Por: Angie Buitrago y MaríaP Mantilla
Según un artículo publicado por la BBC, en el año 2020 se registró la mayor contracción de la economía mundial, desde 1946, como resultado de la necesidad de implementar políticas de confinamiento, distanciamiento físico y el cese de actividades por el Covid-19. El mundo entero se vio obligado a parar en seco todas sus actividades, pero la incertidumbre aumentaba en los países de América Latina que ya arrastraban unas tasas bajas de crecimiento económico. La lista de los países más afectados en este sector está encabezada por Venezuela, seguido de Perú, Argentina, Colombia, Panamá y México.
En Colombia, el 2020 se clasificó como el año con la peor contracción en la historia del país, con una caída del 6.8% del PIB. Esta crisis se convirtió, en muy poco tiempo, en una amenaza profunda para la estabilidad social, económica y política, a la que se le sumó la caída del producto principal de exportación, el petróleo; generando una combinación del desequilibrio interno y el externo. Por esto, se entiende que surgieron nuevos gastos que no estaban presupuestados por el Gobierno, en las que se amparan a las personas que estaban en la informalidad y habían dejado de recibir el “día a día”, como también a quienes en la formalidad, dejaron de recibir la totalidad de sus ingresos. El programa “ingresos solidarios” es un apoyo económico que implementó el gobierno para tres millones de hogares en condiciones de pobreza, pobreza extrema y condiciones de vulnerabilidad económica, para mitigar en esta población los impactos procedentes del Covid-19.
Una de las principales consecuencias por el cese de actividades es la destrucción del empleo en el país, las empresas no estaban preparadas para trasladar sus actividades y manejar a su personal desde la virtualidad y esto generó que innumerables empresas quedarán en la quiebra. Como respuesta a la crisis, Juan Gabriel Perez -director ejecutivo de Invest in Bogotá, afirma que el ecosistema emprendedor capital fue resiliente ante las adversidades planteadas por la pandemia. Las fortalezas de este nicho, basadas gran parte en el capital humano, permitió que muchos de los emprendedores se adaptaron fácilmente a las necesidades del mercado. Según un artículo publicado por La República, el número de empresas creadas en el 2021 aumentó y se recuperó de acuerdo al tercer trimestre del año anterior, al principio del presente año se crearon 93 micronegocios diarios.
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