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De la idea a la implementación, explorando el proceso de Diseño de Interactividad

Cuando interactuamos con una app de manera sencilla, un producto digital inmersivo o un videojuego que nos atrapa desde el primer momento, difícilmente nos preguntamos en todo lo que hay detrás. Pero, nada de esto se da por casualidad. Detrás de cada experiencia interactiva que nos cautiva hay un proceso detallado y profundo que va desde una idea sencilla hasta un producto terminado. Este camino construido por decisiones creativas, pruebas, ensayos y errores y ajustes precisos es lo que define lo que es el “Diseño de Interactividad”.

En este post queremos invitarte a ver más allá del resultado y explorar la manera como se construye una experiencia interactiva paso a paso. ¿Cómo pasamos de la idea a la sensación? ¿Cómo a través del diseño podemos generar emoción, curiosidad o cercanía? ¿Y como se vincula el usuario en este proceso?

Actualmente es innegable afirmar que vivimos en un mundo digitalizado, donde las oportunidades de interacción que ofrecemos al usuario marcan la diferencia entre el genuino interés y el olvido, si entendemos este proceso podremos diseñar experiencias dignas de ser recordadas. Entonces, vamos a ello…

Entender, antes que nada (Formalmente lo llamamos Investigar)

Todo diseño exitoso con preguntas clave, no con una pantalla en blanco. Antes de empezar a creer debemos entender. ¿Quién va a ver mi diseño? ¿Qué problema estamos buscando resolver? ¿Cuándo y donde el usuario va a interactuar con nuestro producto? ¿Qué nivel de conocimiento sobre el problema tiene es usuario? En la fase de investigación damos respuesta a estas preguntas (y las que sean necesarias) observando el contexto, escuchando al usuario y analizando la forma como se comporta. No solo recolectando datos, sino interpretando sus deseos, necesidades (expresadas o no), sus frustraciones y lo que lo mueve en su día a día.

Quienes nos dedicamos al Diseño de Experiencias Interactivas utilizamos muchas herramientas para capturar datos como encuestas, entrevistas profundas, análisis de competencia, mapas de empatía, customer journey entre muchas otras. De modo que podamos definir a nuestro usuario y ubicarlo en un entorno claro y consistente en el que nuestro producto o servicio da solución a sus necesidades. Esta etapa del proceso la podemos comparar con la construcción de los cimientos de una casa, no se ven, pero sin estos no se puede construir.

Llegar al concepto, para que las ideas tomen forma

Después de investigar, transformamos los aprendizajes obtenidos en ideas concretas. En este punto como diseñadores definimos que tipo de experiencia queremos crear, el objetivo de interacción que perseguimos.

Iniciamos bajando la idea de la mente al papel, un “garabato” (mejor conocido como sketch) es el primer acercamiento, posteriormente, damos una forma más estructurada convirtiendo este dibujo a wireframes o “modelos de alambre” y con estos empezamos a definir el flujo de navegación, que no es otra cosa que el camino que esperamos que siga el usuario. Aquí no hablamos específicamente de un diseño visual, hablamos del esqueleto del producto que estamos diseñando.

Este momento del proceso es ideal para probar ideas, tantas como sea posible, para validarlas y descartar las que no cumplen con el objetivo que perseguimos. Las decisiones que tomamos aquí influyen en todo lo que sigue. Como se ve la interfaz de usuario, como va a navegar por el producto, que esperamos que sienta.

Foto de Tranmautritam

Después de la idea con forma, tenemos la idea con cuerpo

El tercer momento del proceso nos lleva al “prototipo”, una versión primitiva o simplificada pero que cumple la función requerida y que permite experimentar en mayor o menos medida como s comportará en un entorno real. En este momento no necesitamos que se vea “bonito”, necesitamos que se pueda usar, que el usuario pueda navegar o simular la navegación, que pueda tomar decisiones, que pueda interactuar. Los prototipos pueden hacerse desde sencillos modelos en papel, hasta maquetas digitales semi-funcionales. No importa el medio que se utilice, lo que se necesita es que el usuario pueda probar el flujo e identificar posibles problemas.

Experimentar con la funcionalidad del prototipo es una prueba de fuego, en este momento vemos al usuario real interactuando con la primera materialización de la idea y aquí el puede “desbaratar” totalmente nuestra idea o dar un parte de tranquilidad porque nuestro diseño (al menos en una versión básica) funciona como se espera, incluso puede dar sus observaciones para mejorar, agregar o quitar elementos con el fin de mejorar la experiencia.

Producto finalizado
Foto de freestocks.org

¡Ahora sí! Que el diseño cobre vida

Una vez que atravesamos las fases anteriores, podemos decir que estamos listos para darle vida a nuestro diseño. Implementar es integrar la estructura, los modos de interacción, la interfaz visual, la narrativa y codificar, imprimir, construir, desplegar… el producto final (esto va a depender del tipo de experiencia que estemos construyendo). Al implementar las ideas pierden su carácter de “idea” y se convierten en una realidad, realidad disponible para ser usada.

La implementación es la meta perseguida por el equipo de diseño, desarrollo, montaje, impresión y todas las personas que intervinieron en el proceso incluido el usuario.

Pero, esta no es la fase final…

Vamos de nuevo (Iterar)

El diseño de experiencias no es un proceso lineal, más bien podemos decir que es un ciclo. Iterar significa volver a revisar lo que ya hemos hecho, realizar los ajustes pertinentes, mejoras y actualizaciones. Básicamente es un proceso de eliminar lo que no sirve, potenciar lo que si y agregar lo que falta. Una gran ventaja del proceso de pensamiento de diseño es que no se busca la perfección desde el inicio, se trata de ir construyendo un producto cada vez mejor, con paciencia, flexibilidad y compromiso.

De la idea a la implementación (en resumen)

Diseñar interactividad va mucho más allá de crear pantallas atractivas, es entender al usuario, predecir su comportamiento y construir momentos de interacción memorables. Quienes nos desenvolvemos en el campo del Diseño de Experiencias Interactivas sabemos que este proceso no solo se aprende, sino que lo vivimos una iteración a la vez.

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