Por: Santiago Mora
Tumaco, Nariño es un municipio situado a 300 km de Pasto, también conocido como la “Perla del Pacifico” por sus paisajes marítimos, su gastronomía y su cultura afro ancestral. Pero que también ha estado inmerso en diferentes problemáticas sociales por el conflicto y el narcotráfico.
Para tener un contexto y un testimonio sobre cómo es vivir en esta zona se realizó una entrevista a Jonathan Riaño, Historiador de la Universidad Nacional, oriundo de Tumaco quien también trabajó en la Comisión Nacional de la Verdad, Jonathan nos contaraá un poco sobre esta región y sus diferentes dinámicas sociales:
¿Cómo es crecer en Tumaco y cuáles son los primeros recuerdos que se le vienen a la mente?
Crecer en Tumaco es convivir con la naturaleza, el mar, la cultura afro y la zozobra del conflicto armado en el municipio. Los primeros recuerdos que se me vienen a la mente en torno a mi pueblo son la comida de mar, la playa, los juegos de niños como la lleva y el escondite.
¿Según su experiencia y conocimiento, cómo es el orden social en Tumaco?
El orden social es bastante conflictivo, debido a que es un municipio que carece de políticas públicas e inversión social por parte del Estado, esto genera múltiples problemas sociales como la pobreza, el desempleo, el narcotráfico y el reclutamiento de menores de edad por parte de grupos armados ilegales lo cual propicia un ambiente de confrontación.
¿Alguna vez tuvo que vivir o ser testigo de actos de violencia por parte de grupos armados al margen de la ley mientras vivió en Tumaco?
Sií, a mi hermano lo amenazaron en el barrio en el que vivimos, debido a esto él tuvo que desplazarse a otra ciudad. Además, una vez mire una persona asesinada en la calle.
¿Cree usted que existe un abandono por parte del Estado en esta zona?
Por supuesto, esto se refleja nada más mirando los Planes Nacionales de Desarrollo de varios gobiernos del país y se nota la ausencia de Tumaco y del litoral pacífico nariñense en estos planes. En consonancia con ello se ha infravalorado el potencial biogeográfico y cultural, debido a que puede ser uno de los puertos más importantes de Sudamérica.
¿Fue muy difícil para usted hacer la transición de vivir en Tumaco, a vivir en la ciudad?
Síi, fue muy difícil debido a que Tumaco, pese a todos sus problemas sociales, era un lugar relativamente tranquilo ya que los robos eran muy pocos y la mayoría de personas eran conocidos para mí, así que de cierto modo era un lugar “familiar” para mí. Por otra parte, la ciudad que me trasladée fue Bogotá, la cual es una ciudad bastante “agitada”.
¿Sintió alguna vez racismo por parte de algún compañero, profesor o funcionario de la universidad?
Racismo como tal no viví, pero sií regionalismo por parte de algunos compañeros de otros semestres que me infravaloraban por ser de una región menos desarrollada y también a veces se burlaban por mi acento.
¿Cuéntenos un poco de su experiencia trabajando en la Comisión de la verdad?
Fue una experiencia enriquecedora, profundicé la temática de desplazamiento forzado y despojo de tierras en Colombia, la cual es una piedra angular para comprender el conflicto armado en el país. Sin embargo, es una institución donde se trabaja con pocos recursos, debido al poco interés del actual gobierno en conocer la verdad de la violencia en Colombia.
¿Cree usted quée esta entidad del estado hace un buen papel en cuanto al tema de la reparación de víctimas?
De manera parcial, debido a que la CEV busca contrastar distintas versiones de los hechos en el conflicto armado, es decir, escuchan presuntas víctimas, victimarios y testigos, y a partir de estos testimonios otras entidades como la JEP buscan hacer justicia y reparar a los afectados.
¿Está usted de acuerdo con el acuerdo de paz implementado por el gobierno de Santos?
Por supuesto, debido a que este acuerdo de paz busca garantizar múltiples derechos que se les han negado a muchos colombianos, sobre todo a los campesinos desde hace muchos años.
¿Cómo historiador, cuáles cree usted quée son las principales causas de la violencia generada en nuestro país?
Múltiples historiadores como Orlando Fals Borda, Jaime Jaramillo, German Colmenares, Jorge Orlando Melo, etc, han tratado de responder este interrogante, así que mencionar esas causas aquí es algo inexacto, además, cabe recordar que las causas de la violencia han sido muy variables con base en la región que se analicé.
Pero a grandes rasgos me atrevo a decir que las causas son: la herencia de un sistema político colonial mal diseñado (el cual es excluyente), el abandono estatal en múltiples regiones (principalmente en las zonas rurales), el despojo y acaparamiento de tierras, y la falta de inversión social en el país.
Esta entrevista está basada en el Aanálisis “Siguiendo el conflicto-Dinámicas del conflicto armado en Tumaco y su impacto humanitario” mediante este texto se llega a la conclusión de que Tumaco es una región marcada por diferentes problemáticas sociales que a diario tienen que padecer sus habitantes.
Pero en medio de ese abandono estatal, también se encuentran casos de tumaqueños, que como Jonathan se forman profesionalmente e incentivan a los demás a conocer sus raíces para seguir con el legado de la preservación de su cultura, su paisajes marítimos, sus tradiciones ancestrales y cosmogónicas.
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Colombia: Huellas en el Territorio