Los 486 años de La Dama de los Andes

Por Sebastián Arias Zuluaga

sariasz@ucentral.edu.co

En la mañana de hoy estaba en el SITP, y en un momento un hombre se subió al autobús para cantar, en sus palabras para hacer “un homenaje al país del sagrado del corazón”, nuestra querida Colombia, en sus versos mencionó “esto y mucho más te presento parcero, mi pueblo, mi patria, Colombia” después de recorrer varias ciudades en sus letras.

Algo interesante fue el hecho de que no hubo una mención honorífica a nuestra cumpleañera “Bogotá”, quien hoy celebra 486 años de historia; una ciudad que ha visto crecer a muchos colombianos y hoy le da a miles la oportunidad de tener un lugar del que se sienten parte.

Por ello, me tomo el atrevimiento de continuar su canción, añadiendo ese fragmento que hizo falta, la celebración a nuestra querida Bacatá, lugar donde muchos estudiamos, trabajamos, vivimos, crecimos, el lugar donde posiblemente muchos finalicen su vida y una ciudad que aunque siempre esté colapsada, muchos la llamamos hogar.

¿Cuál es su origen?

En los inicios de lo que hoy conocemos como la capital de Colombia, antes de la llegada de los españoles, en ese territorio habitaban los muiscas, una civilización indigena que estaba en ese lugar desde los años 800 a.c. y lo nombraba como Bacatá; no fue hasta el año 1583, en el que un personaje llamado Gonzalo Jiménez de Quesada, fundó la ciudad como Santa Fé de Bogotá.

Desde ese 6 de agosto, Bogotá fue dominada por el imperio español y se llegó a convertir en uno de los centros administrativos y religiosos más importantes; el control de los españoles duró hasta el año 1810, en donde Antonio Nariño lideró el hecho más significativo de la capital la “independencia”, un lejano 20 de julio.

Después de ese hito hubo varios cambios dentro de la construcción de identidad de la ciudad, uno de los más importante fue que en 1819 se cambió el nombre, dejó de ser Santa Fé de Bogotá y se convirtió solamente en Bogotá, además de transformarse en la capital de la Gran Colombia hasta 1830, que fue el año en el que se disolvieron las repúblicas.

A pesar de eso, continuó siendo la capital de Colombia y se siguió expandiendo incluyendo a los municipios de ese entonces que eran: Usme, Bosa, Fontibón, Engativá, Suba y Usaquén; por lo cual, en 1954 se denominó como Distrito Especial de Bogotá, y cuando se realizó la constitución de 1991, el nombre se definió como Bogotá Distrito Capital.

La gran Bacata

Bogotá es una ciudad inmensa llena de historias, culturas y curiosidades, para ello, Sebastián Herrán, periodista cultural de RCN, nos contó varios datos curiosos e información importante sobre nuestra querida y congestionada ciudad.

“Un dato sobre nuestra capital es que es considerada la Atenas de Latinoamérica por la estructura de sus casas, porque antes gran parte de los hogares de Bogotá, tenían un patio con jardines, además por la vestimenta de sus personas, nos denominan como la Atenas de Latinoamérica” mencionó Herrán.

Sebastián también resaltó que esta ciudad cuenta con múltiples acentos: “El bogotano gomelo, el acento cachaco, el bogotano ñero, el bogotano intelectual, o el bogotano todo casta que hablaba como en la serie Dejémonos de Vainas”, pues dentro de nuestra capital tenemos una multiculturalidad como ninguna otra.

Además, la evolución en Bogotá ha sido algo a destacar: “Unilago hoy es conocido como el centro de tecnología de Bogotá, pero hace un buen tiempo no era ni más ni menos que un lago. Usaquén en el pasado era un pueblito, pero después se terminó convirtiendo en parte de Bogotá, por eso el tren tiene una parada que se llama Usaquén, y de igual forma, pasó con la localidad conocida como Suba” concluyó Herrán.

Bogotá tiene miles de puntos de vista, y el siguiente video es un trabajo realizado con el fin de conocer, ¿Qué piensan los bogotanos de su ciudad?, este reportaje se llama Somos Bogotá.

Bogotá construye el sujeto

Más allá de ser sólamente una ciudad, este espacio se convierte en un lugar donde las personas forjan su carácter, sus gustos, sus decisiones, pensamientos, entre otros, todo ello a través de lo que llamamos en comunicación como “instituciones de poder”, que se podrían definir como entidades que influyen en nuestro sujeto, o sea, nosotros mismos.

Para comprenderlo de mejor forma este término, acudimos a Camila Álvarez. estudiante de Comunicación Social de la U. Central, quién hizo parte del semillero Pornoamores: “Las Instituciones de poder, son formas de saber, formas de percibir la realidad, e incluso las formas de relacionarse con el otro, algunos ejemplos pueden ser, la familia, la religión, la música, la universidad, el amor, etc.”

Entendiendo que nosotros como sujetos, vamos creciendo a partir de las relaciones de poder, “Las instituciones de poder influyen y se manifiestan en la vida de los sujetos por medio de la comunicación, mediando y resignificando la forma en la que, me comporto, pienso, me expreso y me hago visible ante los demás”.

Partiendo de ello, comprendemos que Bogotá y sus instituciones de poder definen en cierta parte nuestra forma de ser y actuar, además de brindarnos una identidad, representada en “la lengua, la nacionalidad, el patriotismo, rasgos biológico, así mismo ciertas ideologías, que pese a que los individuos las van cambiando a lo largo de su trayectoria, en realidad han permanecido en sí mismos”.

Entonces, cuando le digan que Bogotá sólo es la ciudad donde vive, dígales que es más que eso, que Bogotá se convierte en una constructora de nuestra identidad, puesto que no nacemos con nuestra esencia, sino que somos el resultado de las relaciones de poder que suceden y hemos vivido dentro de nuestra bella capital.

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