Por: David Felipe Montoya Acosta
Los lugares del placer sexual como fiestas, cabinas y saunas pueden ser espacios dados para la resignificación social, donde se desenmascaran estigmas y se promueve la libertad, para hablar del tema el Sociólogo David Alejandro Montoya de la Universidad Nacional nos da su perspectiva al respecto y una mirada sobre lo que podría ser el futuro de estos espacios teniendo en cuenta la situación actual.
David Felipe Montoya, Entrevistador: ¿Por qué cree que el mercado o consumo de estos espacios se está ampliando en Bogotá?
David Alejandro Montoya: Tiene que ver mucho con que las nuevas generaciones están más inmersas en estos espacios fetichistas y sexuales que se relacionan con la fiesta, sobre todo la fiesta no heteronormada; cada vez esto se va popularizando más, de tal manera que la gente relaciona los espacios de diversión y de ocio con esa normalización del fetiche y de lo sexual.
Son espacios distintos, no es lo mismo una fiesta electrónica como Bulto donde hay unos espacios destinados para dejarse llevar por los instintos sexuales; distinto a otros espacios como Dark Club, que ahí son más riesgosos.
Desde la sociología se les llamarán espacios de riesgo, cuando uno asume una conciencia distinta sobre estas prácticas, que si bien son satisfactorias, llevan a unos espacios de conciencia distintos, pues uno asume que esos riesgos son mayores.
Yo lo comparo mucho con las aplicaciones de ligue, ya que uno asume un riesgo conociendo a un desconocido en tinder, pero sabes que en grindr la cuestión es más directa, más sexual y por lo tanto más riesgosa, se van quitando muchas capas de miedo que hay encima.
Hay espacios como Bulto o los saunas, que si bien, desde el punto de vista de clase son distintos, desde el punto de vista de edad también son distintos, ya que no vas a ver en Bulto por ejemplo personas mayores de 50 años o con cierto aspecto físico. Lo cierto es que si se ve una sociedad menos mojigata.
D.F.M.: ¿Cree que las redes sociales y el consumo digital es un factor que incita a las personas a ir a este tipo de espacios?
D.A.M.: Si, claro. Los usos de las redes sociales influyen demasiado ya que se encargan de popularizar estos espacios. Las redes sociales son muy endogámicas y es que uno cree que todo el mundo mira lo que uno pone y no es así; en estas también se mueven pequeños círculos sociales que se van popularizando y agrandando, entonces, las redes sociales se vuelven una especie de espacio compartido pero limitado.
Se vuelve como un voz a voz virtual, yo por ejemplo sabía de los saunas, sabía de las fiestas fetichistas, pero nunca me hubiera atrevido a ir a uno si no hubiera sido por los contactos que generé por medio de las redes sociales. No sabría de Bulto, por ejemplo, no tendría ni idea si no fuera por ciertos contactos que tengo en redes sociales y me han comentado como es.
Ahora, yo he hablado de Bulto y muchas personas no saben que es, gente de espacios gay que no tienen idea, pero precisamente, estos son otros tipos de espacios, relacionados con otros gustos que se comparten en redes sociales, como: la música, espacios de ocio y sus gustos.
D.F.M.: ¿Cuál es la razón por la que estos espacios están pensados sólo para personas homosexuales?
D.A.M.: Lo que pasa es que tienen que haber espacios exclusivos para los gays, por que hay unas lógicas de contacto social, y al contacto sexual, que no siempre ocurre de la misma manera en el mundo heterosexual.
Yo tengo una amiga que va a bares swingers y yo le pregunto sobre como funcionan estos espacios y ella me decía que había menos tacto, entendimiento entre las parejas, había más frustración. Tal vez porque en el mundo heterosexual, quizás, es mi opinión particular, en los espacios heterosexuales son más conservadoras y miedosos, mientras que en los espacios gays son más abiertos, más sexualizados, con menos temores.
En este escenario hay mercado, hay mucha demanda y mucha oferta, y seguramente cada día habrá más, ya que es algo novedoso, si bien, cada día hay más tolerancia a espacios gays, o espacios más fetichistas, focalizados hacia ciertas tribus y ciertos gustos.
Lo relaciono también con que no basta al salir del closet sino que también la gente busca espacios donde socializar de una manera distinta, de una manera verdaderamente abierta, sin sentir culpa, eso es muy importante, sin sentir culpa de lo que estoy haciendo y de lo que estoy haciendo con el otro.
D.F.M.: ¿Por qué cree que estos espacios manejan un bajo perfil o están escondidos?
D.A.M.: Están escondidos, porque no se va a encontrar un sauna con un letrero grande que diga “sauna gay”, no, uno sabe donde están ubicados los saunas y sabe que son espacios gigantes, en fin. Uno sabe donde están ubicados los bares gays, y es que pasa incluso con estos, tu pasas por chapinero y algunos de estos espacios ocultan sus carteles de promoción o sus nombres durante el día, todo lo guardan.
Mientras que hay espacios de ocio para heterosexuales que tiene sus carteles montados todo el día todos los días. Si eso pasa con los bares, pues, mucho más con las fiestas y con los saunas.
Claro que también hay que preguntarse ¿cuál es la necesidad de que estén siempre visibles? Ese espacio de clandestinidad le da cierto morbo y cierta emoción, osea, estan ocultos pero tampoco tienen que estar visibles, mientras el nicho que consume este espacio sepa que está ahí, con eso basta y esta bien.
D.F.M.: Desde su mirada en el campo de la sociología, ¿considera que este tipo de espacios es positivo o negativo en la sociedad?
D.A.M.: Yo creo que es positivo. Desde mi punto de vista personal, yo puedo hacer uso de muchos de esos espacios, pero hay otros que no me atraen, pues no me gustan y no me siento identificado, pero creo que si son necesarios porque también quitan la mascara a ciertos sectores que supuestamente son diversos pero que en realidad son muy normativos, muy conservadores.
Siempre hay que verlo todo entre líneas, ¿por qué están ocultos o escondidos? Si bien, no tienen porque estar visibles, están escondidos porque también dentro de los mismos sectores no heterosexuales se les juzga y se les señala.
Es necesario para decir, aquí hay unas personas que gustan de estos espacios y no tiene nada de malo. Que uno no se identifique con ellos no significa que tenga algo malo. Son espacios necesarios para quitar cierto conservadurismo moral y recalcitrante que hay dentro de la sociedad, incluso dentro de la población gay.
D.F.M.: Esa segregación entre tribus dentro de estos espacios puede afectar al sujeto, ya que se pensaría que se va a tener sexo con cualquier persona pero siempre se está enfrentando al rechazo. Ya que prácticamente deja de ser un sujeto y se vuelve un objeto sexual.
D.A.M.: Así es, pero ¿por qué los demás lo señalan? o ¿por quée los demás lo juzgan?, si tu estas siendo consciente de los riesgos que estás asumiendo, solo te afecta a ti y a quienes también están en estos espacios; que han llegado allí por un proceso de, me gusta este espacio, me gusta como me siento, pero también asumo un riesgo.
Hay un lugar en Chapinero del que no recuerdo el nombre, el evento es una orgía sin protección, no hay condones, e incluso en una de esas fiestas sexuales como Piso 3 o Angels Naked Party hay una especial donde no hay protección.
Yo no participaría de ese espacio, pero quien quiera participar debe asumir las posibles consecuencias, no soy nadie para juzgar eso, ya el otro es quien se construye como sujeto sabiendo los riesgos de participar.
D.F.M.: Estas fiestas han perdurado en Bogotá desde los años 50 ¿Por qué considera que siguen vigentes?
D.A.M.: Porque son espacios de libertad, son espacios de satisfacción personal y sexual, donde uno se encuentra con su yo animal. Porque uno se transforma, es un espacio de libertad variada, puedes ir a un sauna y encontrarte con el sugar daddy o ir a un espacio como Bulto, consumir drogas, bailar y elevarte, que se yo.
Creo que es necesario, estamos en una sociedad cada vez más hostigante y sutilmente represora, y pues entre más gente le camine a estos espacios habrá más demanda y por ende habrá más oferta, el capitalismo también actúa dentro de ese sentido (risas).
D.F.M.: Finalmente, teniendo en cuenta la coyuntura actual ¿Cómo imagina que se van a ver afectados estos espacios?
D.A.M.: Se van a ver muy afectados, lo que está ocurriendo con esto es que estamos entrando a una especie de histeria colectiva, en la que me incluyo, por la limpieza y por el cuidado del otro.
Y estos espacios son lugares donde el contacto importa, si normalmente hay un riesgo con respecto a saber quien es el otro y cual es su estado de salud, sin entrar a juzgar; en este momento asumir el riesgo es mayor, pues con el solo contacto ya puedo estar enfermo, no se si sentirme bien con la piel del otro, no se si sentirme bien compartiendo un espacio reducido con otras personas.
O quizá puede que se generen nuevos riesgos y en la medida en que se vayan superando quizá estos espacios se resignifiquen, pero yo creo que sí se verán muy afectados.
Si el sexo entre conocidos se ha visto afectado, pues imaginate el contacto sexual o físico con otras personas, no saber a que se está enfrentando, sin saber qué tiene el otro y cómo me estoy afectando, sin saber qué tengo yo, si realmente estoy siendo responsable o no.
En el siguiente fragmento de la entrevista podrá escuchar la opinión de David Alejandro Montoya con respecto a cómo podrían actuar las personas luego de la pandemia y si estos espacios sobrevivirán.
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