Por Javier Correa Correa. jcorreac@ucentral.edu.co
Rayos y truenos sobre un escenario oscuro. Así comienza la obra Gonawindúa: el
corazón del mundo, que bajo la dirección de Nube Sandoval y Bernardo Rey nos
cuenta a los “hermanos menores” cuál es la cosmogonía de los habitantes de la
Sierra Nevada de Santa Marta, región sagrada que desde 1492 está siendo
destruida pero que los cuatro pueblos ancestrales se empeñan en defender.
Música, danza, poesía en la voz de un Mamo que nos explica a los neófitos lo que
era, lo que es y lo que debe ser el mundo entero como un ser viviente, no solo su
corazón Gonawindúa.
La explotación desaforada como por ejemplo en las minas de El Cerrejón, las
guerras que han elegido ese territorio por sus recursos y ubicación estratégica, en
contraposición de lo cual está la defensa a partir de las culturas, forman parte de
la obra presentada el fin de semana en el Teatro Mayor Julio Mario Santo
Domingo, donde se dieron cita antropólogos, sociólogos, periodistas, escritores,
músicos, público en general, como debe ser.

Fotografía tomada por: Adriana Castillo Torres, Teatro Cenit.
Los trece integrantes del grupo no necesitaban hablar ni actuar, estaban
simplemente representando su historia y su cotidianidad, la tragedia que se cierne
sobre ellos de forma permanente y de la que resurgen con la magia del agua y de
la luz.
La palabra se teje y unas cuerdas son extendidas sobre el lienzo del tablado para
acoger a mujeres y hombres que en silencio se dejan conducir por el ritmo de la obra y por el sonido de esas cuerdas que producen su propia música cuando son
batidas para percutir contra el escenario.
Guiados por el Mamo Aluntana Vacuna, integrantes del pueblo Kággaba (Kogui)
cuentan su propia historia que es también la nuestra, porque –ellos sí– tienen la
certeza de que la supervivencia del género humano está en riesgo. La vida antes
que el dinero, se podría decir de forma simplista, pero no encuentro otra manera.

Fotografía tomada por: Adriana Castillo Torres, Teatro Cenit.
Dentro de su filosofía están los postulados sobre los que se fundamenta la
representatividad: “fortalecer, reproducir y defender la cultura, y regular el
intervencionismo externo”, como explica la misma Organización Gonawindúa
Tayrona, cuyo mandato propio es “regular, buscar el equilibrio entre lo de adentro
con lo de afuera y garantizar la permanencia de lo interno, como filtro de
ordenación, pero sin ignorar las cosas de afuera”.
Vaya uno a saber si algunas de las entidades que apoyan la obra entendieron el
mensaje o simplemente limpian su conciencia.
Pero de todas formas, y a 786 kilómetros de la Sierra Nevada de Santa Marta, el
público de Bogotá conoció la situación o renovó los saberes de la mano de los
indígenas protagonistas, procedentes de Gonawindúa, el corazón del mundo que
sigue palpitando para que este planeta sobreviva.
Palabras clave: Gonawindúa, Cosmogonía Kogui, Sierra Nevada de Santa Marta, Teatro Cenit,
Nube Sandoval, Bernardo Rey, Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.