No cobro por lo que hago. Cobro por lo que sé

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“Las personas piensan que el emprendimiento no es para ellos, no estamos enseñados a tomar riesgos ni asumir responsabilidades” Hernán Montoya profesional en Mercadeo y Publicidad.

¿A punto de graduarse y no sabe qué hacer? ¿Tiene una idea de negocio y no sabe por dónde iniciar? ¿Cansado de tener que bajar el precio de su trabajo porque no tiene experiencia?

Entonces tienes una cita este viernes 31 de marzo a las 2.00 pm en el Auditorio de la Sede Norte de la Universidad Central en el Workshop de Emprendimiento. Esta es una conferencia pensada en las necesidades de los estudiantes que desean iniciar su idea de negocio.

Por Ángela Pulido

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La conferencia estará a cargo de Carlos García, emprendedor colombiano con más de cuatro años de experiencia en el mercado de las Startups; Milton Villar, administrador público de la ESAP y Hernán Montoya, profesional en Mercadeo y Publicidad, con experiencia en gerencia de proyectos en diversos sectores económicos.

Ellos hablarán acerca de qué es el emprendimiento, cómo podemos aplicarlo a nuestra idea de negocio y qué hacer para que nuestro proyecto tenga éxito. Estas inquietudes serán resueltas por los conferencistas del taller, que explicarán cada paso para que la idea de negocio sea ejecutada y presentarán una novedosa metodología para que los estudiantes empiecen a desarrollar sus proyectos.

Asimismo, el evento contará con la participación dos speakers emprendedores, que presentarán las principales dificultades y oportunidades que han tenido para llevar a cabo sus proyectos de negocio en Colombia y los resultados que han obtenido.

En ACN entrevistamos a Hernán Montoya y compartió con nosotros su experiencia acerca de los talleres de emprendimiento. Montoya nos contó que todas las ideas deben tener un desarrollo, y este proceso se realiza con el objetivo de estudiar si la idea es viable o no y también si tienen cosas por mejorar.

La metodología Lean start up es una novedosa técnica que tiene como fin abordar el lanzamiento de negocios y consiste en el aprendizaje validado, experimentación científica e iteración en los lanzamientos del proyecto. Este modelo se realiza para acortar los ciclos de desarrollo, medir el progreso y obtener una retroalimentación de los clientes, asegura Hernán Montoya.

Agregó que esta nueva forma de negocio es novedosa en el 2017 y que varias universidades como Universidad de los Andes, La Javeriana, la están implementando en la actualidad.

El Taller de emprendimiento tiene dos objetivos: 1) explicar al público qué es el emprendimiento. Según Montoya, estamos programados para ser empleados y es necesario desligarnos de esa idea; y 2) hablar de las herramientas que hay para el modelo de generación de negocios.

Uno de los modelos que se dará a conocer en la conferencia es el modelo Canvas, un patrón de negocio que describe la lógica de cómo se lleva a cabo un proyecto.

Este prototipo es una de las herramientas más empleadas en la metodología Lean Startup y es una estructura que integra diferentes aspectos de modelos de negocio.

Este taller está abierto para todos los estudiantes que tengan inquietudes de emprendimiento y crecimiento profesional independiente, esta conferencia tendrá varias sorpresas en su desarrollo, pues los conferencistas premiarán la mejor idea de negocio con un descuento en el Diplomado en Emprendimiento Creativo.

Si usted está pensando o desea incursionar en un proyecto de negocio los invitamos para que hagan parte de esta conferencia que promete orientar a futuros empresarios a optimizar su idea de negocio y ejecutarla de una forma correcta.

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La contaminación del río Bogotá parece irreversible

Por: Laura Sabogal

La contaminación del Río Bogotá ha sido una de las mayores preocupaciones de de los capitalinos, por los daños ambientales y de salud pública que ha generado, además de la pérdida como reserva hídrica, que parece irreversible. Los factores  que desencadenan la contaminación son entre otros el cultivo de las flores, cultivos de papa que alteran los ecosistemas de páramo y bosques en el nacimiento del afluente, curtiembres de cuero, contaminación agroindustrial, la actividad minera y, los miles de residuos sólidos que depositan los habitantes cercanos a la rivera del rio.

El mayor cauce fluvial de Bogotá, nace de la región nororiental de Cundinamarca, en un sitio conocido como el Páramo de Guacheneque, en el Municipio de Villapinzón, de la cordillera Oriental de Colombia. Dicho río, era considerado años atrás como un sitio cultural, turístico y representativo de la fauna y flora con la que contaba el municipio de Cundinamarca, pero hoy en día se huele, se siente y se vive contaminación. en esta nota José Ricardo Rodríguez Díaz, asesor del Ministro de ambiente para la gerencia de la cuenca etnográfica del río Bogotá nos cuenta a donde irán a parar aquellos residuos y desechos que se encuentran en el río.

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Las posibilidades de hacer mercadeo con el reconocimiento facial

Todos alguna vez hemos estado “vitriniando”, caminamos durante horas entretenidos con la cantidad y variedad de productos que nos podemos encontrar, es innegable que más de una nos ha llamado la atención, aún sin dinero, las observamos detalladamente sobre exhibidores y maniquíes.

 

Imagen de referencia de Wired.

Y por cierto, ¿quién no se ha llegado a intimidar por un maniquí, con la impresión de que nos observan y se fijan en cada movimiento que hacemos? Parece absurdo e irreal que esto suceda, pero en la realidad  ya se está implementado. Como iniciativa de ALMAX, una empresa italiana  fabricante de maniquíes, se lanzó el nuevo modelo EYE SEE que integra una cámara interna en los ojos del maniquí, reconoce diferentes rasgos como la edad, el género y la raza de quienes se acerquen a las vitrinas donde se dispongan. Podrá ser un mecanismo  de vigilancia y así mismo obtener información valiosa para la tienda acerca de sus posibles clientes. 

Conocer a cada persona que compra  será más sencillo analizando su comportamiento en el momento que esté interesada por algo y de esta manera entender qué es lo que más le atrae, qué espacios son más visitados, a qué puntos dirige su mirada, qué la impulsó a dirigirse o alejarse de ahí, entre otros datos importantes, los cuales ayudarán a las marcas  a tomar  mejores decisiones para formar  una relación más cercana con cada uno de sus clientes, pues es esencial ese momento específico en que nos acercamos a su producto además de lo que sucede después, si se hace o no finalmente la compra y  ALMAX EYE SEE es una herramienta que será de gran ayuda en la parte estratégica llevando un camino más claro para cumplir con los objetivos de mercadeo de las empresas.

Esta propuesta nos lleva más allá, haciéndonos imaginar  que esta cámara con programas de reconocimiento facial como lo es por ejemplo  Deep Face, del que hace uso Facebook, siendo preciso en su  identificación con un 97.53% a pocas cifras de la capacidad humana,  lograría encontrar su perfil llevando a analizar quién es esa persona que alguna vez se acercó a ver determinado producto y cómo a través de redes sociales puede ser alcanzada, junto con sus amigos más cercanos. Para concluir el ALMAX EYE SEE  es una tecnología inesperada junto con muchas más tecnologías de convergencia que se han ido implementando para facilitar el acceso a la información  y sobretodo crear un mercado que no se queda atrás sino que avanza a un ritmo acelerado acoplándose a las nuevas necesidades que esta era digital trae consigo.

Webgrafía

  • ABC Tecnología. (2014), El reconocimiento facial de Facebook, tan preciso que da miedo. http://www.abc.es/tecnologia/redes/20140321/abci-facebook-reconocimiento-facial-preciso-201403211737.html
  • Conexión Central. (2013), Reconocimiento Facial y Corporal https://concentrika.ucentral.edu.co/blog/reconocimiento-facial-y-corporal/
  • Youngmarketing.co (2013), Reconocimiento Facial: un gran aliado para la publicidad http://www.youngmarketing.co/reconocimiento-facial-un-gran-aliado-para-la-publicidad/#ixzz4cekOsdkN
  • Conexión Central. (2015), Sobre las tecnologías de reconocimiento facial y corporal https://concentrika.ucentral.edu.co/blog/sobre-las-tecnologias-de-reconocimiento-facial-y-corporal/
  • Conexión Central. (2010), ¡Picasa me reconoce! https://concentrika.ucentral.edu.co/blog/%C2%A1picasa-me-reconoce/
  • Conexión Central. (2010), ¡Picasa me reconoce! https://concentrika.ucentral.edu.co/blog/%C2%A1picasa-me-reconoce/

Realizado por: Andrés Camilo Casanova Rodríguez
Ana Maria Acuña Acosta

 

La decadencia del Palacio del Colesterol

Por: Andrés Salazar y Nicolás Poveda

Para quienes asisten frecuentemente o han asistido alguna vez al estadio Nemesio Camacho el Campín, uno de los lugares que se debe visitar casi que por obligación es el Palacio del Colesterol, un punto de comidas al aire libre compuesto por varios locales en donde la gallina, la morcilla, el bofe y otros productos típicos de la gastronomía colombiana son el plato fuerte. Este sitio, ubicado a unos cuantos metros del estadio, ha sido durante casi 7 décadas el lugar preferido por muchos para almorzar antes de los partidos de fútbol. Sin embargo, en el último tiempo la concurrencia al mismo disminuyó y esa costumbre se fue perdiendo.

Atrás quedaron los tradicionales paseos de olla, los locales llenos de gente y las pacíficas discusiones futbolísticas entre hinchas de diferentes equipos, hoy en día el Palacio del Colesterol sobrevive gracias a unos pocos vendedores que han trabajado ahí por muchos años y que heredaron esta tradición de sus padres o abuelos. La violencia es uno de los factores al que la mayoría de trabajadores de este lugar atribuye la poca asistencia en los últimos años.

Para Rosalba Vargas vendedora del Palacio del Colesterol desde hace aproximadamente 50 años: “las ventas han disminuido por las barras bravas de los jóvenes, esto ha ido alejando a los adultos que solían venir con sus familias a comer cuchuco con espinazo o fritanga. Todos los locales que están desocupados es por la violencia que se ha generado en los partidos y por eso muchos vendedores decidieron marcharse”.

En el Palacio del Colesterol hay 5 locales en funcionamiento y aproximadamente 15 desocupados, llenos de grafitis que hacen alusión a los equipos capitalinos. Sin embargo algunos hinchas como Alberto Cárdenas no han perdido esta costumbre, él asiste al Palacio desde el año 1948, y opina que: “Por el problema de las barras ha disminuido el flujo de gente, el hábito se ha perdido por las bebidas embriagantes,  la gente venía a beber y sucedían problemas. Antes se podía disfrutar con los hinchas de Millonarios y Santa Fe en este lugar, ahora no.”

El Palacio en  ‘El dorado’

Durante los años 50 el fútbol colombiano vivió una de las mejores épocas de toda su historia. En ese momento llegaron al país los mejores jugadores sudamericanos debido a problemas económicos y políticos en países como Argentina y Uruguay. Adolfo Pedernera, Néstor Raúl Rossi, Alfredo Di Stéfano, entre otras estrellas llegaron para darle talento a un torneo que hasta 1948 se profesionalizó. En ese momento el Palacio del Colesterol se convirtió en el lugar de espera por excelencia antes y después de los encuentros para aquellos hinchas que disfrutaban de un fútbol exquisito y mágico por cortesía de los talentosos extranjeros.

Para Mario Rodríguez, hincha de Millonarios: “Venir al Campín era casi que un ritual, se esperaban los encuentros con ansias y se tenía que traer el mejor vestido para los partidos. Habían jugadores excelentes y era un espectáculo. Una vez me demoré cerca de 2 días haciendo fila para comprar una boleta para un partido entre Millonarios y Deportivo Cali, casi me echan del trabajo”.

Sobre el Palacio del Colesterol recuerda: “Mi esposa era la más feliz cuando veníamos al estadio porque no le tocaba cocinar. Al Palacio íbamos con ella y mis 2 hijos, pedíamos cuchuco con espinazo y después una picada con papa criolla y gallina, eran platos grandes y muy ricos. Allá me encontraba con mis compañeros del trabajo y nos tomábamos unas polas mientras los niños jugaban. Era un buen lugar porque incluso usted veía hinchas de equipos diferentes y no había tantos problemas como ahora”, cuenta Mario quien asiste al estadio desde el año 1953.

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Fenómeno de la barras bravas

Fue hacia comienzos de los años 90 que la situación cambió radicalmente para aquellos que estaban acostumbrados a almorzar antes de los partidos cerca del estadio. Con la aparición de las barras bravas en Colombia la violencia aumentó. Se denominaban de esta manera  parodiando el fenómeno de los Hooligans en Inglaterra, y posteriormente de los hinchas argentinos. Estos grupos aparecieron de la mano del narcotráfico, en un momento complicado para el país.

El fenómeno se trasladó a todos los lugares, siendo Bogotá, Cali y Medellín las ciudades donde se formaron los primeros grupos de barras, que al comienzo no superaban las 100 personas, pero con el paso de los años estas se fueron fortaleciendo y se empezaron a ubicar en las tribunas laterales de los estadios. “Saltarines” de Independiente Santa Fe y la “Barra del búfalo” fueron los dos primeras barras organizadas en Bogotá, estas dieron origen a Comandos Azules y La Guardia Albi Roja Sur unos años después.

Desde ese instante el Palacio del Colesterol perdió su habitual clientela. Varias generaciones de hinchas acostumbrados a romper la dieta los domingos para disfrutar la deliciosa gastronomía colombiana se habían ido al suelo. Luis Jiménez, un hincha del Deportes Tolima fue testigo de un hecho de violencia en este lugar: “Yo estaba comprando comida con mis abuelos. De repente vimos que alguien agredió a un hincha de nuestro equipo porque íbamos ganando y este no soportó las burlas por el resultado.

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Resistencia al olvido

Los pocos locales que todavía funcionan en el Palacio del Colesterol se resisten a cerrar porque aún existe gente que no pierde la costumbre familiar. Puestos como el de doña Rosalba Vargas y el de Carlos Julio Parra conocido en el lugar como “don Charlie” son los preferidos por los pocos asistentes a este lugar. Con mucho esfuerzo estos vendedores llegan desde temprano para atender con el mayor de los gustos a quienes se dejan seducir por el olor a aceite y carne asada. Con mucho optimismo esperan que vuelvan aquellas generaciones que por culpa de violencia se alejaron del estadio. Doña Rosalba invita a las personas a que: “Tomen la iniciativa como antes cuando se vivía el fútbol en paz y vuelvan a consumir las comidas típicas”.

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Violencia en la red

VIOLENCIA EN LA RED

Al transcurrir el tiempo las redes virtuales han transformado la manera en que las personas interactúan entre sí. Las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TICs), son espacios donde se realiza una exposición de la vida personal, que suponen nuevas formas de violencia y control sobre las mujeres y nuevas formas de relaciones afectivas y sexuales.

En muchas ocasiones estas redes sociales se prestan para llegar tanto amenazas, como a hostigar y acosar a las mujeres que usan estas tecnologías, una de las manera más evidentes y comunes es robar sus datos privados, creándoles falsas identidades, hackeando sus claves, cuentas o sitios web o cuentas, vigilando sus actividades en línea, etc. Las mujeres jóvenes son grandes partícipes de estas comunicaciones virtuales.

No es por tanto exagerado afirmar que la juventud siente, se comunica y vive sus relaciones en la red social y ello, en una etapa en la que están construyendo su identidad propia y diferenciada y en la que la construcción en la identidad de género tiene un papel fundamental.

¿Y la justicia qué? El caso de la pequeña Andrea García Buitrago

Cuatro años y cuatro meses han pasado ya desde aquel primero de octubre que oscureció la vida de la familia García Buitrago, cuatro años de impotencia e intriga por saber qué fue lo que realmente pasó, quién raptó a su hija de tan solo 12 años de edad, Andrea Marcela, y por qué lo hizo. Nadie sabe a ciencia cierta lo que sucedió, pero el sábado 6 de octubre de 2012, la pequeña apareció muerta, con rastros de violación y tortura, en la vía que de Tunja conduce a Villa de Leyva, en el cruce conocido como “La curva del muerto”.

Por Daniel Barrera Hernández

Como la mayoría de amaneceres Tunjanos, esa era una mañana fría, y lo era aún más en el barrio El Milagro, ubicado al occidente de la ciudad. Entre las montañas, sobresalen pequeñas casas, con carreteras destapadas, y lomas empinadas. Es un entorno casi rural, y es allí donde vivían Andrea y su familia.

Esa mañana María, la madre de Andrea, amaneció enferma, tanto que no pudo asistir al trabajo que desempeña como empleada en una casa de familia. Como sabía que el dolor no la dejaría asistir, a las 8 am aproximadamente, mandó a Andrea, la mayor de sus cuatro hijos a llamar a su jefe, para avisar de su ausencia. Pero jamás imaginó que ésta sería la última vez que vería a su primogénita, que escucharía su dulce voz, o que vería su silueta cruzando la puerta de la casa donde la vio crecer.  

“Andrea era una niña Alegre y muy amable, le gustaba saludar a la gente pero no era de andar con muchos amigos” recuerda María, y añade “antes de irse me dijo que volvería rápido porque quería que le diera dinero para unos Choco Crispis para comer con su hermanita.” El tiempo pasaba y la pequeña no volvía, ella supuso que luego de ir a la tienda, la niña había ido a casa de su abuela, que quedaba a escasas tres cuadras de allí. Llegaron las 11am y Andrea Marcela no regresaba.

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Cuando María salió en busca de su hija, pues ya era hora de arreglarse para ir al colegio Gonzalo Suárez Rendón, donde cursaba 5to de primaria, se dio cuenta que algo no andaba bien, pues la niña no había ido ese día a donde la abuela. Preocupada, María llama a Alberto, padre de la víctima, para avisarle de lo que estaba ocurriendo.

Desesperados iniciaron la búsqueda, recorriendo los pasos que su hija pudo haber seguido. Las horas pasaban, la angustia aumentaba y de Andrea no se sabía nada. “Todos vieron quien iba y volvía del jardín (que queda a pocos pasos de la tienda, donde Andrea realizó la llamada), sabían lo que había pasado con los demás vecinos, pero lo raro es que nadie vio a Andreita, mi hija se volvió invisible para la gente.” Afirma Alberto con la tristeza de un padre, que espera algún día conocer la verdad de lo que pasó con su hija.

“Andrea era alta para su corta edad, de piel trigueña y siempre sonriente, ese día salió con ropa de casa: una chaqueta ancha, un buzo negro, leggins y unos tenis blancos.” Recuerda María con dolor.

 

Aún casi cinco años después de lo ocurrido se siente la impotencia en sus palabras; ella, a pesar de todo es una mujer fuerte; aunque su voz se quiebra cuando relata lo sucedido, no hay lágrimas, pero el dolor se percibe en sus ojos negros, en su rostro de piel morena y con pequeñas manchas que cuentan la historia de sufrimiento en la vida, en sus pequeñas manos que aprieta fuerte al recordar a su hija.

Ansiosos por encontrar a la pequeña, Alberto y María recorrieron el barrio tienda por tienda, la buscaron en el colegio y en los barrios aledaños, nadie daba razón. Pero Andrea efectivamente había realizado la llamada que su madre le encomendó. Luego de intentar comunicarse en múltiples ocasiones con el número del cual se había realizado dicha llamada y de recibir respuestas erróneas, donde decían que ese era un “número privado” o que la tienda estaba localizada en el barrio La Fuente  (no muy cerca de donde ellos vivían.) la dueña del teléfono admitió haber visto a Andrea en el barrio El Milagro, pero afirmó que “no quería meterse en problemas”. Más adelante, la tendera aseguró que la última vez que vio a Marcela fue parada en el poste ubicado justo al frente de la tienda.

Fueron días de angustia y búsqueda intensa, donde sus familiares anduvieron por todas partes para encontrar a la pequeña, incluso en los pueblos aledaños. La ciudad se llenó de volantes, hubo marchas para exigir la liberación de Andrea, incluso los medios locales seguían la noticia. “Un día, el miércoles, estábamos en la casa con los agentes del CTI y nos llamaron a decirnos que la habían visto en Soracá, me habían prestado un carro entonces todos nos fuimos inmediatamente para allá, la buscamos hasta por debajo de las piedras y nada.” Dice Alberto.

El sábado 06 de Octubre, agotados, pero aún con esperanza, se dividieron, María se fue al terminal de Tunja a continuar con la búsqueda y Alberto, que había escuchado rumores de que habían encontrado a una niña perdida en Moniquirá, se fue con la ilusión que aquella fuera su hija, pero alrededor de las 3 de la tarde la ciudad entera, consternada, se enteraba del trágico fin de Andrea Marcela García Buitrago.

La inocente criatura de 12 años de edad, fue hallada por uno de sus tíos, en un potrero cercano a la vía que conduce de Tunja a Villa de Leyva, exactamente en el punto conocido como “La curva del muerto.” María no tardó en llegar al lugar de los hechos, “Yo perdí la conciencia, lo único que veía era que la gente corría, pero no sabía qué era lo que estaba pasando (…) cuando recobré la conciencia estaba llegando a la morgue.”  agrega María.

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Por su parte, Alberto recibió la noticia vía telefónica. La policía tardó en presentarse, tanto que casi llega primero Alberto que venía desde Moniquirá, (pueblo localizado a una hora de la ciudad de Tunja). Cuando él llegó la zona estaba acordonada, pero no lo dejaron ver el cadáver.

Los medios nacionales conocieron la noticia, y así el país supo del macabro crimen. En una entrevista realizada por la Revista Semana, a uno de los investigadores que estuvo en la zona, se conoció el estado en el cual fue encontrada Andrea.

A pesar de que se trata de investigadores endurecidos por su trabajo, se les humedecen los ojos cuando relatan cómo murió la niña: le amputaron una pierna y le quemaron gran parte de su piel, tal vez para borrar su identidad. “Solo una bestia pudo haberle hecho algo así, -dice uno de los peritos-”. Revista Semana

¿Dicen que la niña estaba quemada, ustedes la vieron en ese estado? Pregunté.

Lo triste es que a nosotros no la pudimos ver. En el levantamiento a Alberto le pegaron, él iba a entrar y no lo dejaron, como no se dejaba tener lo golpearon. Dice María

– Supuestamente no podíamos entrar porque <<entorpecíamos>> la investigación. Añade Alberto, y continúa diciendo: No pudimos verla ni en el levantamiento, ni en la morgue…La identificaron por exámenes porque nosotros no la vimos.

-En el momento de la funeraria yo tenía la esperanza de que la que estaba en ese ataúd no era mi hija porque yo no sabía si era o no, hasta cuando la ví adentro. Dice María.

¿Y cuando la vio, estaba quemada? Volví a preguntar.

-No, yo no la vi quemada, su cabello estaba intacto. Afirma María.

-Alberto añade, lo único que se notaba es que le habían tenido su boquita tapada porque se le notaban las marcas en la cara, las cintas que le habían puesto… Le levantaron su piel. Complementa María.

***

El día 24 de agosto de 2015, casi tres años después del suceso, la Fiscalía publica en su página web un comunicado de prensa donde se dan a conocer los resultados de la investigación, que se lleva a cabo en relación con el caso de Andrea Marcela. “El CTI realizó en el lugar de los hechos la inspección técnica, con recolecciones de elementos materiales probatorios y análisis de dictamen pericial de necropsia, en el que se determinó que la causa de muerte fue asfixia por estrangulación manual.” – se puede leer en uno de los ítems. Además dan a conocer los retratos hablados de los supuestos asesinos.

Alberto opina que las autoridades han sido negligentes, “Si ellos nos hubieran ayudado, tal vez hubiéramos encontrado a mi hija, magullada o maltratada, pero la hubiéramos encontrado viva.”   

Como una actividad de rutina, cada 15 días o cada mes los padres de la pequeña se acercan a la fiscalía para saber si hay nuevos datos o se conoce algún detalle que ayude a esclarecer el crimen “siempre nos dicen lo mismo, que están trabajando, que en su debido momento nos darán información; pero han pasado casi 5 años y seguimos esperando: el debido momento”.  Dice Alberto

Luego de la muerte de la menor, los políticos de turno se comprometieron con María y Alberto a que el caso no quedaría impune, que se iba a conocer la verdad y que hallarían a los culpables, además de prometerles una casa y otros tipos de ayudas, ayudas que nunca llegaron, “Esas son promesas de políticos” Afirma Alberto que fue la respuesta que recibió cuando intentó reclamar lo que se les ofreció, “Es mejor no decir nombres” Dice María cuando le preguntó quién era el político, ella no lo quiso revelar, pero fuentes cercanas afirman que fue el entonces alcalde de la ciudad de Tunja Fernando Flórez, quien se acercó a ellos para prometerles una casa en un barrio “mejor”.

Sin embargo, la familia García Buitrago, con trabajo duro y la colaboración de sus seres queridos y amigos más cercanos han logrado salir de aquel barrio donde vivían y que tan malos recuerdos les trae, para los hermanos de Andrea también ha sido muy difícil afrontar esta situación, recibieron ayuda psicológica por un tiempo, pero aún así las heridas quedan, María dice que hay que aprender a vivir con el dolor porque olvidar es imposible.

EL MERCADO DE LAS PULGAS DE SAN ALEJO

El mercado de las pulgas de San Alejo, ubicado en la Cra 7 # 24-70, es un lugar muy  colorido que preserva una variedad de objetos inimaginables, los cuales se van descubriendo a lo largo del recorrido por cada uno de sus quioscos.

Por más de 30 años este mercado ha sido un lugar de intercambio cultural, donde se pueden encontrar todo tipo de objetos: antigüedades, chécheres, zapatos, muebles, ropa, juguetes, entre otras cosas nuevas y usadas, que hacen de este lugar una experiencia única.

Este mercado abre sus puertas cada domingo y días festivos a todo tipo de público: niños, jóvenes, gente de la tercera edad y turistas, los cuales se acercan por la curiosidad que causa ver tantas antigüedades, cosas que han marcado a las personas a través de los años y que son olvidadas, pero se encuentran allí; también podemos disfrutar de los quioscos con comidas típicas que hacen de la visita a este mercado algo único en el centro de la ciudad. La música de antaño y los clásicos suenan en varias partes del lugar, si uno quiere encontrar melodías en discos o casettes, ese es el lugar perfecto para ir porque se encuentra desde un buen bolero hasta un rock and roll. Para los coleccionistas este es un  plan perfecto de domingo y no está demás pasearse un rato por el mercado de las pulgas de San Alejo, incluso con la familia, para recordar un poco de historia de la ciudad y de las pasadas generaciones.

¡Recordar es vivir! Vayan y disfruten de esta maravillosa experiencia. 

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Para los jóvenes el nuevo código de policía restringe los derechos de los ciudadanos

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El nuevo còdigo de policìa entrò en vigencia el primero de enero del 2017. En este, se instauraron màs de 200 normas y 4 tipos de multas. Si bien las autoridades han manifestado que el nuevo código busca crear conciencia  sobre la convivencia, y que es más preventivo que sancionatorio, para los jóvenes el código restringe el derecho de los ciudadanos en los espacios públicos, lo cual no soluciona el problema de la inseguridad y de comportamiento de las personas en las calles.

La labor de hacer cumplir las norma le corresponde a la policía, Sin embargo,  ésta no sanciona sino que notifica los comparendos;  existen medidas correctivas que son de competencia de los uniformados, otras de los comandantes de estación y CAI, otras de inspectores y corregidores  o autoridades especiales de la Policía y medidas que le corresponden directamente al  alcalde.

En esta nota tenemos el punto de vista de los jóvenes, así como del Coronel de Policìa Héctor Eduardo Garzón y del abogado Ricardo Cárdenas experto en derecho policivo.

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fotocodigodepolicia2Por: Laura Cortés Peña

El Bolón de Verde, corazón del jazz en Bogotá

Inicié mi camino hacia el Chorro de Quevedo en la 19 con cuarta a eso de las 8:00 PM. Con los andenes atestados de universitarios, comerciantes y ejecutivos, empecé a subir a una de las plazas más importantes de la capital.  Fue realmente grato para mí poder ver que en cada cuadra que subía, cada lugar que encontraba, tenía un aire característico. Notaba diversidad en cada uno de los sitios que iba pasando, pero lo que iba a encontrar más arriba, en el corazón del Chorro de Quevedo, justo en el famoso Callejón de las Brujas, sinceramente no lo esperaba.

Entre los grupos de gente sentados alrededor de la fuente del Chorro de Quevedo (esto debido a que el centro de la plaza está en una aparente remodelación) no noté cosa distinta a lo que acostumbro a ver cuando subo: alcohol, uno que otro cigarrillo, y una guitarra, dentro de una especie de ritual de fin de semana que no tiene otro objetivo que un par de carcajadas y en el peor de los casos la embriaguez total.

Durante aproximadamente una hora, sentado en una banca en el Callejón de las Brujas, esperé el momento justo para entrar al Bolón de Verde. En la puerta del lugar, un joven de unos 24 años encargado de informar acerca del show que se lleva a cabo y los precios del lugar; para un sitio ubicado en tan importante zona, no era mucha la seguridad ni el protocolo que se llevaba a cabo. Bastaba mirar hacia la derecha para ver el famoso bar-restaurante “Gato Negro” para encontrar el contraste tan enorme. Mientras en El Bolón había un absoluto silencio, a su lado sonaba a todo volumen música popular, y se veían las mesas llenas de gente riendo, pasando el rato con sus amigos o sus parejas.

Más o menos, a las 9:10 PM, decidí entrar a El Bolón, donde el joven de la puerta me indicó que había un cover de 14 mil pesos consumible (equivalente a 2 cervezas) y que habría una sesión de Latin Jazz a las 9:30 o 10:00 de la noche, dependiendo la llegada de los músicos y también la cantidad acostumbrada de gente que va a escuchar jazz un viernes en la noche.

Cruzando la puerta principal del sitio me encontré con una pequeña sala que conducía a la verdadera entrada del sitio. Lo primero que se puede ver al entrar al lugar fue una casa antigua; casa que no ha sido tocada hace muchos años, teniendo en cuenta la ubicación de la misma, y que el propietario no tiene intención de modificar. Caminé lentamente por el lugar y sentí un ambiente bohemio, que pensé que solo podía encontrar regresando décadas en la Bogotá antigua.

A mi izquierda se encontraba un set de batería acústica muy simple, nada ostentoso, con un cuaderno grueso encima que parecía contener partituras. También me encontré con un par de tambores color madera, un amplificador de poco alcance, y unas escaleras de madera que daban al segundo piso. Por otro lado, a mi derecha me topé con un cuadro enorme pintado, de un saxofonista de jazz; una cocina humilde con un par de ollas y sartenes que quedaban a la vista de todos los visitantes del sitio y muchas plantas que atravesaban prácticamente todo el sitio.

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En el segundo piso del lugar, encontré un sofá, un par de pinturas, y muchas plantas, que me indicaba que nunca se hace uso de esta parte del sitio. Que me sugieren que es el lugar donde el propietario pasa un par de horas de su día lejos del movimiento del centro de Bogotá y de su propio establecimiento.

Al regresar al primer piso observé que llegaron varias personas, bogotanos y extranjeros entraban y salían del lugar, unos aguardando al momento del espectáculo y otros, simplemente recorriendo un sitio que Bogotá albergó y que a pesar de las dificultades no ha caído en el total olvido.

A las 10 PM llegaron los músicos…todos con una apariencia bastante tranquila pero expectante. Cada uno se dispuso a preparar su instrumento y fue en cuestión de minutos, que sentí la armonía del músico con su mejor amigo. Talento y estilo brotaba de sus venas, improvisaciones que duraban minutos decoraban tan pequeño lugar, en tan olvidado rincón, de una ciudad que poco piensa en sus hijos pasionales. Lo que muchos no saben es que cada uno de estos personajes entrega el producto de lo que mejor sabe hacer por amor a lo que hace y por supuesto, por brindarle un momento único a los visitantes de este particular sitio.  Entre aplausos de aproximadamente unas 20 personas, cada quien se tomó su merecido descanso y volvió a su posición de hijo, de hermano, de amigo.

Conocí a Andrea Jaramillo, una mujer de 35 años que encontré en la barra del sitio y que amablemente charló conmigo; que se le notaba en su mirada que el jazz hacía parte de ella más allá del hecho de tomar una cerveza un viernes a las 11 en un bar. “El jazz inspira muchas emociones para salirse un poco de la rutina”, esta fue su respuesta al hablar acerca de su gusto por venir al Bolón. Y es que, para ella y quizá para muchos jazzistas bogotanos, El Bolón de Verde es una institución, un parte de autoridad cuando hablamos de tocar jazz en la capital. Por otro lado, es el sitio donde se reúnen como amigos desde el que viene hace 10 años al Chorro de Quevedo, como a ese sujeto aventurero que va con su instrumento a compartir la música con el otro. Para mi sorpresa, Andrea tomó su cerveza y posteriormente se dirigió a los tambores madera que vi al entrar al Bolón, para unirse a la interpretación.

Juan Camilo Anzola, también de 35 años, a quien vi lleno de sonrisas y de gestos al tocar la batería minutos antes,  lleva más de 10 años junto al jazz, y desde entonces no lo deja. Confesó que inició con el Rock, hasta que a su casa empezaron a llegar las primeras composiciones de Jazz; él afirma que las cosas son quienes nos eligen, llamando al Jazz una ‘Oración de la música’, donde la creatividad está a la orden del día. Juan Camilo agradece a El Bolón de Verde, por las contribuciones que ha tenido en su vida profesional, donde agradece a sus amigos de la infancia por las experiencias que allí ha vivido, con la música que, según él, le llena de alegría el corazón.

Mientras me llenaba de paz y de nostalgia al ver una linda interpretación de “Just Friends” de John Coltrane (pieza icónica del jazz), fije mi atención en el contrabajista, el músico que pasaba más desapercibido entre todos. Vi algo que quizá no encuentro en otro lugar, un apego y un respeto notable por su instrumento y sobre todo por este sitio tan especial. Me dirigí a él cuando logré verlo en la barra del Bolón, fuera de su personificación y de su ritual musical, y resulté hablando con el propietario del lugar donde la magia sucede. Para Manuel, El Bolón nace en 2007 por gusto propio, por vocación entre quienes decidieron levantar este lugar, y también por una necesidad económica importante. Las baldosas siguen igual, las plantas siguen creciendo, la música sigue sonando, y así lleva 10 años sin necesidad de que el jazz esté en lo más alto de la popularidad.

Manuel cree que la escena del jazz es creída como una moda pasada, pero es una moda que aún no pasa. Para él, el género es un símbolo del vintage, un símbolo de un género que vio sus años dorados hace casi cien años y que ha caminado junto a los demás géneros de la misma forma todos estos años. Cree que verdaderamente el cambio se ha dado con la llegada del internet y de diversas herramientas que han ayudado a conectar, pero que el jazz está en un estado saludable a pesar de que a nivel comercial solo diga “presente” en Jazz Al Parque.

Pasé el resto de la noche sentado en la misma butaca que cuando entré, pues en un lugar mágico como el Bolón, la comodidad está en los oídos y en la tranquilidad de pasar mi tiempo con melodías ejecutadas con todo el cariño posible. Entre saludos educados, caras amables y un panorama lejano a la realidad de la rumba y los bares en Bogotá, pude disfrutar una noche de viernes en el centro de Bogotá.

Al salir de El Bolón de Verde luego de la medianoche, me invadió la tranquilidad a pesar de tener que bajar las oscuras calles del Chorro de Quevedo. No pude evitar pensar en las palabras sensatas de Juan Carlos Castillo, un señor de 42 años que se animó a unirse con su guitarra y con quien tuve una breve charla posteriormente. “Si la escena crece o no crece…”, realmente el jazz y El Bolón de Verde no necesitan la aprobación del mercado, tampoco buscan la fama, hacen las cosas porque les gusta, la retribución seguramente ya ha llegado en otras formas o algún día llegará.

Lo que queda claro es que la música late en ese lugar, el jazz mueve cada parte de las personas que asisten a escuchar música sin importar si es improvisada. Si lo que se quiere es vivir uno de los géneros más lindos, allí está el pequeño Bolón de Verde con una butaca vacía esperando el próximo afortunado con oído y corazón abierto al jazz capitalino.

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Por: Felipe Torres Mojica y Andrés Felipe Corredor