Por: Camila Andrea Salgado Prieto
La bicicleta es un medio de transporte que en los últimos años ha tenido un gran crecimiento, ha resultado ser una excelente alternativa para transportarse y más allá de eso, se ha convertido para algunos en una herramienta de trabajo e incluso en un estilo de vida.
En Bogotá se registran más de 680 mil viajes diarios, según afirma la Secretaría de Movilidad , esta cifra posiciona a la capital como líder del ciclismo urbano a nivel mundial, hecho que impacta en aspectos de movilidad y sostenibilidad, además de todos los beneficios que representa en cuestiones de salud a quiénes lo practican.
Lastimosamente el panorama no es del todo alentador, Bogotá se autoproclama la Capital Mundial de la Bici, sin embargo, son otros quiénes la definen mejor como la Capital Mortal de la bicicleta, esto gracias a la gran cantidad de hurtos que se presentan a diario, sucesos que en algunos casos terminan con heridos y víctimas fatales.
Esta problemática se ha intentado solucionar desde diferentes enfoques, se han desarrollado algunas acciones y tácticas tanto desde el Distrito, como desde lo privado.
Candados de alta seguridad, bici parqueaderos y registro de bicicletas son algunas de las alternativas que existen para intentar reducir el hurto y sus diferentes modalidades, pero lo que manifiestan algunos de los líderes de los bici-usuarios es que el problema aún no se ataca desde su raíz: El mercado ilegal.
Este resulta ser un mercado bastante rentable, son grandes las ganancias que representa este tipo de delito, que según el experto en seguridad Andrés Nieto, han nacido mafias y todo un modo de operar del crimen organizado que recibe mensualmente cerca de los 320 millones de pesos en bicicletas de gama media y alta, adicional de unos 120 millones de pesos en partes y autopartes.
Como todo mercado, este también funciona bajo el modelo de oferta y demanda, es aquí donde nace la mayor incoherencia de la problemática, los bici-usuarios dejan ver su inconformidad a la Alcaldía por la inseguridad que cada día parece crecer más y más, sin embargo, el mercado ilegal le apunta a un cliente bastante potencial: Los bici-usuarios.
Los precios bajos se han convertido en la herramienta de seducción más importante y efectiva para los delincuentes, las “gangas” son las que más llaman la atención del bici-usuario y lo ha convertido en el mejor cliente del mercado negro de bicicletas.
Ellos son los mayores afectados por la problemática, pero a la vez son quienes también contribuyen a que ésta siga en aumento.
Un ejemplo particular de esto, es el caso de Natalia Morales (Noticias Caracol, 2021) una bici-usuaria víctima de hurto que encontró su bicicleta mientras estaba siendo ofrecida en redes sociales a un menor precio, así es como las bicicletas hurtadas logran ser vendidas, donde lastimosamente quiénes las compran no hacen el mayor esfuerzo por identificar la procedencia del producto, simplemente quieren lograr quedarse con esa oferta.
Nuevas estrategias y acciones se deben implementar en la ciudad, unas enfocadas netamente en seguridad para los bici-usuarios, pero muchas de ellas también dirigidas a ellos mismos, concientizar sobre el mercado ilegal, las consecuencias y el propio daño que se están causando.