Presentado por: Brihan Angulo (@brihan_anhe) y Nataly Toloza (@natydelmarr)
Como invitado especial tenemos a Diego Lombana, ex militar del Ejército Nacional de Colombia; nos hablará un poco desde su perspectiva cómo se percibe los falsos positivos dentro como fuera de instituciones: el Ejército y la Policía Nacional de Colombia.
¿Quién es Diego Lombana?
“Diego Lombana es una persona apasionada por lo que hace, con muchas metas por alcanzar, todo lo que ha hecho, lo intenta hacer bien y le gusta ayudar a los demás, le gusta ayudar al que pueda y siempre ser una mejor persona”.
¿Por qué se retiró del ejército?
“Porque una cosa es la institución y otra cosa, las personas; hay que saber diferenciar eso, la institución tiene unos objetivos muy buenos, nobles, que enmarcan a toda la gente, a toda la población, pero, lamentablemente, los mandos dentro de la institución no tienen eso claro y buscan más beneficios personales”.
Partiendo de lo sucedido hace poco Chochó, Sucre y los 6402 civiles asesinados por parte del Ejército entre el 2002 y 2008.
¿Qué opinión tiene al respecto?
“Lamentablemente, uno juzga una institución mirando a un soldado o un policía, aquí en Bogotá, y se desconoce la labor que están haciendo, en ese mismo instante, un soldado y un policía en el Catatumbo. De todos los frentes que tiene el Estado, solamente está llegando al Ejército lo de los falsos positivos; se generó una política de seguridad democrática”.
¿Considera usted que estos tipos de comportamientos son institucionales o individuales?
“Son individuales porque hablamos de personas, no puede ser institucional, porque no lo hizo toda la institución, digamos que hoy en día, habría que ver si, cuántos militares hay procesados por falsos positivos, versus, cuántos hombres tiene la institución si pasará por ejemplo por un 60% o el 50% de lo que es la institución, podríamos decir que es algo institucional”.
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¿Qué tanto cambia la visión estando dentro como fuera de estas instituciones?
“Demasiado porque uno entra por lo general a los 17 años, sin conocer el mundo, sale uno del colegio sin saber mayor cosa y entra a una institución militar donde le empiezan a formar una estructura mental que para usted es normal, digamos, exigirle al subalterno cumplirle al superior a veces con la grosería, a veces con la altanería”.
¿Por qué considera que el coronel Núñez tuvo un comportamiento como este?
“Él tiene más de 20 años en la institución, fue una persona que se estaba graduando en el año 2000 de su institución; de su escuela de policía, pasó toda la seguridad democrática, todo el conflicto en su mente y digamos que eso es un problema, ya que dentro de su estructura mental él considera que hay un enemigo y considera que hay que derrotarlo”.
¿Qué medidas cree usted que se pueden tomar para que en el futuro no sigan sucediendo?
“Yo creo que lo primordial y es que en este gobierno no se va a medir las fuerzas militares y la policía por resultados, sino por una, llamemos, una sensación de seguridad o un nivel de seguridad que haya en los departamentos y municipios, cuando usted tiene un departamento y no pasó nada en su departamento, usted ganó cosa, que no estaba pasando antes”.
¿Qué mensaje le dejaría a los jóvenes que están interesados en entrar a la institución o que han perdido la credibilidad a la misma?
“Es una institución muy buena, es para servir, tiene estabilidad para la existencia de un Estado, es necesario que exista una institución que le genere seguridad y que cuide de la ciudadanía, y para los que no creen, a veces, a uno no le gusta todo, pero son necesarias”.
Concluyendo que usualmente se juzga a instituciones, desde el mundo de cada persona, aunque es verdad que hay unas cuantas manzanas podridas, como lo decía Diego, no se puede generalizar, ya que se tiene que evaluar estos casos con miradas no solo desde la ley, sino desde la psicología social y cultural de cómo crecen y son educadas a lo largo de la vida.
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