Por: Laura Paola Novoa Rodríguez
Cuando leí que Luxemburgo iba ser el primer país en el mundo que permitiría el uso de trenes, autobuses y tranvía de manera gratuita, lo primero que pensé fue ¡qué maravilla de noticia! Quedé impresionada con el gobierno de este pequeño país que estaba tomando esta medida progresista respecto a la movilidad, para el bienestar de los luxemburgueses, tanto económica como psicológicamente. Además, esta ciudad sufre de una de las peores congestiones de tráfico en el mundo, por lo que una medida de movilidad le será de gran ayuda. Bien pareciera por todo lo anterior que Luxemburgo la tiene clara con respecto a la resolución de conflictos, pero entonces se me vino a la cabeza ¿cómo funcionaría esta medida en Colombia?
Debemos tener en cuenta que Colombia tiene muchísimos más habitantes que Luxemburgo, y que estos dos países tienen una contextualización diferente en todos los aspectos posibles. No obstante, ambos tienen el mismo dolor de cabeza sobre la movilidad; dentro de este contexto imaginario donde Colombia siguiera los pasos de Luxemburgo, siento que desataría aún más el caos que se vive a diario con el Transmilenio en Bogotá, o el MIO en Cali.
Según el DANE, en el periodo de octubre-diciembre de 2019 los Sistemas de Transporte Masivo existentes en Colombia son usados por el 57,4% de los habitantes del país, lo que quiere decir que el transporte público es una gran necesidad para los colombianos.
Ahora bien, para nadie es un secreto que los transportes públicos en Colombia no serían aptos para recibir más gente de lo que ya hay, de por sí, nunca lo han estado para los colombianos que hacen uso de este. Posiblemente la entrada de esta medida progresista podría causar que la tasa de desempleo creciera, debido a que ya no sería necesario tener a aquellos que vigilan las estaciones para que no haya colados, ni a las personas que recargan las tarjetas, de por sí, no se tendrían las taquillas por lo que habría más espacio. Pero, ¿qué pasará con esas personas? Definitivamente Colombia necesita mejorar su movilidad y su sistema de transporte público, por lo que debe reestructurarlo para poder seguir el sueño que Luxemburgo está viviendo desde el domingo pasado, en vez de subirle a la tarifa para seguir teniendo el mismo caos.