Por Gabriela Velasco Piñeros. gvelascop@ucentral.edu.co
Muchos entramos a un teatro por primera vez gracias a una obra de Misi. Un par de navidades mis padres me llevaron a ver el, ya tradicional, espectáculo de Misi, en esa ocasión fue Son las 12 es Navidad. El teatro Colsubsidio fue el primer teatro que conocí. Desde que uno llega al lugar es una experiencia mágica, sus escaleras forradas en alfombra roja, sus detalles de dorados en las paredes y el candelabro en medio del pasillo en espiral le dan una apariencia de castillo, eso me parecía de niña. Después en el escenario, la explosión de colores, vida y sonido eran cautivadoras. Recuerdo que mi madre se emocionaba más que yo cuando podíamos ir a una obra de Navidad e incluso sospecho que solo me llevaba para disimular que ella era la que quería ir. Decía que le encantaba Misi, el niño con el piyama blanco, por su ternura. Ahora yo me vengo a enterar de que ese niño que despedía el espectáculo es un elfo y se llama Adelfo. A mi padre nunca le han gustado los musicales, pero igual nos acompañaba y salía contento por el talento que acababa de presenciar. Los niños, de la mano de María Isabel Murillo, fuimos la puerta para que muchos adultos despegaran sus ojos de las telenovelas y lograran conocer otro tipo de historias.
María Isabel Murillo, o como la conocimos muchos: Misi, es uno de los nombres más reconocidos e importantes en la escena teatral de Colombia. Las artes escénicas nunca han sido la expresión cultural favorita del colombiano promedio, el cual se siente más atraído por el cine –extranjero, obviamente– y la música, que puede ir desde los ritmos tropicales de Carlos Vives hasta la música clásica europea. Misi, enamorada desde niña de Broadway, tuvo la brillante idea de traer el formato que reunía a la actuación y a la música en un solo lugar: el teatro musical. Por supuesto que ella no se inventó esta faceta del teatro, pero logró darle su toque personal y una pizca de magia para hechizar a todo un público que veía a las artes escénicas como algo ajeno, como una entretención solo para ricos e intelectuales.

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No es ninguna sorpresa que a nuestro país lleguen las cosas tarde. Al ser un país en desarrollo, los fenómenos culturales y sociales aparecen con cierto retraso. El teatro colombiano en sí no se empezó a dar sino a finales del siglo XIX, sin importar que los primeros españoles cuatrocientos años antes habían llegado con las primeras dramaturgias bajo el brazo. Paralelamente, en Nueva York las compañías de teatro empezaron a explorar las posibilidades artísticas de la actuación más la música más la danza y así nació el género del teatro musical. Desde el inicio se pensó como una puesta en escena para un público diverso, para las masas. Su narrativa simple y dinámica es irresistible para cualquiera sin importar la edad que tenga. Eso fue lo que Misi entendió desde una temprana edad, aunque en ese entonces no lo sabía.
María Isabel creció en una casa rodeada de música y de músicos también, era sobrina nieta de Emilio Murillo, un reconocido compositor bogotano. Ya de adolescente compuso sus primeras canciones, trataban de lo de siempre: lugares comunes sobre el amor y los chicos. Los años pasaron, y después de desertar de una carrera en psicología, Misi se dejó llevar por su pasión y estudió pedagogía musical. Empezó a componer canciones para niños y formó un coro con los hijos de sus compañeros. De ahí las cosas fueron evolucionando hasta que en 1985 fundó su propia escuela de teatro musical. Desde entonces, no ha faltado una puesta en escena de alguna obra navideña, obras que también han sido embajadoras del talento colombiano en el exterior.
Nacida el 5 de febrero de 1957, María Isabel Murillo, Misi, falleció el 23 de noviembre de 2018. Durante treinta años de carrera, MISI Producciones ha producido más de 30 obras musicales, con más de un millón de espectadores en todo el mundo, desde Alemania o el Lincoln Center´s Frederick Rose Hall de Nueva York hasta el Teatro Colsubsidio Roberto Arias Peréz. Entre sus obras destacan sus creaciones originales de Navidad: Por Siempre Navidad, 30 años de Navidad, Simplemente Navidad y obras del repertorio universal, como El Mago de Oz, La Bella y la Bestia, La Novicia Rebelde, Tributo a Michael Jackson y La más grande historia jamás cantada, esta última merecedora de tres premios ACE (Asociación de Cronistas del Espectáculo de Estados Unidos). Con la fundación de la Escuela de Teatro Musical, que ofrece cursos desde vacacionales hasta un pregrado, se han formado más de 25.000 alumnos, los cuales tienen la opción de dedicar su vida a ser artistas íntegros al servicio del teatro y la comunidad en Colombia, para construir un país más diverso y cultural.

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Misi vio en sus alumnos, los niños, una puerta para la transformación artística en el país. Sus canciones infantiles se fueron convirtiendo en cuentos y estos a su vez pasaron a ser puestas escénicas donde la música y las historias se pudieran encontrar; era un formato totalmente nuevo en el país, un formato más amigable con las personas y en un país azotado por el conflicto, arte sería en lo último que pensaría el ciudadano común. Bueno, si la gente no llega al arte, el arte llegará a la gente. El teatro musical derriba esa barrera existencialista, filosófica y hasta abstracta que el arte, en este caso el teatro tradicional, puede poner a veces entre él y una persona que no tuviera la educación para comprender ciertos postulados sobre la condición humana.
Cuando un periodista de El Tiempo le preguntó a Misi por qué nunca fue madre, ella le respondió: “No fue una propuesta ni fue que no quisiera, pero comencé con este monstruo muy joven. Comprendí que mi misión era ser mamá de muchos y no de unos pocos. Si hubiera tenido hijos, este lugar no existiría”. Ese lugar al que ella se refería era a su compañía de teatro musical: MISI producciones, ¿y todos sus hijos? Los miles de niños y jóvenes que, bajo su batuta musical, trajeron horas y horas de cultura a los colombianos.
Artículo producto de ejercicios académicos. No es oficial de la Universidad y las afirmaciones u opiniones emitidas a través de ellos no representan necesariamente a la Institución.
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