayuda de la ARN (Agencia para la reincorporación y la normalización) se matriculó como estudiante de psicología en la universidad Konrad Lorenz.

Le han dicho que es muchas cosas: el paraco, el carrancero, el delincuente, el reinsertado, pero él solo es Duvan Ernesto Barato Pachón, el hombre de las ideas claras y los sueños grandes. “Es bueno que ya no te tilden como el reinsertado sino como el psicólogo, se siente muy bien”.

De la tierra al cielo

Por: David Rios León

James Rodríguez en el Pony Futbol

Colombia es un país futbolero por excelencia, cuna de grandes jugadores como el ‘Pibe’ Valderrama, James Rodríguez, Falcao García, entre otros. Por esta razón, muchos jóvenes sueñan con hacerse futbolistas y debutar en un equipo profesional. 

Es el caso de Cesar Augusto Castaño Gaviria, un hombre nacido en la ciudad de Medellín, el 26 de mayo de 1983. Castaño comenzó su lucha por conseguir su sueño de ser futbolista profesional a los 11 años, luego de haber ganado una convocatoria hecha por su colegio para jugar el torneo Pony fútbol con un equipo llamado Robledo Palenque. 

 

Es importante señalar que el torneo Pony fútbol es un campeonato infantil categoría sub 12 que se juega todos los años en la ciudad de Medellín entre los meses de enero y febrero. Según datos del portal FutbolRed, son más de 50 los jugadores profesionales que han surgido de allí, muchos de los cuales son figuras en el exterior.   

 

Con Robledo Palenque, Castaño mostró sus dotes de delantero potente y habilidoso, siendo uno de los jugadores destacados del torneo Pony fútbol edición 1994. Su poder goleador y buen rendimiento futbolístico en este y en otros torneos juveniles jugados con Robledo Palenque, hizo que los ojeadores del Envigado F.C. pusieran los ojos en él .  

 

Es así como el 7 de enero del año 1998 Envigado adquiere sus derechos deportivos, de inmediato llega para reforzar el equipo sub 15, que por entonces se encontraba jugando finales. Allí también mostró todo su potencial, pero también vivió el lado oscuro del fútbol, un lado lleno de tinieblas y pocas luces.   

 

César es un hombre de 1,85 mts de estatura, 85 kilos de peso, tez blanca y voz áspera e intimidante. Frunce el ceño, con la voz medio entrecortada dice « a pesar de ser reconocido por mis compañeros, mi estilo de juego no se adaptaba a lo querían los técnicos»

 

Cuenta con tristeza que estuvo mucho tiempo alternando entre la titular y la suplencia, incluso dice que muchas veces ni siquiera era convocado para los partidos, por lo cual vivía frustrado. Al recordar esto Castaño inclina su cabeza hacia arriba y mueve las manos, como no entendiendo lo que ocurría.   

Lo peor aún estaba por llegar. 

Cesar Augusto Castaño dice que fueron muchos años de idas y vueltas, en los cuales se hizo muchas preguntas, que no pudo responder. Al recordarlo su mirada refleja inquietud, desconcierto y lanza un hondo suspiro y se queda en silencio por unos segundos.

 

Dice «el jueves 7 de marzo de 2002 en un partido de entrenamiento al saltar a disputar un balón, cai mal, al momento de caer mi tobillo se dobla, sentí mucho dolor, tuve que salir en camilla. Revisaron mi tobillo y me tomaron radiografías, por experiencias de compañeros que sufrieron la misma lesión, supe que se trataba algo grave».

 

Sus sospechas fueron confirmadas, había sufrido un esguince de tobillo grado uno y tendría que estar muchos meses por fuera de las canchas. Aunque se sobrepuso al mal momento y puso mucho empeño en su recuperación, cuando estuvo recuperado, el equipo ‘Envigadeño’ le comunicó que tendría que buscar equipo.  

 

Castaño Gaviria, creyó entonces que su sueño de ser jugador profesional había acabado. Pero un amigo, lo convenció de ir a probarse a Bello F.C, equipo de la primera B del fútbol colmbiano. Después de estar tres meses a prueba y jugar algunos partidos con el equipo alterno, le informaron que quedaría vinculado al equipo profesional. 

 

Después de sonreír por un momento Cesar dice «el profe Omar Córdoba DT del equipo profesional me convoca para un partido con Rionegro, creo que el infierno lo vivimos acá en la tierra, por eso desde el instante en que pise la cancha, sentí que pasaba de la tierra al cielo. Recuerdo con alegría ese 17 de agosto de 2003».

Cesar Augusto Castaño Gaviria, quien hoy en día está casado y tiene dos hijos, además de ser representante de una reconocida marca de ropa del país, finaliza hablando con alegría « hice mi camino solo, nunca tuve el apoyo de mis padres ni de nadie, eso me hace sentir más orgulloso de haber logrado mi sueño.» 



PÁLPITO, EL DILEMA DE LA MORAL Y LA ÉTICA

Escrito por: Alison Melisa Deluque Yanquen 

@melisa9994 

Desde el estreno de la serie, el pasado 20 de abril, la producción colombiana ha logrado mantenerse en el top 10 en Netflix a nivel mundial, siendo la producción de habla no inglesa más vista en la plataforma de Streaming con 85.260.000 horas vistas. La producción del género Thriller que juega con la moral de los personajes, por amor, Simon, Camila y Zacarías tendrán que lidiar con las mentiras y secretos que esconden para no desatar el caos en sus vidas, dejando el clímax de la historia cuándo la verdad logré salir a la luz. 

La serie fue producida por el equipo de Netflix y CMO, encargados del desarrollo del guión y la producción completa y escrita por el venezolano Leonardo Padrón, escritor de programas de televisión como: La mujer perfecta, Los imposibles, Costa Rica, entre otras.

El tráfico de órganos se hace presente en la serie como hilo conductor de la primera temporada de la serie. Pero, si nos enfocamos en la vida real, es un problema bastante delicado en países como Colombia, aunque la ley lo multa penalmente, existen vacíos legales, como las penas tan flexibles que tienen para estos casos.

Todos estos temas tratados en la serie la hacen atractiva para los usuarios de la plataforma, que día a día sigue cautivando alrededor del mundo. Pero, los críticos han tenido opiniones contrarias con los espectadores, respecto de la calidad de la serie, ya que según los críticos tiene vacíos de secuencias y exageración en las actuaciones de los actores de la aclamada serie.

La serie cautiva rápidamente con el espectador al comenzar, pero en ocasiones se torna tediosa en la historia de los capítulos, tiene varios huecos argumentativos y de secuencias, a lo largo de toda la serie, se siente plástica la actuación de algunos de los actores restando atracción. 

Por otro lado, uno de sus atractivos es la espléndida imagen que proyectan sobre Bogotá, la ciudad en dónde se rodó la serie. A partir del séptimo capítulo, es cada vez más adictiva e intrigante la trama de la serie, logrando conectar al espectador de una manera inmediata. La producción sonora es excelente cada que incorporan el Jazz para referirse al personaje Valeria.

A pálpito le doy una puntuación  8 de 10, aunque no sea perfecta es una gran serie para ver y sentir odio, amor, rencor, desespero por las situaciones y los personajes, que logran hacer una buena interpretación que merece los elogios y su posición el el top 10 en 81 países.

El Congo más grande del Carnaval

Benigno Hernández Martínez, una leyenda del carnaval de Barranquilla. Nació el 18 de Marzo de 1934 en la ciudad de Barranquilla en el barrio Montecristo, siempre le gustó la fiesta y la música, por lo que a sus 19 años decidió ser parte de la danza del Congo Grande sin imaginarse que ese sería el comienzo de una de las mejores experiencias que vivió.

En el Congo Grande, lo llamaban “El gordo” lo cúal era irónico porque como decía su hermana “Una brisa fuerte y Beni sale volando”. Benigno se convirtió en ese Congo que todas las generaciones conocían y admiraban.

 

Después de casi 30 años siendo parte del Congo grande, Benigno Hernandez no salió en un canaval y no se vistió de congo, su hija Damaris había fallecido, este fue el único año en el que no se disfrazó, el resto de los años fue constante a pesar de enfermedades o problemas. 

El “Tío Beni” como yo lo llamaba, se convirtió en el Congo más longevo del Carnaval de Barranquilla, fue conmemorado y homenajeado en varias ocasiones. Para él era un honor ser parte de esto y lo llenaba de orgullo, decía que el congo grande y el Carnaval era lo que lo mantenía con vida y luchando. 

En el 2012 el periodista Ernesto McCausland hizo una serie sobre personajes y elementos del Carnaval de Barranquilla, una de ellas habla del Congo Grande y de cómo Benigno llevaba la mayoría de sus años de vida, siendo parte de esta danza.

También, en el 2016 Benigno fue uno de los protagonistas del proyecto audiovisual de Carnaval de Barranquilla y el canal Telecaribe. Estos son algunos de los proyectos en los que el tío Beni tuvo la oportunidad de participar en el transcurso de su vida.

Lamentablemente Benigno Hernández falleció el 2 de Octubre del 2018 a sus 84 años, esto a causa de problemas respiratorios con los que estaba luchando. 

Su último adiós fue triste, pero ver a todas esas personas honrándolo fue algo hermoso. Todos los integrantes del Congo grande llegaron vestidos con su atuendo tradicional entre estos su hijo Freddy Enrique Hernández Reales de 55 años que hace parte del Congo grande desde los 10 años de edad y aún continúa con el bello legado que dejó su padre.

Tocando tambores y con versos entre llanto benigno fue despedido dignamente: 

“Como el guerrero Benigno te vamos a recordar,
co­mo el guerrero Benigno te vamos a recordar,
la danza del Congo Grande nunca a ti te va a olvidar,
la danza del Congo Grande nunca a ti te va a olvi­dar” 

“Ay que triste yo me siento, que no dejo de llorar, ay que triste yo me siento que no dejo de llorar, primero muere Ventura y hoy Benigno se nos va, primero muere Ventura y hoy Benigno se nos va”

Benigno Hernández ahora es una leyenda del Carnaval de Barranquilla, su legado continúa por generaciones y sus palabras y alegría aún se escuchan y se sienten en cada carnaval. 

¡Viva el Congo Grande, qué viva!

RELATOS DE UNA TRAGEDIA

Por: Santiago Mora.

Gustavo Corredor recuerda la noche del 13 de noviembre de 1985 cómo si hubiese pasado tan sólo unos días, con dolor y lleno de coraje narra los hechos sucedidos en esta desgarradora tragedia que conmovió al país entero y acabó con la vida de miles de habitantes de este próspero pueblo al norte del Tolima.

Este hombre llegó a  Armero junto con su esposa y sus cuatro hijas en 1982, para ser el administrador del serpentario de Armero, que estaba ubicado a 2km del municipio. Este serpentario llegó a ser el más importante en Colombia y el segundo de Latinoamérica, allí extraían el veneno de la serpiente para desarrollar la cura contra la picadura de algunas especies como la Taya y la Cascabel, especies comunes en nuestra geografía.

“Yo me encontraba en la sala de mi casa viendo la final de la copa América de ese año, eran aproximadamente las 10:40 de la noche, cuando los sonidos de los grillos son interrumpidos por un fuerte aguacero que estremeció las tejas de la casa, era un sonido muy fuerte pensé que era granizo, pero al salir me percate que era arena lo que estaba cayendo sobre los techos de la casas”, narró Gustavo.

Como pudo auxilió e informó a algunos de sus vecinos más cercanos de lo que estaba sucediendo, la noche se tornó completamente oscura y aterradora, pues se fue la energía en todo el pueblo. A gatas y casi adivinando, volvió a su casa por su familia, como pudieron salieron de entre el barro y arena, escasamente con lo que tenían puesto y sus dos perros, salieron en su carro un Dodge 1500 que curiosamente le había vendido mi padre.

Su destino era Bogotá, pero al llegar a Mariquita se encontraron con que el puente, que era la única salida, estaba colapsado por el el desbordamiento del río Lagunilla, el mismo que arrasó con el municipio, no tuvieron otra salida que retornar de nuevo al pueblo, pero allí la lluvia de barro no cesaba, su única alternativa fue pasar la noche en un cerro, uno de los puntos más altos de pueblo, allí pasó la noche junto con su famila.

La peor noche de mi vida, no pudimos dormir en todo la noche, teníamos el estómago totalmente vacío, la incertidumbre era gigante, pues no sabíamos que iba a suceder, recuerdo bien las palabras de mi padre esa noche: si nos morimos, nos morimos juntos, los gritos de personas atrapadas en el barro hicieron que la noche fuese aún más extensa y agobiante” recuerda Betty Corredor, una de las hijas mayores de don Gustavo que para esa época tenía 14 años.

Al día siguiente Gustavo bajó del cerro, para mirar en qué podía ayudar,  se encontró con un panorama desolador, el río de cadáveres era impresionante, entre el barro y los escombros se podían ver miembros mutilados, cadáveres de niños, cadáveres de animales y seres humanos agonizando, Gustavo recuerda que a lo lejos vio un cuerpo de un hombre que se se le hacía familiar, pues era robusto.

Llegó corriendo hasta donde estaba tirado el cuerpo, en el primer vistazo lo reconoció, era Don Carlos Villaquiran, el profesor de música de una de sus hijas, tenía rotas las dos piernas y una herida gigante en la cara, junto con unos rescatistas de la Defensa Civil lograron sacarlo delde el barro, pero ya era demasiado tarde, el profesor ya estaba agonizando, murió rezando mientras esperaba una ambulancia que lo trasladará a Mariquita.

Gustavo todo el día del 14 de noviembre estuvo junto con los rescatistas y otros vecinos ayudando en lo que más podían, dice que nunca olvidará esos rostros de dolor y sufrimiento, “son cosas no podré superar” dice Gustavo con los ojos llorosos y la voz entrecortada, ese pueblo era muy próspero le decían el Pueblo Blanco debido a su alta producción de algodón, “casi nadie andaba pelado” recuerda Gustavo con nostalgia.

 

 Cuenta Gustavo que no más en ese día del sepertantario sacaron 65 cadáveres muchos de conocidos y colaboradores del serpentario, la cantidad de cadáveres era irreal. Antes de que anocheciera Gustavo volvió al cerro con un poco de comida que le dieron integrantes de la Defensa Civil para saciar   el hambre de su familia, allí pasaron otra larga noche con la esperanza de que al día siguiente alguien los pudiera ayudar a salir de ese desastre natural que había acabado con la vida de más 35 mil personas. 

La mañana siguiente del 15 de noviembre, Gustavo bajó del cerro a disponerse a colaborar de nuevo, cuando se encontró a un viejo conocido, que lo reconoció al instante y le dijo:

– Don Gustavo ¿Usted qué hace por acá todavía? ¿Luego usted no tiene familia en Bogotá? 

Don Gustavo le explica que la vía está cerrada.

A lo que contesta el conocido:

-No señor, ya está abierta, yo vengo de Bogotá sin ningún problema.

 

“La demora fue que el conocido le dijera esas palabras” dice Gustavo, salió como un loco con su familia y sus dos perros en su carro, llegó a Mariquita de nuevo con una gota de gasolina, si un peso en sus bolsillos y con barro hasta en los ojos, le imploró a un funcionario de una bomba que le cambiará un poco de gasolina por su reloj de oro, a lo que se negó el trabajador   de la bomba pues no le recibió el reloj, al verlo en ese estado le regaló el galón de gasolina y le dió algo de plata para que desayunaran.

Llegaron sanos y salvos a Bogotá dónde unos familiares, pensando que su sufrimiento ya había terminado, pero ahí todavía no acababa el calvario de don Gustavo y su familia, pues al no tener una vivienda fija les tocó separarse y repartirse en casa de familiares y así estuvieron casi tres meses, hasta que el iInstituto de Nacional de Salud, dónde trabajaba Gustavo, lo volvió a trasladar a Bogotá y ya con un empleo estable pudieron recuperarse poco a poco de esta tragedia.

En el año del 2019, antes de la pandemia, Gustavo y su familia volvieron a Armero, dicen que ya no queda nada de el pueblo, tan solo algunos muros entre la maleza, pasaron por el serpentario y recordaron con gran nostalgia y profunda tristeza todos los momentos que vivieron allí y las personas que por las calle este pueblo transitaban, el pueblo blanco quedó marrón e infestado de barro, pueblo que quedó sepultado y con él, los sueños y anhelos de las personas que allí habitaban. 

 

Volver a la infografia:

Colombia: Huellas en el Territorio

Algo pasó después de la pandemia

Por: Michelle Celis Gómez

Sucedió eso que nunca me esperé, pero que para ese momento sí necesitaba: Covid-19 y cuarentena obligatoria. Digo que lo necesitaba porque me encontraba en una época álgida de mi vida, que pedía a gritos un descanso, que no soportaba más la rutina que vivía día a día.

Cuando llegó el Covid a Colombia, definido desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad causada por el coronavirus de nombre SARS-CoV-2; la preocupación en mí se desbordó y en mi contexto social, luego llegó una profunda transformación cultural, política y económica. Un hecho bastante drástico para ser sinceros.

Y ahí me encontraba yo. En medio de una crisis mundial -entendida por Economipedia, como un período en el cual una nación afronta dificultades durante un tiempo prolongado-, y, a mitad de un incesante miedo al contagio, en una cuarentena que no solo a mí, sino también a mi familia, nos daba susto.

Ustedes se preguntarán por qué susto: no sabíamos cómo sostenernos si no podíamos salir, y si todo estaba prohibido, nadie más iba a responder por nosotros. El Estado colombiano desde un principio no se responsabilizó por las medidas adoptadas; solo después de ciertos meses hubo ayudas, pero a sectores desfavorecidos.

Como resultado, nos propusimos sobrevivir y así fue, salimos adelante, como muchas familias colombianas lo hicieron con esfuerzo y a pulso. Sin embargo, detrás de lo que vivíamos, yo sentía un sinsabor y me sentía muy sola; cada acontecimiento que me pasaba fuera bueno o malo, me hacía ahogar en palabras que no tenía a quién decir.

Durante la cuarentena, me encariñé de una persona que muy a fondo no conocí. Tal vez solo me hice una idea de la que posteriormente me enamoré y me fue difícil soltar. Difícil por el trauma psicológico que es no controlar el manejo de una situación difícil, pero también por no contar con una compañía que me aconsejara y sobre todo me escuchara.

La definición de relación social se entiende por la Enciclopedia Concepto como: las interacciones existentes entre dos o más personas; esta definición fue diferente en mi caso. Lo digo porque después de que pasé por la ruptura amorosa -teniendo en cuenta el factor de pandemia-, me sentí diferente, era otra yo.

Sé que Anabel González describe que la emoción de la tristeza solo se salda desde un abrazo sincero. Pero no fue mi caso, aunque era lo debido. Y tiene respuesta en mi falta de habilidad para sostener relaciones de amistad que me den fuerza y apoyo. Aunque los consejos de ella son muy acertados, para mí fueron más complicados de lo normal.

Y recordé al gran Foucault quien decía que nos definimos como sujetos a partir de nuestra relación con otros y los matrices culturales que fijamos socialmente. Como resultado, es evidente mi desconfianza hacia las personas: no solo hay un desapego por las relaciones sociales sino, además, un malestar por el contacto físico.

No sé si es normal o no; pero si antes no era una persona de muchos amigos, ahora lo soy menos. No quiero pensar en el contagio del Covid-19 y por ser latente la necesidad de limpieza, cada vez que estoy en contacto con alguien busco protección. 

La protección que se trata de un cuidado preventivo ante un riesgo o un problema; me ha permitido sentir una advertencia ante la nueva realidad pandémica; porque este virus no dejó de existir, solo pasó a un segundo plano. Y si uno cree que el Covid se desvaneció, está muy equivocado.

No obstante, creo que en algún momento esta postura puede volverse contraproducente; pero puedo decir que hay un antes y un después muy significativo en mis experiencias como ser humano.

“De izquierdas a derechas” La nueva religión

Por Mario Jiménez

No sé si es mi impresión, pero durante los últimos años, tal vez unos cinco o seis, el tema político en Colombia se ha vuelto demasiado sensible.

 

Tal vez siempre lo ha sido, supongo, pero cuando es uno quien se ve directamente afectado, porque le duele el bolsillo al pagar caros los servicios, pagar caro el SOAT, verse afectado por medidas como el pico y placa, comprar la papa como si esta se estuviera cotizando en la bolsa, entre muchos escenarios más, entonces ya nos tomamos la política en serio.

El paso a seguir, en ese andar político que todos debemos asumir en algún momento, es encontrar afinidad con una corriente ideológica o política, que no es una tarea fácil, ya que la política, como la religión y el fútbol en este país, son cuestión de herencia, así es, así funciona.

Pero con la política pasa algo particular, si lo comparamos con la religión o el fútbol.

 

De religión y de fútbol nos hablan desde que somos niños inocentes e ingenuos, las mamás llevan los niños a la iglesia y les dan dos mil pesitos para que den en la ofrenda, los papás le compran la camiseta de su equipo predilecto (en el mejor de los casos réplica triple A) a la esponja que lo absorbe todo, o sea el niño, para inculcarle el “amor por los colores”.

 

Pero de política no nos inculcan nada, o realmente muy poco, y así está bien, por favor no lo hagan, no lo hagamos, ya sería demasiada presión, además de aprender a montar en bicicleta y las divisiones de tres cifras.

 

Es por está razón, que habitualmente las generaciones jóvenes, difieren tanto políticamente con papás, mamás, y ni se diga con los tíos, tías, y los vecinos de plata de la cuadra.

A tal punto, que se volvió demasiado incómodo hablar de política.

La pregunta más atrevida que usted puede formular por estos días es, ¿por quién va a votar? 

Absténgase de hacer ese tipo de preguntas, hable de cosas más soft, como la despenalización del aborto, la ideología de género, la pena de muerte, la inmigración, entre otras.

 

Según una reciente encuesta realizada por la firma Cifras & Conceptos S.A. y publicada por El Tiempo, el 23% de los colombianos, se identifican políticamente con la izquierda, el 17% con la derecha y el 60% con el centro.

 

Con lo cual podríamos decir que somos un país tibio, esto resulta particularmente curioso, porque los candidatos de centro no vienen obteniendo muy buenos resultados, somos de amores o de odios, somos de extremos.

 

Quizá, esa hostilidad política, es una de las causantes de la falta de determinación y participación política en nuestro país.

Históricamente en Colombia, la participación política en elecciones presidenciales, por ejemplo, escasamente ha superado el 50% de los votantes habilitados.

 

El año en que la población ha tenido más participación, fue 1974, con un 58,4%, según cifras de la Registraduría General de la Nación.

 

Para las elecciones de 2018, se alcanzó un 54% de participación; pero si tenemos en cuenta que la densidad poblacional en Colombia aumentó en un 99.97% durante los últimos 60 años, según la misma Registraduría, podemos deducir que exponencialmente la participación es cada vez menor.

 

Parece extraño, en un mundo cada vez más globalizado y con una supuesta democratización de la educación y la información, que tengamos cada vez menos participación.

 

Si va a hablar de política, sugiera a su contraparte que usted es una persona tolerante, y que van a poder hablar del tema, sin exacerbación alguna, encuentren puntos medios, no intente hacer que la otra persona piense como a usted le gustaría. Evite las agresiones y sea propositivo.

 

Mientras no podamos llevar a cabo este sencillo ejercicio, no habrá gobierno, ni santo que nos conduzca hacia un mejor vivir.

Participación en porcentajes, según potencial electoral.

Al Son de la Música Venezolana

Por: Michelle Calderón Ruiz

En las actuales tardes lluviosas de Bogotá, el Transmilenio se abarrota totalmente, más los trancones eternos crean una atmósfera de molestia o exasperación. La música es para muchos una forma de diversión, de distracción y de comodidad; hace de nuestro camino algo menos mortificante. La música folclórica no entra en la playlist de muchos, sin embargo, alguna vez hemos escuchado este género. El éxito folclórico propio de cada reunión familiar “Cómo no voy a decirlo” del artista Venezolano Luis Silva; una canción romántica que nos transporta a los llanos.

Pues uno de los repertorios de Arquímedes Batista es esta hermosa canción, de 29 años de edad y 6 años de inmigrante en Colombia, es una persona de mezclas musicales, ve en la música una forma de sacar sus emociones, de tal modo que puede escuchar desde rock pesado hasta vallenatos románticos. Cantar joropo y después una canción pop. Va de la mano con su tradicional instrumento el cuatro, acompañado de amigos o familiares. Maravilla a los bogotanos desde las calles o el transporte público con canciones folclóricas de su país natal Venezuela. No obstante, ¿Qué lo trajo aquí? ¿Por qué trabaja de esta forma? ¿Cuál es su historia?

Arquímedes viene del estado de Barinas, quienes poseen como en Colombia grandes territorios de los maravillosos llanos, en su caso occidentales. Su padre y su abuelo son músicos, así que desde pequeño tuvo una gran influencia musical, a los 4 años cantaba en cada lugar que visitaba. A los 11 años, tomó en serio la decisión de formarse como músico. En Venezuela apuestan un poco más por la música, de esta manera, tuvo la oportunidad de asistir a la Unidad Educativa Nacional Talentos Artísticos, lastimosamente ya cesaron sus actividades.

Allí tuvo profesores que lo sumergieron de lleno en sus gustos. Además él explica que en los primeros años de bachillerato (que son primero, segundo y tercero) hacen un recorrido por las diferentes habilidades culturales tales como las artes plásticas, música o teatro. De esta forma cuando llegaban a cuarto y quinto se especializan en la disciplina con la que tenían afinidad, graduándose con el título de su especialización.

Adicionalmente, en el primer año se hicieron audiciones para la Orquesta Sinfónica de Venezuela, a pesar de tocar un instrumento tradicional, Arquímedes fue seleccionado. Esto fue maravilloso para él, puesto que los que ingresaban debían ser muy talentosos, además con un instrumento como el cuatro sus posibilidades eran limitadas, sin embargo pudo adaptar la música folclórica a los temas de la sinfónica.

Estudio en el liceo de lunes a viernes, a la par que estudiaba en la sinfónica en Caracas, los fines de semana. Desde los dieciséis años hasta los veintitrés, tuvo la oportunidad de tocar con la sinfónica, asimismo recorría diferentes países de Latinoamérica como Ecuador, Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Cuba, igualmente pudo salir de América para aventurarse a España, Bulgaria y Turquía. Fue posible para él, aprender pedagogía en la sinfónica, para luego, enseñar a un gran número de niños en Alma Llanera.

No obstante, Venezuela tuvo una gran crisis económica por la baja de precios en el petróleo, por ello en 2016, Arquímedes, junto a un amigo, deciden salir de su país para estar 15 días en Colombia, mientras los colegios estaban de vacaciones. Llegan de forma legal desde Arauca a territorio colombiano, a las 8 a.m. llegan a Bogotá, se instalan en un hotel de la localidad de Venecia. Su amigo le sugiere que trabajen en Transmilenio, ya que había trabajado antes allí y en promedio podrían ganar hasta 45.000 pesos colombianos. De este modo, a las 10 de la mañana de agosto del año 2016, empieza su aventura en el transporte público de la capital.

Los primeros días fueron muy difíciles, ya que nunca imaginó hacer esto, a pesar de su soltura como músico la pena de estar allí se hizo presente. Pensando en el bienestar de su familia, al igual que en el dinero que llevaría a su hogar, se armó de valor y junto a otros amigos compartieron su talento con los pasajeros. Las personas fueron muy amables con él, además cada día tuvo buenas ganancias. Cuando estaba por terminar su estadía, recibe la llamada de su esposa dándole la sorpresa de que estaba embarazada.

Por esta razón, decide continuar su estadía por 6 meses más, ya que en su país natal a pesar de tener un trabajo junto a un dinero mensual, no había productos de primera necesidad. Con un bebe en camino, la solución viable era estar un poco más de tiempo aquí. Cuando pasaron los 6 meses, su esposa vino a Colombia, gracias a que todos sus papeles estaban en orden. Cuando llegó el momento de dar a luz, el Sisbén y su estado de inmigrante, contribuyó a que el estado pagará todos los costos de la hospitalización. Por ende, su hija nació con nacionalidad colombiana.

Pasan dos años más y su familia decide venir a Colombia. Acompañado ahora de su padre, escucha que en los restaurantes del sector de Plaza España también se consiguen buenas ganancias. El dúo se anima a trabajar en los restaurantes de corrientazos y comida gourmet, para darse la tarea de alegrar a los habitantes del sector, los fines de semana. No obstante, la vida da muchos giros, uno de ellos llega en el 2020 con la pandemia del Covid 19.

Arquímedes cumple con la cuarentena durante un mes, pero como a todos, las facturas, las deudas, el arriendo y la comida tocaron la puerta; gracias a iniciativas de organizaciones como la ONU favoreció a los inmigrantes, distribuyendo mercados a las diferentes familias. Arquímedes al recoger uno de estos mercados se da cuenta que los trabajadores de Transmilenio se habían insertado nuevamente a sus oficios, obviamente había pocas personas, aparte todos estaban asustados de ser un contagiado más.

Por casualidad, un conocido le comenta que, frente a edificios de barrios de clase media o alta, hay más posibilidad de conseguir dinero. De esta manera, junto a su padre se arriesgan a la calle, llegando al barrio de Suba por la 116. Allí cantan unas cuantas horas, pero el dinero no llega. Resulta que estaban frente a un geriátrico, sus habitantes no podían ni asomarse. De todas maneras, hubo personas que salieron y los ayudaron.

Amigos mariachis les recomiendan que vayan a la Av. Esperanza, por los edificios residenciales. Debido a la cuarentena muchas personas estaban asfixiadas en sus hogares. Al escuchar tanta variedad de música, los residentes se emocionaron, llegando al punto en el que las personas desde sus apartamentos en los pisos 15, 18, 20, etc. Lanzaban monedas o billetes atados a algún alimento, el valor podía llegar hasta los 50.000 pesos colombianos.

La pandemia no fue un factor destructor en la vida de Arquimedes, puesto que la bondad de los bogotanos lo sostuvo. Sin embargo, debido a lo provechoso que se convirtió la labor en la calle, muchos artistas llegaron a estos lugares hasta con tarimas junto a grandes bafles. Por supuesto esto incomodó a la comunidad y el show tuvo que finalizar.

En la actualidad sigue su labor en Transmilenio, pero, hace poco su familia se devolvió a Venezuela, quedando él junto a su esposa e hija. Su esposa tiene un trabajo estable, sin embargo, él se encarga en las mañanas de obtener un diario, para luego recoger a su hija en el jardín y cuidarla. También trabaja decorando velas de cumpleaños, recuerdan esas velas extrañas de emoticones o cervezas, bueno él se encarga de decorarlas.Ahora bien, como dato adicional, Arquímedes sabe tocar el cuatro, la guitarra, el ukelele y el violín.

Su propósito es que para el 2023 se pueda devolver a su país de origen, puesto que extraña su territorio. Piensa en su bienestar emocional, el cual añora con locura sus tradiciones. Nos deja como reflexión el cuidar, así como no degradar nuestros orígenes, ya que la vida da muchas vueltas, tristemente no estamos exentos de nada. Un día puedes estar en tu mejor momento, pero al siguiente debes emigrar.

La magia de la vida es disfrutar de lo que tenemos. Muchas veces despreciamos nuestros orígenes, comparándonos con otros países, sin embargo, hay muchos encantos escondidos en lugares de los que no sabemos ni el nombre, eso es lo que debemos buscar y quién sabe tal vez nos podemos enamorar. La realidad es difícil, la opción de irnos no lo niego es encantadora, pero he comprendido que no todo está perdido. Nuestro país tiene muchos baches, pero es nuestro deber encontrar la forma de asfaltar el camino. Para finalizar, les dejo su canal de YouTube para que lo sigan, al igual que escuchen su música en: ArquimedesBR.

¿Qué vida prefieres?

Por: José Manuel Ocampo

La salud y el ejercicio van de la mano, por eso, es muy importante conocer las ventajas que tiene la actividad física en nuestras vidas y que no es beneficioso hacerle el feo, el sedentarismo está siendo el cuarto factor de riesgo de mortalidad según la OMS, el ejemplo de Luis, señor de 72 años que vive plenamente y tranquilo gracias al hábito del ejercicio, y que a comparación con muchas personas de su misma edad, cuenta con un excelente estado físico y de salud. 

Así como puede ser Luis, puedes ser tú, no dejes pasar el tiempo y haz más ejercicio.