Hace algunos días, World Politics Review presentó un informe acerca de los hábitos de consumo en el mundo, resaltando la preocupación de la Organización Mundial de la Salud (WHO por su sigla en Inglés) respecto a la migración de tendencias a sufrir males asociados especialmente con el consumo de alimentos.

Diabetes, mal cardiaco, obesidad y algunos tipos de cáncer se encontraban en el centro del estudio que señalaba cómo, en la medida en que el ingreso per cápita aumentaba en zonas antes consideradas periféricas, aumentaba el consumo de carnes, grasas, gaseosas y comida chatarra llevando al empeoramiento de la salud de las personas como consecuencia de su mayor nivel de riqueza.

Sin embargo, como para cada acción hay una reacción opuesta, el mundo se ve hoy frente a un nuevo tipo de consumidor localizado especialmente en Estados Unidos, Europa y América Latina.

Como lo reseñaba el diario Portafolio, la era digital trae consigo un tipo de consumidor más consiente de sí mismo, que involucra más elementos de su personalidad en la decisión de compra. No solo sus gustos y aspiraciones materiales que se asocian con el “consumismo” que es una categoría proscrita, sino su conciencia y sentido de solidaridad.

Desde preferir productos elaborados con base en insumos biodegradables hasta conocer el nombre de algunos conservantes de uso común en alimentos y bebidas para revisar las etiquetas antes de aprobar/rechazar la compra, los hábitos de un consumidor con cada vez más información disponible lo convierten en un sujeto activo, reflexivo y cada vez más dispuesto a retroalimentar la información que recibe del producto que encuentra en el supermercado.

Todo esto supone un importante reto para el objetivo de comunicación de las marcas que se encuentran frente a individuos que requieren de toda esta información compleja, pero que por otro efecto también asociado con la era digital no están dispuestos a destinar mucho de su tiempo para recibirla.

Cada vez es más común encontrar una iconografía relacionada con cuerpos saludables en primer plano, sosteniendo una pieza muy pequeña que representa el producto. (La propuesta de hacer referencia al sistema digestivo sano, de un sujeto que sostiene un envase de Yogurth comparativamente muy pequeño).

En la misma nota el diario Portafolio señala que el cliente no quiere placer sino bienestar. Difiero de esa posición. En realidad, la situación es más compleja y ese es el reto de la comunicación publicitaria en este nuevo contexto: Cómo seguir entregando placer y a la vez una idea de bienestar.

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Recursos:

World Politics Review

Portafolio.co

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