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Por:Sebastián Ortíz

¿Alguna vez escuchó sobre la modificación corporal? Pues seguramente con la satanización de este tema lo más probable es que hayamos visto o escuchado algún caso en un documental sobre alguna tribu africana, o un tipo de ritual sagrado que practican los indígenas.

Personas que alteran su cuerpo con fines religiosos, simbólicos, culturales o simplemente estéticos.

César es un Bogotano de 32 años, quien a muy temprana edad decidió experimentar la modificación corporal en su propio cuerpo, este se convirtió en su carta de presentación y  actualmente esta es la forma en la que se gana la vida.

“yo inicie con la curiosidad como a los 15 años, ese día me hice un piercing genital yo mismo, obviamente de muy mala manera y en lo absoluto no recomiendo esto, siempre se debe asistir con un profesional”

¿Pero cómo se llega a contactar con un artista que realice este tipo de modificaciones César, existen estudios especializados abiertos al público o cómo funciona esto?

“Pues sí y no, lo que pasa es que estas son cirugías un poco raras podríamos decir, entonces tu como cliente no llegas a una clínica donde realizan yo que se, botox, implantes mamarios o lo que sea a decirles oigan quiero que me partan la lengua en dos y me ponga cachos de silicona jaja, es un tema muy complejo.

En el mundo de las modificaciones corporales es tu cuerpo quien habla por ti, es tu presentación, es como tu hoja de vida, esa es la única manera en la que el cliente puede identificar un artista y al mismo tiempo observar su trabajo, ya entablada una conversación, este muestra fotos, vídeos de otros trabajos y ya se llega a un acuerdo con el cliente.”

Básicamente todo el proceso que conlleva una modificación se hace a palabra, los artistas utilizan el voz a voz y es su trabajo quien habla por ellos, César cuenta como no solo se dedica a realizar estos procedimientos, también puede revertirlos si el cliente lo pide. 

“Muchas personas toman esto como un juego o moda, hacerse expansiones o lo que sea para parecer más cool con sus amigos y por ahorrar dinero acuden a lugares de muy baja calidad, muchas veces son estas personas las que acuden a mi y yo los dejo como nuevos” 

El hecho de practicar este arte ha sido un detonante para que César tenga que pasar por situaciones complejas, como su trabajo y lo que implica estar en este difícil entorno lo ha afectado socialmente y lo ha marginado.

“Pues es muy chistoso la verdad, la gente se alarma por ver una persona con cachos de silicona en el Transmilenio, pero no como una niña de 16 años les pide a sus papás unos implantes de senos para su cumpleaños, entonces en un tema que va más de lo que está socialmente aceptado y lo que no. 

Me detuvieron en el aeropuerto, yo iba para México, era uno de los jueces invitados a un seminario sobre modificación corporal, pues ahí me pararon, me revisaron todo, me pasaron por rayos x, y todo por ser diferente, por salirse de lo convencional, pareciera que en esta sociedad ser diferente es sinónimo de ser delincuente. 

Me han sacado de restaurantes, cuando me subo al Transmilenio y voy sentado la gente no se sienta junto a mi jaja, lo cual hasta podría ser una ventaja, yo he visto personas tatuadas o modificadas hasta el culo, que tienen mucho mejor corazón y que son mucho más bondadosos y mucho más personas que cualquiera de los que nos señala en la calle.”

Para César la xenofobia es el pan de cada día y lo más complejo, llegó el punto donde lo ha normalizado. Esto me lleva a pensar como una persona con tanto talento, tanta entrega y pasión por lo que hace quiere mantenerse en las sombras y no explotar eso que lo hace diferente, solo por miedo al rechazo.

“Lo que pasa es que en el momento donde la gente pone de por medio sus juicios de valor, sus prejuicios etc, es en ese momento donde el arte de esta práctica desaparece, porque se vuelve algo mediático, entonces hasta cierto punto el hecho de que esta práctica sea algo de unos pocos da como ese toque de magia.

Además, al contrario de lo que piensa la gente, no queremos llamar la atención, no nos importa, tu aprobación o desaprobación nos da igual, nadie en este mundo puede tener la facultad de decidir o criticar el cuerpo del otro, sea como este sea, yo siempre digo ¿Si eso te gusta y te hace feliz que estas esperando?”

En este punto se habla de un concepto tan importante como lo es la identidad, y la búsqueda de la misma, como cada persona tiene un mundo de posibilidades, pero a su vez existen otras que lo cierran, lo encasillan en un modelo perfecto e ideal de vida que a lo largo no es cierto.

Adicionalmente, según la Corte Constitucional, los tatuajes, perforaciones o implantes hacen parte del libre desarrollo de la personalidad, por lo cual no debe ser un impedimento para desarrollar diferentes actividades de manera óptima, lo cual dicta que un trato diferente a una persona por su apariencia física es inconstitucional. 

“Parce las personas se empeñan en que como ellos viven tiene que vivir el resto y no, que chimba poder decir esto me diferencia de los demás, esto me da fruto para vivir y lo más importante esto me hace feliz.

Acaso no es ese el principio fundamental de cada ser humano, el nacer crecer reproducirse y morir no sin antes haber alcanzado esta tan anhelada felicidad. y si di este testimonio no fue por llamar la atención o por fama, por hacerme el que mucho sufre, todo lo contrario, esta es la mejor manera de decirle al mundo, hago lo que quiero y no me importa tu opinión.”

Es así como César, nos da su relato de cómo percibe la libre expresión y el libre desarrollo de la personalidad en nuestra cotidianidad, al final logró abrirse con nosotros y dar un mensaje fuerte y claro a la clase conservadora, y pienso que nos lleva a reflexionar sobre el trato y el valor que le damos al otro.

¿Acaso no todos estamos envueltos en diferentes juegos de rol que adoptamos en el funcionamiento de esta sociedad y quien o qué marca la delgada línea de lo que está socialmente aceptado o no?

Al final concluyó con un viejo dicho que coloquialmente dice VIVA Y DEJE VIVIR.