Quijotadas – Dolor e ira por el asesinato de colega en Palestina
Por: Javier Correa Correa
Una de las escenas más conmovedoras de la película “La lista de Schindler” es cuando el empresario alemán invita al nazi que dirige un campo de concentración a que deje de matar judíos, pues, le explica, tiene más poder quien da la vida que quien la quita.
Parece que en Israel recuerdan esa película para revictimizarse pero no para seguir el ejemplo de lo que no hay que hacer. Precisamente el pasado 10 de mayo un francotirador del ejército de ocupación mató a la periodista palestino-estadounidense Shireen Abu Akleh, cuando cubría una incursión del ejército israelí en el campo de refugiados de Jenín, en Cisjordania ocupada.
El conflicto es por la posesión del territorio todo y no por una motivación religiosa, amparados los sionistas en el supuesto derecho que les asiste de ocupar Palestina por ser, ellos, el pueblo elegido por Dios. Por Yahvé, dirían fervorosos.
La periodista, de 51 años, no era islamista, supuesto objetivo militar de Israel, sino que era cristiana y así lo evidencian los videos en los que un pastor visita a la familia antes de despedir a Shireen Abu Akleh.
En el momento del asesinato, ella portaba chaleco que la identificaba como periodista y un casco de protección, pues ser comunicadora representa un alto riesgo, como si fuera corresponsal de guerra. Pero era informadora en su propio país y eso lo sabían en Israel. El francotirador tiene muy buena puntería, porque la bala ingresó en el cuello, donde el chaleco y el casco no protegen. Luego de que ella cayera y fuera auxiliada por su colega Shatha Hanaysha, el asesino siguió disparando, –como se evidencia en las imágenes que acompañan esta nota–, y el productor del canal de televisión Al Jazeera, Ali al Samudi, fue herido en la espalda, aunque afortunadamente para él y para la humanidad se recupera en un hospital (“video asesinato periodista Palestina”).
Israel se apresuró a decir que probablemente habían sido disparos de los mismos palestinos, y a prohibir manifestaciones, canciones –así fueran religiosas– y a portar banderas palestinas en el cortejo fúnebre. De modo que destinó a decenas de soldados armados hasta los dientes para reprimir la tristeza del pueblo de Palestina que cada día ve con horror cómo le siguen robando la tierra que ocupan desde hace miles de años, por parte de Israel, que lo hace apenas hace 74 años, cuando se les permitió ocupar el geoestratégico territorio que une a África con Asia y Europa (“video de entierro de periodista Palestina”).
La Unión Europea (UE) se apresuró a condenar la muerte de Shireen Abu Akleh y Estados Unidos solicitó a las Naciones Unidas una investigación “transparente”. Por su parte, Reporteros Sin Frontera pidió una investigación independiente del caso y rechazó la posibilidad de que esta sea adelantada por Israel, que ha negado la participación de su país en el crimen.
De otro lado, el presidente legítimo de Palestina Mahmud Abás dijo que se trata de un “crimen de ejecución por parte de las fuerzas de ocupación israelíes” y que responsabiliza “plenamente al gobierno israelí por este crimen atroz, parte de una política diaria de la ocupación contra nuestro pueblo, su tierra y sus lugares sagrados”.
Invito a quienes leen estas líneas a que se tomen un tiempo corto para revisar en cualquier buscador de internet el mapa de Palestina en 1946, en 1948 y hoy en día, para comprobar cómo los sionistas siguen ejerciendo eso que conocemos como “asalto a mano armada”.
Desde la Nakba –“catástrofe” o “desastre”, ocurrida en 1948, más de cinco millones de palestinos han sido desplazados hacia el mundo entero, en especial a los países vecinos, como Jordania y Líbano, a donde han ido a buscarlos los asesinos para perpetrar masacres, como la de Sabra y Chatila (septiembre de 1982), en la que fueron asesinados miles de hombres, mujeres y niños en un campo de refugiados al oeste de Beirut.
Otra vez recordar “La lista de Schindler”, toda en blanco y negro, excepto el abrigo rojo de una niña que deambula por el campo de concentración antes de ser tirada ya convertida en cadáver sobre una pirámide amorfa, en otra conmovedora escena que en nada se diferencia de la forma como Israel persigue, expulsa, encarcela y asesina a los palestinos en Palestina.
Los NFT ¿arte digital o estafa?
POR: Juan Pablo Rincón del Valle y Andres Felipe Ibarra Fajardo
Cada vez más la tecnología se ve inmersa en la vida cotidiana, los avances tecnológicos nos han impulsado a desarrollar nuevas formas de interacción social, asimismo, a pensar en el desarrollo de nuevos sistemas económicos, a digitalizar y transformar cosas tan sencillas como el arte, ahora más que nunca las personas necesitan de la tecnología y la tecnología de las personas.
En los últimos meses, en las redes sociales se ha escuchado hablar de algo llamado NFT, cuya traducción es Token no Fungible, una acción que se presenta de manera digital y que no se puede canjear por ningún otro NFT. Esta creciente tendencia ha revolucionado el mercado del arte y ha causado gran furor entre celebridades y personas del común.
Este mercado digital en crecimiento surgió a mediados de junio del 2017, cuando dos canadienses decidieron lanzar en una plataforma de programación vectores inspirados en el movimiento Ciberpunk, dicho proyecto tuvo tanta acogida que en una semana vendieron todos los ejemplares que habían hecho.
Este mercado tuvo su auge a finales del 2020, cuando se alcanzó un récord en ventas, donde se intercambiaron millones de dólares, actualmente, el mercado de los NFT está presente en múltiples plataformas, las cuales destacan por su interfaz, además de ofrecer negociaciones directas con los artistas, lo significa para el cliente una mayor confianza en la veracidad de estos productos.
En las últimas semanas, las redes sociales han sido invadidas por múltiples opiniones, están quienes aseguran y defienden que los NFT son el futuro del arte y la economía y que representan una inversión a largo plazo, pero, por otra parte, están quienes cuestionan este creciente arte digital, ya que lo consideran una estafa, debido a que ha habido una creciente tendencia de plagio y reventa de estas obras a precios absurdos sin ser las creaciones originales del artista “OpenSea uno de los sitios más grandes de NFT reveló esta semana que el 80% de su oferta en su tienda son spam, estafas o algo similar”.
Esto nos hace cuestionar sobre qué tan seguros son los NFT, debido a que las plataformas no cuentan con un respaldo o seguridad que le den la tranquilidad al usuario de que su archivo es único y original, estos activos digitales deben regulados por una entidad especial creada por los gobiernos del mundo para así garantizar su continuidad en el mercado digital.
El futuro de los NFT aún es muy incierto, si bien se ha vuelto una creciente tendencia económica en la que desean participar todos los actores de la sociedad, su éxito a largo plazo se puede ver afectado por nuevas tendencias digitales y una caída aún mayor de la economía global.
Tú que opinas ¿estafa o arte?
El 80% de los NFT acuñados gratuitamente son falsos, plagios o «spam». (2022, 1 febrero). Business Insider España. Recuperado 16 de febrero de 2022, de https://www.businessinsider.es/80-nft-acunados-gratuitamente-son-falsos-plagios-spam-1004749












