A causa de abusos y garantías, las trabajadoras sexuales y mujeres trans levantan la voz.

Imagen tomada de: cartelurbano.com

Con el pasar del tiempo, aumentan las denuncias declaradas por varias de las trabajadoras sexuales (algunas de ellas pertenecientes a la comunidad trans) hacia la Policía Nacional con hechos abrumadores nombrando algunos casos en los que se ha visto en riesgo su salud o se ha violado su integridad. Muchos de estos agentes de la policía hacen uso irresponsable del poder y las armas que les son asignadas para desalojar por la fuerza los espacios que ellas frecuentan y donde usualmente se rebuscan el quehacer día a día para llevar el sustento a sus hogares. La sociedad pide a gritos un cambio de pensamiento acerca del reconocimiento de la comunidad trans y el gremio de trabajadoras sexuales, porque esta discriminación tan violenta no le permite a muchas de ellas integrarse en otros campos e incluso en el propiamente suyo por el estigma y ese sentir despectivo que se les tiene.

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Es importante resaltar en este punto, que la propuesta de abolición de la labor no significa que realmente se erradique un problema. Es necesario comprender que muchas de estas mujeres deben responder por sus propias familias, sus hijos, pagar un arriendo y todo lo que contempla tener una vida aparte de su trabajo, por lo que no se pueden tomar decisiones arbitrarias sin consultarles o incluirlas en estos debates sobre si su manera de ganarse la vida debe tener garantías o no, ya que son las directamente afectadas. Como lo dice Sonia Lamas (2020) de la Asociación de Asistencia a Mujeres Violadas en España: “Exigimos una ley que se empape bien de lo que es la violencia sexual. El 80% de la violencia sexual no se produce en callejones oscuros ni en donde hay alcohol.” Lo que es también relevante en el contexto Colombiano porque se piensa que las trabajadores sexuales son víctimas de otro tipo de cosas y no propiamente de prostitución, pornografía y violencia sexual. Es importante recordar que cuando una acción no es consensuada por ellas, es un acto profundamente vehemente.

La crítica denigrante a la forma de trabajo de ellas parte desde una posición de privilegio en la que se ignoran las verdaderas problemáticas, las minorías y las organizaciones políticas alrededor de esta situación, como lo expresa Yoko Ruiz en “Carta de una puta colombiana a las abolicionistas” y otras trabajadoras más, con sus testimonios alojados en cuentas de colectivos como los de la Red Comunitaria Trans en Instagram o Twitter.

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Y aún con todos estos hechos comprobados, son ignoradas. El gobierno se desentiende de la situación de estas mujeres y las exigencias que tienen para solventar lo que ocurre con su gremio, no se atienden sus verdaderas necesidades y por el contrario se suman infinidad de casos de más violencia y vulnerabilidad de derechos. En muchas ocasiones, el único apoyo que reciben es de colectivos independientes que sí las escuchan y sí ponen en marcha acciones o campañas para ofrecerles ayudas y oportunidades que dentro de las agendas en política ni entre las propuestas de los gobernantes están siquiera contempladas. Un ejemplo de ello son la Red Comunitaria Trans (en instagram como @redcomunitariat) y Las Viejas Verdes (en instagram como @lasviejasverdes), prestan sus espacios digitales en redes sociales para hacerle frente a la desigualdad y la injusticia y se toman en serio lo que estas mujeres tienen para decir, tal como lo hace Yoko Ruiz, cuando dice:

“Soy plenamente consciente de lo que hago, de mi profesión, y por eso desde la Red Comunitaria Trans en Bogotá soy activista por los derechos de las trabajadoras sexuales y las mujeres trans”, y es entonces que gracias a mujeres como ella, además de denunciar, puede haber un acompañamiento a las víctimas en sus respectivos procesos de restitución de derechos a pesar de que la justicia colombiana tenga tantos fallos y haya tanta corrupción.

Escrito por: Natalia Marun Vargas.

Webgrafía (min. 3):

Feministas históricas, contra Podemos: “Con sus leyes ‘trans’ ahora nosotras seríamos señores con barba”

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