Las arriesgadas acrobacias y las espectaculares piruetas realizadas con una bicicleta son la pasión de los ‘bikers’, practicantes del BMX freestyle en las calles bogotanas. No solo es un deporte, es un estilo de vida donde la bicicleta se convierte en las piernas mecánicas de quienes desean hacer las cosas de otra forma.
Por: D. Fuerte, D. Godoy y C. Ruiz
Al noroccidente de Bogotá, en el barrio Pontevedra, existe un espacio significativo para la escena de bikers. Allí se reúne un parche de amigos que vienen de distintas localidades a compartir, aprender y practicar el BMX, una modalidad acrobática del ciclismo que nació en California. Ese lugar se ha convertido en un espacio donde los ruidos característicos de la ciudad se alejan, donde estos jóvenes logran desahogarse, vivir momentos de felicidad, tranquilidad y salir de lo cotidiano.
Ricardo Contreras, un joven de 22 años, que desde hace 8 años práctica este deporte, afirma que “practicarlo me saca de lo monótono. La pista de Pontevedra se ha convertido en un lugar de esparcimiento, y para mí en un estilo de vida, un universo de sensaciones que solo me lo permite la conexión con la cicla”.
A pesar de los riesgos que implica practicar el Bmx freestyle, existe en los jóvenes un amor por pertenecer a la escena de bikers. Cada uno tiene una motivación para sacar un truco, mejorar cada día a través de la práctica y sentir la satisfacción de que , después de tanta insistencia, se puede lograr el objetivo.
El estilo y la agresividad con el que se hacen los trucos a bordo de su mejor amiga, la bicicleta, son aspectos que comienzan a caracterizar a cada uno de los bikers. El talento demostrado en la rampa o en los obstáculos de las calles de la ciudad como bolardos, asientos, barandas, entre otros, no solo queda a la vista de los espectadores y demás compañeros, sino que en muchas ocasiones es compartido a través de las redes sociales en donde se genera un reconocimiento dentro de una comunidad en la que, más que competidores, se encuentran amistades entrañables que se unen por el amor y el frenesí del deporte de dos ruedas.
Para practicar esta modalidad deportiva se necesita mucha entrega pero también presupuesto porque “es algo caro”, señala Ricardo. De acuerdo a las necesidades del deporte, recalca: “uno necesita una bicicleta que resista los golpes, el peso de uno, la fricción, la velocidad. Entonces realmente una bicicleta profesional está más o menos entre 2 y 3 millones de pesos”.
La vestimenta de estos jóvenes también configura una característica importante en la comunidad. Marcas como DC, Vans, Cool Bye, QuikSilver, o Etnies entre otras, son comunes en la ropa, pues se crea un estilo a partir de gorras anchas, pantalones entubados y zapatillas adecuadas para montar. En general, se trata de ropa cómoda que les permite realizar los trucos sin mayor inconveniente.
En cuanto a espacios de participación, es la calle en general donde se encuentra el ambiente propicio para esta disciplina. Rodar y encontrar un obstáculo constituye un reto de superación. La administración distrital, por su parte, ha abierto espacios para la práctica de este deporte: el skate park en Villas de Granada, Tunal, Arabia, la pista de Ciudadela Colsubsidio y Pontevedra son algunos de esos escenarios en los que el distrito ha invertido. Sin embargo, muchos de estos espacios no cuentan con las medidas técnicas y limitan la práctica del deporte. Aun así para estos jóvenes no es ningún inconveniente y se acoplan a los escenarios que disponen en la ciudad.
Esteban Castañeda, un joven apasionado por el BMX critica a la propia administración porque “A pesar de la inversión que realiza el distrito en torno al BMX, los escenarios no son bien hechos ya que no tienen medidas técnicas, pero nos toca acostumbrarnos. Existe un programa llamado DUNT (Deportes Urbanos y Nuevas Tendencias) y en este pareciera que se estuvieran robando la plata, no está consolidado, no es serio, improvisan con los escenarios y la organización”.
Esteban añade que “es un sueño tener un patrocinio, ya que uno se esfuerza para mejorar el dominio con la bicicleta, la altura, la agresividad y suavidad con que se realizan los trucos que al final configuran un estilo y eso se califica en una competencia. A partir de eso uno puede decir si una persona monta mucho o no. Además montamos videos para darnos a conocer tener la posibilidad de que las marcas nos contacten y nos puedan patrocinar”.
Por otro lado, Carlos Julio Puentes, miembro de DUNT señala que “nosotros más que patrocinio, lo que queremos es incentivar. Dotamos a escuelas con bicicletas, cascos, rodilleras y coderas. Apoyamos y estamos pendientes para que se cumpla el objetivo: aprender. Actualmente estamos trabajando con DUNT Usaquén y Engatiparks. Para quienes quieren Integrarse un poco más a la comunidad pueden acudir a Escuelas de mi barrio y 40X40”.
El BMX freestyle más que un deporte es una forma de unir a los jóvenes que a diario buscan escapar del estrés y la monotonía. Por medio de las bicicletas expresan sensaciones y motivaciones de su diario vivir, construyendo una gran familia, pedaleando en las calles de Bogotá, asombrando a transeúntes con sus trucos, luchando por ser más visibles y por tener un reconocimiento en la sociedad.
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