Migrar ilegalmente no es una aventura: es jugar a la ruleta rusa con tu vida. La era Trump demostró que EE.UU. no regala oportunidades —redadas, deportaciones y familias rotas fueron el pan de cada día—. Y aunque hoy el panorama parece “menos hostil”, los riesgos no han desaparecido: desde la selva del Darién (donde 1 de cada 4 migrantes sufre abusos) hasta la sombra constante de la deportación, incluso después de años trabajando.