Por: Camila Velásquez Duque
Los estereotipos son modelos o patrones de conducta que definen cómo deben ser, actuar, pensar y sentir las personas en una sociedad; representan un conjunto de atributos o características que se les asignan.
Así mismo, son las creencias y atribuciones preconcebidas sobre cómo deben ser y cómo deben comportarse las personas, de manera que, a cada género se le reconoce un determinado comportamiento, una forma de ser, una apariencia o vestimenta definida.
Sus orígenes pueden darse desde la familia, donde aprendemos roles de género; luego en el contexto social en el cual nos dicen como debemos comportarnos dependiendo de nuestro sexo y, por último, los medios de comunicación ya que estos dictan modelos y comportamientos a imitar.
Los estereotipos llevan a las personas a idealizar la belleza y generar inseguridades cuando no se tiene un aspecto físico, o un pensamiento predeterminado por la sociedad. La falta de aceptación y amor propio puede llevar a episodios de tristeza que se convierten en depresión.
Para prevenir que estos prejuicios sociales se vuelvan un problema más grave en el futuro, hay que detectar los estigmas que se le crean a una persona desde que es niño hasta su etapa de adolescencia.
Como lo mencionaba hay tres instituciones que se encargan de manera implícita de crear estereotipos de género, pensamiento y estilo de vida; las familias, la sociedad y los medios de comunicación.
Por lo tanto, desde el hogar se deben crear personas autónomas, con valores, amor propio y sobre todo que acepten la diversidad en todos los sentidos, para que de esta forma no exista una alerta en su cabeza cuando vea las diferentes formas de percibir la vida de cada persona.
Como testimonio del daño a nivel emocional a causa de los estereotipos tenemos la historia de Rosa Ortiz, mujer de 20 años, quien toda su vida luchó contra un estigma por ser “gordita”.
“Me sentí víctima de los estereotipos desde los 12 años y recuerdo un comentario en específico que fue el que más me afectó, la persona me dijo ‘tienes muy bonito cuerpo, pero te verías mucho mejor si adelgazaras’, en pocas palabras me dijo gorda”. aseguró Rosa
Rosa se sentía triste y decepcionada de ella misma por dejarse llevar por estos estigmas, pero le molestaba aún más no poder aceptarse tal como era y comprender que todos somos diferentes, que no había necesidad de seguir un patrón para sentirse bien con ella misma.
“Ver tantos cuerpos perfectos en redes sociales me afectaba aún más, me generaba ansiedad y comía en exceso para calmarme, meses después, el sobrepeso me estaba pasando cuenta, empecé a presentar azúcar y colesterol alto, cuando me di cuenta de lo mal que estaba mi cuerpo, tomé la decisión de bajar de peso” argumentó Rosa
Rosa inició un cambio en su vida por voluntad propia y por salud, su motivación para adelgazar no era parecerse a alguna modelo, era cuidar su propio cuerpo y estar saludable.
“A todas las personas que son víctimas de algún prejuicio y les han puesto etiquetas por algún aspecto físico o su personalidad, les aconsejo que no se dejen afectar por esos comentarios, sé que es difícil ignorarlos, pero eso les traerá tranquilidad”. Aconsejó Rosa
Agregó “Si quieren hacer un cambio o mejorar algo de ustedes que sea porque ustedes quieren y no por agradar a los demás”.
El presidente de la confederación de salud mental de España, Nel González Zapico, asegura que el origen del estigma es el gran desconocimiento que hay sobre la enfermedad mental. “El desconocimiento es siempre el temor a lo diferente”, afirma este experto.
Sostiene que las creencias sociales son muy difíciles de eliminar porque los seres humanos se defienden de una forma primitiva huyendo de lo diferente. Ese desconocimiento es el origen de la marginación de las personas que tienen un trastorno mental.
Para mejorar la situación, González declara: “En los pequeños pasos está el ir poco a poco, acabando con el desconocimiento. Hace falta ser más generosos y decir: ¿quién soy yo para juzgar o para levantar una barrera ante los que son diferentes?”
El profesional ratifica que el miedo que se siente ante una persona con algún trastorno mental viene difundido esencialmente por: la cultura, las imágenes en las películas, mal tratamiento de noticias, entre otros.
La Organización Mundial de la Salud afirma que 1 de cada 4 personas en el mundo tiene un trastorno mental y aunque en su mayoría son por crisis económicas y familiares, también se dan por las inseguridades que generan los estereotipos en la sociedad.
Según la OMS, el género condiciona de forma directa las experiencias que vive una persona. Dependiendo de su género la sociedad le impondrá unos roles u otros y podría verse expuesta a un tipo distinto de experiencias que puedan afectar su salud mental.
El organismo apunta a que los episodios depresivos, la ansiedad generalizada, la agorafobia (miedo a estar en lugares de donde es difícil escapar o disponer de ayuda), el trastorno del pánico.
Los trastornos que provocan síntomas físicos (como las taquicardias o el dolor de cabeza), la hipocondría están relacionados a los roles de género, entre otros factores de riesgo.
En definitiva los estereotipos son etiquetas que nos afectan, y quebrantan nuestra relación con los demás. Crear un mundo sin prejuicios y estigmas es complicado, porque tenemos la mala costumbre de categorizar todo.
Hay que educar a los pequeños con una mirada amplia, diversa, multicultural y empática para que en la adultez sean personas críticas y sin etiquetas, porque en definitiva la categorización puede llevarnos a la depresión.
Todos hemos sido víctimas de los estereotipos:
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