¿Quiénes somos cuando estamos en línea?
No estamos hablando de un nombre de usuario o foto de perfil. Hablamos de ese personaje que construimos en un videojuego, ese avatar que nos representa en una app o el filtro que aplicamos para recibir una videollamada. Hoy día, en la mayoría de los espacios digitales, nos “diseñamos” a nosotros mismos y esto, aunque pueda sonar irrelevante tiene una gran importancia.
Mis pixeles… Mi experiencia… Mi “yo”
Hace un par de años los avatares no eran más que un “muñequito” básico usado en un videojuego. Pero, si nos enfocamos en el día de hoy, con los avances propios de las plataformas digitales y las posibilidades de la Inteligencia Artificial, podemos crear nuestras versiones realistas en pixeles o seres completamente imaginarios que serán nuestra imagen en la red. Cada uno está en la libertad de “rediseñarse” y crear una versión espejo o una versión “mejorada” de sí mismo, cambiando la ropa, el cuerpo o el estilo. Y en este contexto todo está bien. Porque lo interesante no es necesariamente reflejar la realidad, sino expresarse.
Crear un avatar puede ser una manera de decir: “Este soy yo”. O incluso: “esta es la forma como quiero que me vean”.
El mundo virtual está cargado de emoción real
Plataformas de interacción como VRChat, Spatial, o de juegos como Roblox y World of Warcraft, ofrecen no solo la posibilidad de crear un avatar, sino vivir experiencias completas a través de este personaje. Nuestro avatar puede interactuar con otras personas (personajes), hablando, bailando, construyendo, explorando e incluso asistiendo a eventos sincrónicos como conciertos, conferencias o clases.
Y aunque se diga que en estas experiencias “todo es digital”, las emociones que podemos llegar a sentir son reales. Sentimos un cierto grado de satisfacción al encontrarnos con amigos en un entorno virtual, podemos avergonzarnos si nuestro avatar hace algún movimiento raro, o también sentimos orgullo si nuestro avatar es lo suficientemente “estiloso”. Esto demuestra que estos entornos son espacios de socialización.

Lo importante de la personalización
Algo fundamental de todo esto, es la posibilidad de personalizar. Al momento de crear un avatar, queremos expresar algo: libertad, innovación, deseo, queremos encontrar un yo perfecto que se adapte a “mi mundo digital”. Por ello es importante que desde el diseño se piense en la diversidad: diferentes tonos de piel, tipos de cuerpo, estilos de ropa, variadas expresiones, movimientos interesantes, etc.
Una plataforma que no ofrece opciones de personalización (para la creación de avatares o personalización de la experiencia), se siente limitada, fría y lejana. En cambio, cuando hay opciones para ajustar al gusto personal, nos sentimos parte, no solo usuarios.
El estilo siempre dice algo
Es interesante ver como los avatares cambian de acuerdo con la plataforma, algunos son realistas e incluso hiper-realistas, otros más “caricaturescos”, pixelados o estéticamente “raros”. Pero independientemente de la forma en que se presente, cada elección transmite algo, en ocasiones poderío, en otras ocasiones fantasía, e incluso algunas pueden tener in estilo nostálgico o retro. Y cuando elegimos un estilo, también decimos algo sobre las emociones que nos gobiernan en cada interacción.
El Diseño de Experiencias Interactivas se encarga de pensar todo esto: ¿Cuál es el estilo más adecuado para el tipo de experiencia que estamos creando? ¿’Qué emoción esperamos despertar? ¿Cómo podemos hacer para que las personas se sientan cómodas, seguras y con libertad para expresarse?
Una zona gris
Detrás de un avatar puede haber riesgos como el anonimato, que facilita conductas inapropiadas, engaños e incluso “bulling”. También, proyectar identidades irreales puede llegar a desconectar a las personas de su realidad. Sin embargo, los avatares también pueden tener beneficios significativos especialmente en personas que enfrentan dificultados para socializar frente a frente, o que sufren discapacidades graves, ya que les permite conectarse, expresarse y participar en comunidad. Para evitar los peligros y aprovechar las potencialidades es necesario tomar las precauciones adecuadas. Porque, aunque estamos “detrás” de una pantalla, aún seguimos siendo personas.