Por: Camilo Quintero Ferreira
La discapacidad múltiple es vista como una problemática de poca importancia estatal, pero la realidad es otra; en Colombia, casi 1 millón de discapacitados experimentan dificultades considerables, según una encuesta realizada por la corporación sin ánimo de lucro DiscapacidadColombia.
Actualmente, la discapacidad es un motivo de preocupación aún mayor, con el inicio de la pandemia de la covid-19, muchas familias que dependían del cuidado y acompañamiento por parte de las fundaciones, se han visto afectadas.
Este es el caso de la familia Muñoz “Mi nombre es Sandra Muñoz tengo mi hija en condición de discapacidad, ella es Valentina Rico, tiene 19 años, ella sufre una parálisis cerebral espástica y un retardo severo”.
Una parálisis cerebral espástica ocurre a medida que el bebé crece en el útero. Sin embargo, se pueden presentar en cualquier momento durante los primeros 2 años de vida, mientras el cerebro del bebé aún se está desarrollando o en el caso de Sandra, por una negligencia médica.
“En el momento del parto me demoraron mucho y pues estuvo como esa demora y en principio los médicos no se habían dado cuenta de su problema y no lo notaron y yo sufrí una tromboembolismo pulmonar que también casi no me deja contar el cuento”.
Es necesario considerar las implicaciones emocionales, afectivas y sociales que vienen ligadas a la discapacidad, ya que el acompañamiento y la implementación de ejercicios y actividades ayudan mucho a la integración y relación social.
Esto se vio frustrado considerablemente, con el inicio del aislamiento obligatorio en Colombia, en el caso de Valentina, aún más, ya que una parálisis cerebro vascular, en una situación de aislamiento, puede repercutir negativamente en el proceso de integración y relación social, generando ansiedad, impulsos agresivos y diferentes reacciones.
“Valentina no lo expresa con agresividad a otros, si no con ella misma, entonces ella se auto agrede y a ellos el dolor les causa un poco de placer y los mantiene tranquilos, pero para uno ver qué se golpee o que se muerda y se lastime es muy duro”.
En una situación de aislamiento, Sandra nos relata su experiencia, con el inicio de la pandemia.
“Con el inicio de la pandemia fue difícil, se le ha descuadrado el sueño, por más que uno pueda hacer actividades en casa no es lo mismo, se trata con ella de trabajar en casa, hacer actividades que nos dejan pero no es el mismo tiempo y la dedicación, entonces ha sido muy difícil el encierro”.
Una problemática latente en personas con discapacidad, es la longevidad, ya que las ayudas estatales son mayores para menores de edad.
Problema que viraliza en sus palabras, Henry Murillo, coordinador de la Red Santandereana de Personas con Discapacidad, “las personas con discapacidad no queremos limosna, exigimos acciones concretas del Gobierno Nacional y de la sociedad, para que tengamos acceso a espacios y bienes públicos, a educación de calidad y al transporte público”.
Valentina y la familia Muñoz, han vivido esta problemática de la edad, ya que el proceso de educación y ayuda estatal se ha visto frustrado.
Las fundaciones son primordiales en el acompañamiento y proceso en las personas con discapacidad pero podemos percibir que a pesar de no tener ningún costo para las familias que son favorecidas, es muy difícil lograr ingresar.
“Digamos, cuando ellos salen hasta los 16, 17 años, están en avanzar, cuando ellos están ahí, conseguir un cupo para mayoría de edad es muy difícil, ellos tienen que entrar a una lista de espera, entonces una persona con condición de discapacidad tiene que esperar hasta que fallezca otro, para que quede ese cupo”.
Otra problemática compleja para una persona con discapacidad es movilizarse en la ciudad, podemos ver que la ciudad no está adaptada para personas con discapacidad, sean sus vías, aceras, paraderos y el mismo transporte.
“Andar en la ciudad es muy difícil, por ejemplo para una cita médica si te ve un taxista con la silla de ruedas, entonces no cabe, no te llevan, mil condiciones, entonces no, es muy difícil, vivimos muchas cosas”.
Debido a estas complicaciones que viven día a día para movilizarse, Sandra optó por comprar un carro, pero recalca que es un beneficio que no se pueden dar todos, que así como ella hay miles de personas que tienen que vivir esta discriminación y esta problemática de movilidad y de cultura referente a la discapacidad en Colombia.