¿Haz sentido esa necesidad irresistible de abrir una de esas puertas que dicen “¡No Entrar!”, “¡Solo personal autorizado!”, “¡Prohibida el paso!”? ¿O de presionar el botón de campana del ascensor, o bajar la palanca de emergencia, solo por ver qué pasa? Esa chispa que nos lleva a buscar, descubrir y aprender algo nuevo tiene un nombre: curiosidad.
En el mundo de la comunicación estratégica, entender y fomentar la curiosidad marca la diferencia entre una experiencia olvidable y una que se quede en la mente da las personas por mucho tiempo.
Es en este punto donde la gamificación se convierte en una herramienta poderosa: ahora, es muy importante entender que no se trata de hacer juegos, sino de diseñar experiencias que incentivan la exploración, el atreverse a indagar que hay más allá.
Hoy vamos a explorar como la curiosidad se convierte en motor de experiencias memorables… y cómo podemos aprovecharlo para crear experiencias interactivas.
¿Por qué la curiosidad es tan importante en el Diseño de Experiencias Interactivas?
La curiosidad es algo más que una emoción pasajera, es un motor fundamental en los procesos de aprendizaje y la exploración humana. En el momento en que sentimos curiosidad, nuestro cerebro activa sus mecanismos de recompensa similares a los que se activan con la comida o el dinero. Estudios de la Universidad de California han demostrado que la curiosidad incrementa la actividad en áreas del cerebro que se asocian con la liberación de dopamina.
La liberación de dopamina no solo nos hace sentir bien, sino que hacen que se mejore considerablemente la capacidad de aprender y retener información. Cuando sentimos curiosidad no solo recordamos la información que nos llama la atención, sino también datos que recibimos al mismo tiempo aunque no estén relacionados.
Además, la teoría del “Gap de información” (O brecha de información) plantea que la curiosidad surge cuando hay un quiebre entre lo que sabemos y lo que queremos saber, generando una sensación de incomodidad que solo se aplaca cuando obtenemos la información faltante.
Pero entonces ¿Qué tiene que ver la gamificación con la curiosidad?
Podemos definir la gamificación como el uso de elementos de los juegos -como puntos, niveles, recompensas, misione, desafías- en contextos diferentes a los juegos, buscando motivar a las personas a comportarse de determinada manera para alcanzar el aprendizaje de una manera más divertida y efectiva. No se trata de hacer de todo un juego, se trata de diseñar experiencias que motivan al usuario a explorar, descubrir y recibir recompensas por su participación.
Es por eso por lo que la curiosidad empata a la perfección con ese enfoque. Cuando una Experiencia Gamificada plantea desafíos, sorpresas o misterios, genera en el usuario esa inquietud de conocer más. Es como un reto mental en que cada espacio de interacción es una invitación a plantearnos la pregunta ¿Qué pasaría si…?
Además, en una actividad gamificada con un buen diseño, la curiosidad es el combustible que la mantiene en movimiento. En este tipo de actividades los usuarios no solo realizan acciones por tener que hacerlo, sino por la necesidad imperante de saber que pasa el otro lado.
Pensemos en la recompensa
Podemos definir la curiosidad es el motor que lleva a la gente a explorar e involucrarse, y en consecuencia podemos decir que las recompensas son el combustible que los mantiene en este camino. En la gamificación, plantear recompensas inteligentes no refiere a siempre ofrecer premios (que suele ser el camino más fácil), sino entender que hay una serie de motivaciones y reconocimientos que validan al usuario en su exploración y que refuercen el deseo de seguir explorando.
El buen diseño de experiencia soportada en curiosidad ofrece diferentes tipos de recompensas:
- Dar espacio a la sorpresa: No tenemos que anunciar todo lo que va a pasar. Sugerir caminos, plantar pistas, dejar huevos de pascua impulsa a los usuarios a seguir explorando.
- No crear al 100%, mejor crear al 105%: Una experiencia puede tener un camino lineal trazado, pero dejar la posibilidad de encontrar otras rutas, otras metas o recompensas permite su reutilización o le da un “ciclo de vida” más largo.
- Información exclusiva: Pensemos siempre en el valor agregado.
Lo más importante es que dichas recompensas deben ser justas y guardar relación con la experiencia, no deben sentirse encajadas a la fuerza. Ahora, también es importante a entender qué está bien guiar al usuario, pero también debemos darle oportunidad de encontrar el camino por sí mismo.
Aplicando la Gamificación en el Diseño Interactivo
La gamificación ha transformado la forma de abordar los procesos comunicativos: la podemos encontrar en publicidad, comunicación social y por supuesto en el Diseño de Experiencias Interactivas. Vamos a ver algunos ejemplos de como se ve esta magia en acción:
“Bufféate” de Bancolombia, es una Experiencia Interactiva de gamificación aplicada al sector financiero en Colombia. La estrategia invitó a los usuarios a “jugar” durante 15 horas en la plataforma Steam, para acceder a recompensas (Buff), las recompensas incluían diversas mejoras como mapas, ítems especiales o habilidades para los personajes. A través de esta iniciativa Bancolombia buscaba determinar el perfil de confianza crediticia de los “jugadores”, la mayoría de los cuales no contaba con experiencia crediticia alguna. Bancolombia demuestra de esta manera que la gamificación no solo incentiva la participación, sino que también es un camino para conectar emocionalmente con la audiencia y además servir como herramienta para evaluar aspectos profundos del comportamiento de los jugadores.
Otro interesante caso de la aplicación de la Gamificación es Duolingo, la popular plataforma gratuita para aprender idiomas que logró convertir el proceso de estudio en una experiencia entretenida, divertida y motivadora (a veces incluso a las malas). La plataforma lanzada en 2011, cuenta hoy día con más de 100 millones de usuarios que acceden al servicio a menos una vez al mes.