Por: Carlos Andrés Oyuela Gantivcar
Conocer el Nemesio Camacho El Campín fue los primeros pasos como aficionado azul en el recinto futbolero, corear con 45.000 espectadores es un sentimiento alegre pero a su vez es cumplir una meta, un propósito y un sueño como hincha del equipo que verdaderamente amas.
Un recuerdo para la eternidad, pero nunca pensé que indicara un hecho virtuoso e intratable, me animaría más en volver a pisar El coloso de la 57. Lo más deseable es disfrutar de las deliciosas empanadas y anhelar el ambiente capitalino de miles de embajadores que cada vez que Millonarios F.C. juega como local, unen sus almas en un solo grito.
Seguir a Millos el famoso ‘Dorado 1950 a 1980’ es recordar a Ismael Soria, Alfredo Di Stefano entre otros, según mi padre: “Era una época más conservadora en términos de que en algunos complejos deportivos no era muy bien visto qué llevasen a las niñas a las gradas, ya que no sentían la misma euforia de los varones” él artífice que me impregnó esta locura.
Una fuerza negra opacó varias veces la marea azul, cuando el fútbol fue utilizado para desinformar a la sociedad colombiana, mientras se registraban atentados, masacres y desastres naturales, siendo un jubilado recordó la máxima expresión narcotraficante del fútbol profesional colombiano.
Contextualizado y enriquecido con cada una de las anécdotas, me contacté con Luis ‘Cachito’ Vélez, un historiador regionalista, me habló de lo que vive estar en las gradas de un clásico, un estallido social que provoca en ocasiones acciones dramáticas inesperadas en el fútbol cafetero, ya sea el alcance de la muerte entre un mismo país, color o ideología.
Nos tomamos un café y discutimos el valor agregado que tienen las barras bravas, noté las esculturas y me sumergí en las exquisitas obras que acompañaban la periferia del Campín. En un día soleado, detallé fantasías profundas que perciben los líderes. Hay que entender la identidad eufórica y decisiva de cómo observan el campo de juego, wow es impresionante.
Los hinchas siempre quieren ver a Millonarios en lo más alto, muchos lo comparan con los Súper Campeones, algunos referencian a David Macalister con Mark Lenders, por su potencia desbocada, Daniel Ruiz, el Oliver Atom, el niño prodigio y Álvaro Montero, la araña conocida por su adaptación al arco capitalino.
En muchas ocasiones los fanáticos dan a conocer su fidelidad de diferentes maneras, unos por amor porque siempre los han alentado desde cuna, son los que exigen y llenan de causa y razón defender el escudo, es el pilar de grandeza que toda persona natural distingue de sus equipos en cualquier cancha del mundo.
Mi padre cada vez que me acompaña al estadio, me proyecta de la manera más sincera en simbolizar a las barras bravas, no reconocerlas cómo generadores y participes de acciones violentas, sino, examinar y visibilizar sus proyectos de vivir los partidos con sentimiento de responsabilidad y entrega, lo más importante nunca perder el rumbo del juego limpio.
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