Concentrika Medios

Apuntar, enfocar y disparar

Colombia es un país donde se está construyendo la memoria del conflicto armado, ya que muchos sucesos, habitantes y comunidades, han pasado al olvido por los relatos alterados/censurados que cuentan los medios tradicionales y personas, que se creen con el poder de decidir sobre la vida e historia de la gente. Sin embargo, quienes fueron callados, han empezado a ser escuchados, sus memorias han sido difundidas y plasmadas en forma de comunicados y arte, esto como acto de reparación, remembranza y esclarecimiento de la realidad que vive una nación olvidada.

La fotografía y la comunicación han sido parte clave de este ejercicio de memoria, retratar las realidades cotidianas de quienes vivieron el conflicto, nos ha ayudado a dimensionar el efecto que tuvo en las personas y el territorio, ambos sujetos de derechos. Lo que medios nos han contado, cómo lo dice la artista Patricia Ariza (2019), es una historia fragmentada y polarizada, que no reconoce los relatos de las víctimas, de los campesinos, de las madres, la forma en que se relacionaban con la tierra y la sociedad, elementos que la guerra y sus historias ignoran, ya que aquellos que la contaron están sedientos poder y dinero, dejando la vida a un lado.

Hombre repartiendo carteles en la repinta del mural “Las cuchas tienen razón” en la Calle 45. Fotografía: Lucas Lara

Organizaciones como la JEP (Jurisdicción Especial para la Paz) y la Comisión de la Verdad, se han encargado de reunir, analizar y esclarecer esas verdades ocultas, han escuchado a quienes le quitaban la voz y han sacado a la luz historias con los suficientes fragmentos para verlas casi completas. La aparición de medios alternativos y la inmediatez del internet, han permitido que esta información llegue al pueblo, haciendo ruido en las cabezas de las personas a las que solo se les transmitía silencio.

Hoy, las nuevas generaciones se han sumado para seguir construyendo esta memoria, por medio de la divulgación y la creación de diferentes disciplinas artísticas, culturales, políticas e informativas. 

Personas colaborando y repintando con rodillos el mural “Las cuchas tienen razón”. Fotografía: Lucas Lara

Referentes cómo lo es el fotorreportero Jesús Abad Colorado, quien caminó el campo y las ciudades en Colombia junto a desplazados, guerrilleros y paramilitares, dijo que, las fotografías son un testimonio para luchar contra el olvido, en una entrevista con Vorágine.  

Este comunicador social, estuvo reportando la Operación Orión, la intervención militar urbana más grande del país, ordenada por Álvaro Uribe en su primer gobierno (2002-2006), cuando más de 1500 militantes de la Fuerza Pública y el bloque paramilitar Cacique Nutibara, entraron en la Comuna 13 con la orden de sacar a quienes tenían el poder de la zona, la guerrilla de las FARC, dando cuenta de 1 muerto, 38 heridos y 8 desaparecidos de la población civil, además de 27 bajas y heridos entre guerrilleros, miembros de la Fuerza Pública y paramilitares.

Esta fotografía fue tomada por “el testigo de testigos”. Hay 1 soldado encapuchado señalando con su mano derecha a 2 dedos, un gesto que determina dónde se cometerá el siguiente acto, 5 soldados a su alrededor mirándolo en posición de recibir cualquier orden mientras los siguen un pelotón de Fuerzas Antiterroristas Urbanas. El encapuchado es Diego Murillo, alías “Don Berna” el paramilitar que comandó la operación, esta imagen comunica no solo el suceso, sino también cómo actúa el poder en este país, tapado, sin rastros, para no tomar responsabilidad, por lo menos hasta hace un tiempo. La foto está en escala de grises, pues el autor considera que “Es más respetuoso, el color agrede en situaciones de violencia. El blanco y negro le da más carácter de documento, de duelo”.

Acción militar de pelotón de soldados en la Comuna 13 (Medellín). Fotografía: Jesús Abad Colorado.

Apuntar, enfocar y disparar con la cámara, es la forma de congelar el pasado que cada segundo se va borrando. Hoy sucede todo el tiempo gracias a los celulares que cuentan con ella, apuntan y disparan, congelando la memoria, no la vida. ¿Cuántas historias no se conocerían si en el conflicto las comunidades hubieran tenido una?

Esta es la función que tenemos hoy los comunicadores sociales en el marco del aún vigente conflicto armado, conocer las diferentes verdades de sus actores, recolectar y plasmar información, crear memoria y con las fotografías que capturamos, inmortalizar los momentos para comunicarle de forma responsable al país lo que otros no quieren enseñar.

Fotografía: Universidad central

Artículo producto de ejercicios académicos. No es oficial de la Universidad y las afirmaciones u opiniones emitidas a través de ellos no representan necesariamente a la Institución.

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