Mucho se ha dicho acerca de la presencia en internet, como una necesidad, un elemento obligatorio en el éxito de la comercialización de cualquier producto o servicio. Duplique la necesidad si se trata de la industria de contenidos.
Sin embargo, de vez en cuando surgen ejemplos que recuerdan que más allá de las ventajas de los nuevos medios como canales de masificación y potenciación del alcance de un mensaje, la contextualización del target con la naturaleza del contenido es la pieza fundamental del enganche que pueda lograr una campaña.
El Wall Street Journal Americas resaltó en su edición del miércoles 5 de Octubre el caso del periódico francés Le Canard Enchainé que desde 1915 se distribuye únicamente en su versión física y cuyo editor ejecutivo resalta con orgullo que no tiene presencia en internet.
Al buscar en línea, se encuentra un modesto sitio que en un lenguaje muy ameno señala “no aparecer en Internet, no por falta de invitaciones más o menos bienintencionadas de operadores y lectores, sino porque nuestro trabajo es entretener con tinta y papel a nuestros lectores”. Resulta llamativo incluso para un periódico marginal; pero lo es más cuando se tiene en cuenta que “Le Canard” obtuvo ingresos por 30,5 millones de euros al cierre de 2010, vendiendo más de 500 mil ejemplares a la semana, según señala WSJ. Pero ¿cómo puede tener semejante éxito sostenido un periódico con una diagramación anacrónica, textos densos y apenas 8 páginas de contenido? La realidad de los medios franceses y la idiosincrasia del país frente a asuntos políticos que aún hoy se manejan con la suspicacia picaresca del siglo XVI son un factor importante, aunque no determinante.
Lo cierto es que Le Canard Enchainé tiene un lenguaje bien sintonizado con su audiencia y con la idiosincrasia del lector francés de noticias políticas. Se trata de un periódico satírico cuyo contenido pretende ser leído a profundidad, yendo en contra de la corriente del mundo de la aplicación digital que mediante gráficos enriquecidos espera comunicar tanto como sea posible en los segundos que logra retener la atención del observador.
Este concepto que está a unos años de cumplir un siglo, resulta ser un soplo de aire fresco en lo que a estrategia de posicionamiento se refiere. Ha sobrevivido ya a dos generaciones y de acuerdo con los ingresos del año pasado se encuentra aún vigente.
Lo que más llama la atención es que en momentos en que otros actores de talla mundial en el mismo gremio dan la pelea por retener a sus lectores mientras incluyen gradualmente cobros a los contenidos en la web, este pequeño semanario no tiene ningún problema en traducir contenido en rentabilidad (4.5 millones de euros en ganancias netas en 2010).
Valga su ejemplo para llamar la atención sobre el hecho de que entre más se centre la estrategia en el público en vez de en el producto, más se amplía el panorama y las posibilidades de acercarse a él como consumidor. Al final, lo digital es sofisticación, nada más.
Recursos: