Por: Jose Escobar Romero – jescobarr3@ucentral.edu.co
La Comunicación Social y el Periodismo no solo son profesiones orientadas a informar, sino también a transformar, sobre todo en un país como Colombia, atravesado por conflictos sociales, desigualdades históricas y procesos de paz, en donde los comunicadores tienen la posibilidad —y la responsabilidad— de generar conciencia crítica, articular voces diversas y participar activamente en la construcción de ciudadanía.
Este contexto nos invita a encontrar, en el estudio profesional de estas disciplinas, las herramientas necesarias para analizar la realidad, narrarla de manera responsable y actuar desde los medios, las organizaciones y los territorios con un enfoque ético y político, de manera tal que los comunicadores y los periodistas pueden convertirse en auténticos agentes de cambio, impulsando transformaciones sociales desde lo local hasta lo nacional y lo global.

El poder de la comunicación en la transformación social
En sociedades complejas como la colombiana, la comunicación cumple un papel estratégico: puede denunciar violaciones de derechos humanos, promover la memoria histórica y facilitar la reconciliación, pues gracias a la manera en que se narra un conflicto, se visibiliza una comunidad o se amplifica una denuncia, se pueden impulsar acciones de mejora concretas y acordes con la realidad.
Un ejemplo claro de esto es el trabajo realizado por las emisoras comunitarias en zonas rurales, tal como sucede en regiones como las del Catatumbo o del sur del Cauca, en donde, en medio del conflicto armado, estos medios alternativos se han convertido en espacios de resistencia y de construcción de paz, a partir del ejercicio juicioso de comunicadores locales que han desarrollado contenidos que informan a la población, educan sobre derechos y promueven la no violencia, muchas veces arriesgando incluso la propia vida.
En este ejercicio juicioso del comunicar, las palabras construyen sentido, legitiman narrativas y pueden incluso perpetuar o desafiar estructuras de poder, más aún si tenemos presente que los periodistas y comunicadores, al decidir qué se cuenta, cómo se cuenta y desde qué enfoque, tienen la capacidad de incidir en el imaginario colectivo.

En Colombia, organizaciones como Rutas del Conflicto han demostrado cómo el periodismo de datos y las narrativas multimedia pueden reconstruir la memoria de las víctimas de masacres y desapariciones forzadas, de manera tal que trabajos de este tipo se convierten en pieza clave para preservar testimonios, contrastar versiones oficiales, preservar la memoria y contribuir a procesos judiciales y de verdad histórica.
Comunicar para construir ciudadanía
Uno de los preceptos sobre los que se establecen los medios de comunicación radica en que no solo informan, sino que también deben formar y educar, por lo que tienen un impacto directo en la conformación de una ciudadanía bien informada, que esté en mejores condiciones de participar en la vida democrática, de exigir rendición de cuentas y de defender sus derechos, por lo que el rol del comunicador no debe subestimarse en los procesos de formación ciudadana.
En este sentido, uno de los principales aportes de la Comunicación Social y el Periodismo en el siglo XXI es su capacidad para promover la inclusión y para visibilizar la diversidad en todas sus formas: cultural, étnica, sexual, de género, territorial y generacional; es así como los profesionales en ciencias de la comunicación, desde sus diversos espacios de acción, pueden romper estereotipos, abrir espacios de representación y garantizar que múltiples voces sean escuchadas.

En nuestro país, colectivos como Mutante han trabajado desde un enfoque transmedial para abrir conversaciones sobre temas históricamente invisibilizados como el aborto, la salud mental o la diversidad sexual, a través de relatos colaborativos y narrativas desde la empatía, buscando movilizar a comunidades enteras para generar impacto social a través de contenidos cuidados y respetuosos.
Democratizar los medios y descentralizar las voces
Los profesionales en comunicación también juegan un rol clave en la democratización de los medios y esto implica abrir canales para que los sectores tradicionalmente excluidos —pueblos indígenas, comunidades afrocolombianas, personas con discapacidad, habitantes rurales, entre otros— puedan narrarse a sí mismos, participar activamente en el debate público y ejercer sus derechos de información y de comunicación.
Los comunicadores sociales también están llamados a desarrollar prácticas comunicativas interculturales, que reconozcan y valoren las múltiples formas de habitar y entender el mundo. Esto es vital en un país pluriétnico y multicultural como Colombia, donde los pueblos indígenas y afrodescendientes tienen formas propias de comunicación, organización y relato.
Un ejemplo de esta democratización es Canal Capital durante su etapa como canal público con enfoque ciudadano en Bogotá, que promovió contenidos culturales y sociales desde una perspectiva diversa e inclusiva. Asimismo, iniciativas como Contagio Radio o El Turbión han apostado por un periodismo alternativo y popular, conectado con luchas sociales que no siempre tienen espacio en los grandes medios.

A su vez, organizaciones como la ONIC (Organización Nacional Indígena de Colombia) han impulsado procesos de formación de comunicadores indígenas, fortaleciendo sus medios propios, como la radio indígena o los boletines comunitarios, desde una lógica de soberanía comunicativa, con lo que se valida la necesidad de formación, teniendo presente que este tipo de prácticas permiten que la comunicación sea una herramienta para la autonomía, la dignidad y la defensa del territorio.
La formación profesional: más que aprender a comunicar
Estudiar Comunicación Social y Periodismo no es únicamente aprender a escribir noticias o producir contenidos audiovisuales y se constituye como un proceso académico que permite comprender la realidad social con un sentido ético y crítico, a su vez que permite reconocer los mecanismos de poder y el papel de los medios en la sociedad, formando a una opinión sensible e informada frente a los problemas colectivos.

Por esto, programas de formación, como los que integran la Escuela de Comunicación Estratégica y Publicidad de la Universidad Central, han fortalecido sus programas en esta área para incluir espacios académicos relacionados con análisis del discurso, comunicación política, ética periodística y comunicación para el desarrollo, lo que permite que los futuros comunicadores comprendan los desafíos del contexto y actúen con responsabilidad frente a la información.
Recuerden que pueden ampliar todo nuestro contenido en nuestras redes sociales Instagram, TikTok y Youtube, además de leer todos nuestros artículos en la página de Concéntrika Medios.