Afectaciones en pacientes con depresión, tras coyuntura del país

Por: Esthefani Becerra

Desde el miércoles 28 de abril del 2021, Colombia se ha venido enfrentando a manifestaciones en contra del Gobierno de Iván Duque tras ser anunciada la reforma tributaria, situación que pone en alerta a todo el sistema de salud, pues esto incrementaría los índices en pacientes con cuadro depresivo.

 Luego de que el presidente decidiera sentarse con el comité del paro tras 13 días de protestas a nivel Nacional, los representantes del comité del paro anunciaron que no se llegó a ningún acuerdo, por esto se prenden las alarmas ya que la incertidumbre por la que atraviesa el país podría generar trastornos de salud mental en los colombianos.

La situación es cada vez peor, pues ante la llegada del Covid 19, las cifras en pacientes con cuadros de depresión han aumentado notoriamente, sin embargo, la crisis adicional por la que actualmentenfrenta el país pone en alerta a los médicos con énfasis en Psicología y psiquiatría.

Las denuncias ante las agresiones de la fuerza pública a los manifestantes incrementan cada día más, cada día son más personas que se unen en el día y la noche a marchar a las calles tras la esperanza de que el Gobierno de soluciones a las peticiones de los colombianos.

“Estamos aburridos de que nos maten por el hecho de querer cambiar un país de miseria como en el que nos encontramos” 

Estas son las palabras de Andrés Sarmiento, estudiante de la Universidad Nacional, quien dice estar cansado de los abusos del Gobierno y del poder que le ha entregado a la fuerza pública.

“Es inaudito que el Gobierno haya decidido alzar las armas contra el pueblo que lo eligió, por que si bien los que están uniformados son los que activan las balas, los que dan la orden son los mismos que nosotros como pueblo pusimos a elegir por nosotros”

Ante dicho panorama, son muchos los que han decidido tomarse las calles para levantar su voz de protesta, y es justamente esa zozobra de no saber qué pasará, lo que preocupa a los especialistas en cuidado de la salud mental.

Angélica León, Psicóloga y docente de la Universidad Central, nos cuenta cómo la tristeza puede llegar a afectar directamente nuestra vida cotidiana, donde los temas vivenciales y la influencia social también puede llevar a desencadenar un trastorno depresivo. 

“No se puede desconocer que lo que está pasando actualmente en nuestro país afecta efectivamente nuestra salud mental, el confinamiento, lo que está pasando en el entorno social, evidentemente puede llegar a desencadenar en personas que están predispuestas para sufrir este tipo de trastornos”.

Para Angélica, cuando una persona se enfrenta a un país con pocas oportunidades los niveles de frustración cada vez son más altos, no solamente para quién se enfrenta en las calles alzando su voz de aliento, sino también para la familia y su entorno social.

“Son muchos los jóvenes que se sienten vulnerados en sus derechos, o al tener que enfrentarse ante una situación pública como lo que está pasando en medio de una pandemia, en medio de un tema de salud tan complicado y es pasar por encima de las condiciones de autocuidado a lo largo del año pasado y este”.

Para concluir Angélica asegura que “la poca certeza de qué sucederá con el país y la vida de los colombianos que salen a marchar a las calles diariamente, desencadenaría una afectación precisa en el desarrollo en cuanto a problemas de salud mental”.

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El acoso Callejero: la violencia más normalizada

Por: Valentina Gómez Salazar

En todo el mundo, una de cada tres mujeres experimenta alguna forma de violencia física o sexual en el transcurso de su vida.

La violencia contra mujeres y niñas provoca traumas devastadores e incluso el temor de denunciar o narrar lo sucedido.

Sin embargo, el problema radica en naturalizar el acoso callejero y considerar que el término violencia solo se atribuye al accionar que implica la agresión física frente a otra persona.

Pese a que es una de las formas de violencia de género más extendidas, el acoso callejero está tan normalizado que muchas mujeres de todas las edades y ciudades de todo el mundo lo viven “resignadas”.

4. El acoso Callejero la violencia más normalizadaEs por esto, que resulta importante reclamar medidas para acabar con esta violencia de género que provoca miedo e inseguridad a niñas, jóvenes y mujeres; y afecta directamente a sus derechos, limitando su movilidad, libertad y seguridad.

El acoso callejero se presenta como un tipo de violencia que, según la organización Stop Street Harassment, aparece en forma de «comentarios, gestos y acciones no deseadas, realizadas por la fuerza a una persona desconocida en un lugar público y sin su consentimiento».

Más allá de las cifras, se encuentran las historias de todas las mujeres y niñas que sienten (o han sentido) inseguridad en su hogar o en las calles. Es precisamente en el espacio público donde más normalizada y extendida está la violencia, sobre todo, aquella que se presenta en forma de acoso.

Por consiguiente, la violencia simbólica se practica de manera inconsciente, traduciéndose en que también los dominados contribuyen a su propia dominación, a veces sin saberlo y otras a pesar suyo, al aceptar implícitamente los límites impuestos por los patrones de género.

Un ejemplo, en relación al acoso sexual callejero, la vergüenza, humillación, timidez, ansiedad, culpabilidad que puede experimentar una víctima de acoso callejero, constituye una forma de sometimiento, a pesar de sus convicciones internas y sus deseos de resistencia a la opinión dominante.

Lo anterior invita a cuestionar cómo se conjuga la violencia simbólica con el acoso sexual callejero.

Es importante aclarar que la VBG (Violencia basada en género) no solo se vive en el ámbito privado, sino también en el público.

En 2012, un estudio realizado en Nueva Delhi por ONU Mujeres arrojó que el 92% de las mujeres comunicó haber sufrido algún tipo de violencia sexual en espacios públicos y un 88% notificó haber sufrido algún tipo de acoso sexual verbal, incluidos comentarios no deseados de carácter sexual, silbidos, miradas o gestos obscenos, a lo largo de su vida (ONU Mujeres, 2012).

Para hacernos una idea de la dimensión del problema, la Secretaría Distrital de la Mujer en el año 2019 realizó un plan piloto para contrarrestar el índice de acoso callejero en la Capital.

Solo en Bogotá, tres de cada cuatro mujeres participantes en el informe (que recoge el testimonio de 951 mujeres jóvenes entre 16 y 30 años de Bogotá) experimentaron acoso callejero verbal, sin contacto físico, una forma más normalizada de acoso que crea sensación de inseguridad, porque conlleva el miedo a una escalada a formas más graves de violencia.

Como se indicó, la mayor parte de estas experiencias desagradables tuvieron lugar, según las encuestadas, en transporte público o en parques.

Echemos una mirada en rededor, en América Latina, un documento publicado en 2015 por el Observatorio de Igualdad de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) indicó que en Lima 9 de cada 10 mujeres entre 18 y 29 años manifestaron haber sufrido algún tipo de acoso callejero en el último año.

En Bogotá y Ciudad de México, 6 de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo de acoso sexual en el transporte público; y en Santiago de Chile, 6 de cada 10 han sufrido acoso sexual en espacios públicos y no han sido denunciados.

Así, una cultura de piropos es propia de una cultura machista, ya que esta trata los cuerpos de las mujeres como propiedad pública, sobre la cual todo hombre tiene derecho de opinar.

De esta forma, se puede decir que el acoso callejero es una de las expresiones de machi2. El acoso Callejero la violencia más normalizadasmo que da puerta de entrada a otras violencias como: agresiones, abuso, violaciones o feminicidios.

Mónica Echeverria, Comunicadora social y Periodista con Magister en estudios de género en el ámbito público y privado, asegura, que el acoso callejero es una forma de acoso sexual, e identificarlo es muy fácil pero se ha naturalizado esta práctica en el espacio público por hombres y mujeres.

Además, añade que la lectura del acoso callejero debe dejar de hacerse desde el sistema patriarcal tradicional que da pie para que se presente este tipo de violencia y discriminación en mujeres y en otras identidades de género.

Y asegura, que claramente el acoso callejero es un tipo de violencia enmarcado en la violencia sexual que puede desencadenar a la persecución o en ocasiones en agresiones físicas en niñas, jóvenes y mujeres.

Ahora bien, aunque el acoso callejero puede suscitar emociones negativas, llama la atención que las reacciones ante él son, en su gran mayoría, respuestas pasivas, tales como ignorar la situación.

Como afirma Mónica Echeverria, para contrarrestar este tipo de violencias hay que dejar de naturalizarlas, sé ha considerado normal que personas extrañas nos esté hablando y opinando sobre nuestros cuerpos y con relación a nuestra sexualidad.

Y Añade:

“No es normal, las personas no tienen porque estar hablando de nosotras de esa manera y se debe entender que esto es un problema, y además, no es un problema menor, pues está vinculado con nuestros derechos de cuerpo e de intimidad y debemos denunciar”.

Tomando todo esto en cuenta, ¿cómo es que el acoso sexual callejero puede generar malestar?

Según cifras de la Secretaría de las Mujeres de la Alcaldía, las mujeres encuestadas manifestaron que son víctimas de acoso callejero varias veces al día; y el 60% de las mujeres dijeron sentir que Bogotá no es una ciudad segura para ellas debido a la cultura patriarcal.

3. El acoso Callejero la violencia más normalizada

Con esto en mente, resulta importante denunciar y acudir a mecanismos de defensa que muchas mujeres hemos usado, y aseguro que usted como lector también lo ha hecho.

Cambiarse de acera porque hay un grupo de hombres más adelante, elegir la ropa de acuerdo al tipo de transporte que vas a usar ese día, caminar con audífonos para no escuchar lo que te dicen en la calle.

Sentir un vacío en el estómago cada vez que te encuentras en una calle sola con un hombre. Acelerar el paso o entrar a un local cuando sientes que un hombre te está persiguiendo. Acércate a un grupo de desconocidos para que no se den cuenta de que vas sola.

Sentir miedo, sentir asco, sentir rabia y tragársela, son emociones que se quedan cortas frente al acoso callejero que viven hombres y mujeres en su cotidianidad.

¿Reconoces alguna de estas situaciones? La respuesta, muy probablemente, esté determinada por tu género y porque has sido víctima en algún momento de su vida.

Johanna Quintero, Socióloga, Magíster en Comunicación y Medios y estudiante de Doctorado en conocimiento y cultura en América Latina, nos narra desde su rol de mujer y de académica, lo que es lidiar con el acoso callejero.

“Creo que desde la sociología hemos tenido unas discusiones supremamente fuertes frente a las grandes estructuras, a las relaciones con el estado, con el poder y con las luchas; pero hasta hace muy poco, le dimos el valor de hablar del tema de las violencias en todas sus facetas y lo que implica denunciar el acoso”

Asegura que hay grandes avances, en relación con quitar el espectro privado o íntimo, cuestiones que son profundamente colectivas.

Y enfatiza, que de alguna manera, culpabilizamos a las mujeres de acoso cuando escuchamos piropos, palabras grotescas, adjetivos calificativos sobre nuestro cuerpo.

Añade, que todo se queda en la culpa y en la individualidad cuando estas cuestiones son profundamente colectivas.

“Dicha problemática hace parte de los contextos, en esta medida han sido naturalizados y muchas veces validados por otros que quizás no están comprendiendo los alcances de las violencias”.

Como señala Johanna Quintero, mientras nosotros no problematizamos ese pequeño detalle imperceptible de la cotidianidad, como lo es el acoso callejero, básicamente no vamos a poder movilizar los grandes aspectos de la violencia sexual.

Aqui, la voz experta de Mónica Echeverria quien nos invita a pensarnos la violencia sexual como una problematica latente: 

En esta revisión, tan somera como inevitablemente personal, queda claro que el acoso callejero es un tipo de violencia que aqueja a miles de mujeres de cualquier edad, y que los espacios públicos se convierten en escenarios de incomodidad e inseguridad para hombres y mujeres.

Dentro de este marco, ha de considerarse la necesidad de evitar naturalizar prácticas de acoso callejero, e incentivar la denuncia de la violencia sistemática que por décadas aqueja a la población más vulnerable en términos de género en diversidad de espacios cotidianos.

Solo seremos realmente iguales cuando podamos participar en la esfera pública de la misma forma que los hombres, cuando las mujeres podamos caminar con libertad por las calles, sin el constante miedo de ser objetivadas, acosadas o violadas.

Llegado a este punto, el acoso callejero, como manifestación del sexismo, no es trivial, es una demostración más de la dominación masculina que perpetúa la subordinación de lo femenino, por eso, esta discusión resulta relevante.

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Revictimización en las víctimas

Entrevista realizada por Katia Corena Gonzalez

Nos encontramos con Kellyn Duarte, perteneciente al colectivo Sanacción, quienes brindan acompañamiento psicosocial con enfoque de género. 

Kellyn es psicóloga social, educadora comunitaria e investigadora con experiencia en el diseño, implementación y seguimiento de programas de prevención y restablecimiento de derechos de las víctimas de la violencia, más que todo mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia y de tentativas a feminicidio.

Katia Corena: Se que no tiene total experiencia manejando casos donde un asesino serial esté implicado, pero como psicóloga y en medio de su experiencia ¿cuál cree que pueda ser el motivo por el que un asesino en serie o el victimario en sí, cometa algún acto violento hacia alguien? 

Kellyn Duarte: Acá hay muchas respuestas. Hay una parte de estos asesinos que tienen patologías o diagnósticos psiquiátricos que precisamente por eso pueden deshumanizar al otro y cometer este tipo de crímenes sin dolor. Pero también han habido casos de asesinos que justifican sus crímenes con argumentos machistas. 

Incluso también hemos visto, dentro del marco del conflicto armado, grupos legales e ilegales, en donde también naturalizan la violencia sistemática que también hace parte de la militarización de la vida y los contextos de guerra en donde se deshumaniza al otro.

Katia Corena: ¿Cuáles son las secuelas de una víctima de violencia y más si es así de grave como la violencia que maneja un asesino en serie?

Kellyn Duarte: De quienes han sobrevivido, casi siempre se genera un estrés post-traumático y unos impactos significativos en términos de pánico, ataques de pánico, miedo, desesperanza, e incluso a veces se puede también generar ideas suicidas. 

Casi siempre cuando hay este tipo de violencia, hay tortura o hay violencia sexual, entonces pueden haber impactos diversos según las condiciones de la víctima. 

Yo he atendido sobre todo a sobrevivientes de tentativas de feminicidio, en donde se crean secuelas físicas muy fuertes junto con miedos como por ejemplo, miedo al salir al espacio público. El estrés post-traumàtico es lo más significativo, junto con la depresión y ansiedad.

Katia Corena: Los asesinos en serie, en su mayoría, fueron víctimas también en su infancia, ¿cree usted que si ellos hubiesen sido asesorados psicológicamente o hubiesen estado en terapia no se hubiesen convertido en asesinos?

Kellyn Duarte: Sí, yo creo que si tuviéramos unas políticas de salud mental mucho más profundas y tuviéramos también unas políticas de igualdad de género mucho más profundas también, podríamos reducir la violencia por parte de asesinos, especialmente pues en mi experiencia, de violencia basada en género y de feminicidios. 

Sí creo que también la atención psicológica y terapéutica puede de repente prevenir este tipo de crímenes, pero también lo podría prevenir una justicia política más estricta; si el sistema penal funcionara mejor o si también hubieran mejores condiciones sociales, no sería la única solución, también tendría que combinarse con otras medidas estructurales.

Katia Corena: ¿Qué modalidades se han manejado para que las víctimas, que pasaron por una fuerte violencia, sigan adelante y dejen los recuerdos tormentosos atrás? 

Kellyd Duarte: En mi experiencia lo que hacemos es atención psicosocial para mujeres que han sufrido tortura o tentativas de feminicidio. Lo que hacemos son procesos individuales terapéuticos para poder mitigar las afectaciones derivadas a estas violencias. 

También consideramos importante los espacios grupales. Los grupos de apoyo y los espacios en los que puedan conectarse con otras víctimas. Hay muchos casos en que no es que olviden totalmente lo que sucedió, sino que con el tiempo van digiriendo mejor estos recuerdos.

Katia Corena: En medio de su experiencia, ¿ha visto justicia por parte del estado? ¿Han existido casos impunes?

Kellyn Duarte: No, realmente la justicia por parte del estado es muy débil, nosotros tenemos un sistema penal muy grande para los asesinos y victimarios; los procesos pueden tomar muchos años y se dilatan por muchas razones. Usualmente también se desgasta la víctima, es decir, se sobrecarga todo el tema de las pruebas sobre la víctima y sus representantes. 

Nosotras por ejemplo tenemos tipificado el delito de feminicidio, pero realmente han habido muchas condenas y muchas deducciones en las mismas, entonces creo que la justicia todavía no es tan eficaz como debería ser y lo que sucede es que en el proceso hay  mucha revictimización contra las mujeres.

Es decir, hay barreras de acceso a la justicia, como tener que repetir varias veces el testimonio, ser enviadas de una institución a otra, o ha pasado que no se cree en su versión. Entonces realmente la justicia no es garantista con las mujeres.

Si desea conocer más sobre el colectivo Sanacción, lo invitamos a que vea el siguiente video en donde se muestra el proyecto crowdfunding que se realizó en el año 2020. Este proyecto fue realizado junto con el colectivo, mediante cuatro estudiantes de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Central, Valentina Amortegui, Manuela Parra, Danna Castillo y quien realizó la entrevista, Katia Corena; para la materia Gestión de Recursos.

El proyecto consistió en recaudar fondos para las mujeres que estaban siendo víctimas de cualquier tipo de violencia, en plena pandemia. Ellas no contaban con los suficientes recursos para poder pagar las terapias, teniendo en cuenta que las psicólogas también necesitan un sustento y más en tiempos de crisis.

Depresión en épocas de pandemia

Por: Esthefani Becerra

¿No les ha pasado que muchas veces sienten un deseo incontrolable de hacer muchas cosas a la vez y se frustran cuando no lo logran? ¡A mí sí! 

Y creí que se trataba de algo normal por el encierro de la pandemia, sin embargo, cuando todo estaba bien en mis días cotidianos, sentía unas ganas excesivas de explorar contra el mundo entero, quería culpar de todas las desgracias mías a quiénes me hablaran, o tan siquiera a quién suspirara a mi lado. 

Al verme sumida en la soledad que yo misma había buscado, en el encierro de las cuatro paredes blancas de mi habitación donde solo sentía tristeza y asfixia, descubrí que el problema no era de la sociedad era mío.

Todas las mañana había acostumbrado a levantarme muy temprano a limpiar los pisos de la casa, a tal punto, que parecieran un espejo tan resplandeciente que incluso en él me pudiera ver, mis días se habían convertido en excesiva limpieza, pero cuando terminaba no quedaba más que encerrarme en el mismo lugar a protestar por mi vida.

Las lágrimas corrían por mis mejillas como la corriente de un río, un vacío profundo aparecía en mi estómago, como cuando sientes mucha hambre y aun comiendo no sacian las ganas ¿lo han sentido?

Una depresión absurda se había sumado a mi vida, y mucho tiempo después pude ir haciéndome su compañera, mi estado de ánimo tenía curvaturas, buscaba gente para no sentirme tan sola, pero aún así me sentía vacía, lloraba por todo, mi enojo era incontrolable.

Ni se diga de lo descontenta que me sentía con los kilos de más que se veían en mi cuerpo.

Definitivamente aunque intentaba sonreír y quería pretender que no pasaba nada y que todo estaba bien, me di cuenta de mi problema un día que entre lágrimas la idea de acabar con mi vida llegó a mi cabeza.

Es ahí donde las manos no tiemblan más, donde los sentimientos de culpa de todo lo que has hecho se sienten tan pesadas, sientes que deseas acabar con tu vida hasta porque has matado a ese molesto zancudo que en las noches no te dejaba dormir.

Sí, es cierto, es una enfermedad silenciosa que llegó a ponernos una vez más a prueba a nosotros los mortales, un padecimiento que se sufre en silencio y con un sudor incontrolable que sale de cada pensamiento, de cada intento por sobresalir, de cada intento de aceptar y creer que sí se puede superar.

Te invito a escuchar un fragmento de esta historia.

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El fundador del taekwondo en Colombia: 54 años de tradición

Por: Daniela Espitia

El taekwondo es una disciplina coreana con gran acogida en nuestro país, convirtiéndose en uno de los 8 deportes que tendrán representación colombiana en los juegos olímpicos de Tokio 2021; por lo que este deporte y su desarrollo se convierte en un foco importante de investigación en nuestro país. 

Nuestros deportistas de taekwondo recibieron glorias en diversas competencias de talla mundial, como Oscar Muñoz que ha logrado la única medalla de bronce olímpica para Colombia en Londres 2012, o Jhormary Rojas quien es la única deportista de para- taekwondo en ostentar 5 campeonatos mundiales. 

Por medio de este reportaje ahondaremos en los inicios del taekwondo en nuestra nación: ¿Cómo llegó este deporte desde tan lejos a Colombia? y ¿Cómo las tradiciones coreanas permearon el recorrido deportivo en esta región? 

La historia se remonta a 54 años atrás, cuando se institucionalizó el Taekwondo en nuestra nación, a través de un convenio entre la Universidad de América en Bogotá y el gobierno de Corea, junto con la llegada del maestro Kyong Deuk Lee al país.

El maestro Kyong Duk Lee es una leyenda de este deporte, llegó a Bogotá en 1967 y fundó la primera academia de taekwondo en Colombia. Hoy, a sus 85 años es un referente para diferentes generaciones.

Niños, jóvenes y adultos de diferentes regiones del país recibieron sus enseñanzas. Empezó con 4 pupilos en la sala de su casa y hoy en día son más de 150.000 practicantes aproximadamente, que descienden de aquellas primeras clases. 

Dentro del proceso realizado por este entrenador, cinturón negro en Colombia y en el mundo, recibió grandes reconocimientos como la Cruz de Boyacá, entregada por el presidente Juan Manuel Santos.

Desde su llegada al territorio nacional, Kyong Duk Lee enfrentó retos para enseñar taekwondo pues no era una práctica reconocida; de modo que tuvo que asociar su nombre al de karate coreano, ya que aquí el karate en esa época sí era distinguido.

Aprendió español en la Universidad de América de Bogotá y se adaptó a los cambios culturales que genera vivir en un nuevo lugar. Sin embargo, el clima capitalino fue un factor fundamental para que el taekwondoka quisiera quedarse. Él comenta que en Corea las estaciones son muy fuertes y que aquí en Bogotá todo el año es templado.

Actualmente, el maestro Kyong Duk Lee vive en el barrio Cedritos en la localidad de Usaquén. En su casa se encuentra la Fundación Cultural Colombo-coreana, y además funciona una academia de taekwondo, a la que asisten diversidad de deportistas interesados en aprender de esta disciplina en manos del reconocido entrenador.

Para el maestro Kyong, el taekwondo es un deporte que exige disciplina. Por ejemplo, explica que el primer acto que se realiza es un saludo a las banderas, además, menciona que el respeto a los dirigentes es esencial, promoviendo una cultura de respeto.

El deporte en este caso, se erige como un canal que permite heredar prácticas y costumbres de otros países. Parte de la cultura coreana fue transmitida a los colombianos, por medio de estos lazos que ha construido el taekwondo. 

Para Jev Lee, uno de los alumnos de Kyong, la mejor enseñanza que su maestro le ha podido compartir es sentir el taekwondo como una familia. Además, menciona que siente  a Corea en su sangre y en su vida.

De este país asiatico se permeó con toda su tradición, aprendiendo sobre el respeto hacia los mayores como uno de los factores más importantes dentro de su cultura.

En el aspecto deportivo comenta que se debe saludar a los compañeros, hacer una reverencia al instructor antes de empezar el entrenamiento, recitar los principios básicos, meditar un minuto sentado con las piernas cruzadas, hacer reverencia al instructor, a la bandera cuando ha terminado la clase y cuando se sale del Do Yang.

Para la vida diaria, la cortesía, autocontrol, integridad, perseverancia y el espíritu indomable son valores que los practicantes del taekwondo colombianos heredaron de la experiencia coreana. 

Del mismo modo, el maestro Kyong agradece vivir en nuestro país por la bondad de su gente, las puertas que aquí se abrieron para su vida y de todos los triunfos que aquí logró.

Al principio no fue fácil para él alejarse de su entorno y estilo de vida, sin embargo se enamoró de Colombia, de comer un buen mondongo, de dar un paseo por la Candelaria y de enseñar a miles de estudiantes colombianos, que hoy lo reconocen con altísimo respeto como el gran fundador del taekwondo en nuestros país.

A continuación encontrarás un video con un mensaje pronunciado por el Maestro Kyong Duk Lee en el marco del campeonato “Gran Maestro Kyong Duk Lee” en Bogotá hace 4 años: 

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Después de 11 años vuelve la categoría primera C del fútbol colombiano

Escrito por: Michael Reyes

La Dimayor (División mayor del fútbol colombiano) en asociación con la Difútbol, anunciaron de manera no oficial que a partir del mes de mayo, empezará un torneo no profesional que será considerado como la categoría C del fútbol colombiano. 

Desde el año 2001, el torneo profesional de tercera división fue cancelado como torneo oficial-profesional del fútbol colombiano. Esto se debe a una falta de presupuesto para mantener la competencia. Los equipos que participaban en el torneo hace 20 años decidieron seguir jugando, así no se diera premio, ni recompensa monetaria al ganador del torneo.
En el año 2010 se jugó la última final nacional de la categoría C, el equipo Electrohuila es el campeón vigente del torneo.

Más de 300 equipos semiprofesionales buscan un puesto en esta categoría, afirma la Dimayor, por lo cual sería casi un hecho la apertura de este torneo. Esto daría posibilidad y más fichaje a jóvenes de distintos pueblos o ciudades del país, de tener una experiencia deportiva más profesional en su currículum.

La última vez que se jugó, la Dimayor no permitió el ascenso del equipo ganador a la B, esto ocasionó que la oficialidad y profesionalidad del torneo fuera cancelada por la Federación.

Después de 11 años de espera, las asambleas de la Dimayor, debaten la fecha de inicio de este torneo, ya que su objetivo es hacer que los dos equipos ganadores ascienden a la B y los dos últimos de la B desciendan al torneo de la C.

Es oficial que las inscripciones para el torneo se abrieron de forma virtual a través de la página web de Difútbol, esto con el fin que a finales del año 2021 haya un ganador y así pueda jugar el año que viene en el torneo de la B.

El gobierno colombiano se manifestó ante la situación, la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes aceptó el proyecto, pero sugirió que era necesario establecer el ascenso y descenso de dos equipos. El representante Juan Diego Echavarria manifestó que la legislación colombiana permite adecuar el torneo, pero debemos esperar el debate interno para la aprobación del mismo..

“La legislación colombiana permite adecuar la normativa del torneo, si las condiciones prácticas establecidas del fútbol colombiano no dejan adaptar el sistema de ascenso y descenso la legislación del gobierno colombiano lo puede hacer”. Estas fueron las palabras del presidente de la Comisión.

Aunque no hay un anuncio oficial de apertura por parte de las directivas de la Dimayor, de Difútbol o de la misma Federación colombiana de fútbol, los anuncios a través de las páginas web, perfiles de Facebook o tweets en las redes sociales de estas asociaciones, nos dejan la ilusión que para este año se abrirá el torneo oficial.

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La adolescencia de ahora sumergida en crisis de salud mental

Por: Stefanía Bayter 

La pandemia no solo trajo consigo la propagación del Covid-19. Trastornos psicológicos incrementan en una de las poblaciones más afectadas, los jóvenes. 

Foto 2. La adolescencia de ahora sumergida en crisis de salud mental

En el primer trimestre del año cerca de 30 y 45 jóvenes en salas de urgencias pediátricas en Madrid esperan para ser atendidos en una Unidad de Hospitalización para adolescentes por problemas mentales. La situación se acrecentó a medida que la pandemia iba dejando sus secuelas. 

Para prevenir el contagio por el Covid-19, se hizo necesario el aislamiento y el distanciamiento social. Por consecuencia, los colegios, instituciones y centros de entretenimiento se vieron en la obligación de cerrar sus puertas. 

Estas medidas han afectado de manera especial a los niños y adolescentes, pues con ello han experimentado síntomas psicológicos como el estrés, la ansiedad, la tristeza, y en muchos casos nuevos, hábitos que involucran adicciones. 

El impacto y permanencia de estas patologías en los jóvenes dependen de factores como: el contexto social y familiar, la edad, antecedentes de trastornos mentales, la situación educativa y, claramente, el covid-19 y los contagios que hayan al interior de sus familias. 

La estabilidad de los jóvenes se ha perdido porque los factores que contribuyeron a su estabilidad emocional ya no están. La carencia de interacción con sus círculos sociales y educativos eliminó de una manera rápida las rutinas y costumbres a las que ya estaban acostumbrados. 

Luego, los adolescentes se ven relacionados en “actividades compulsivas que los vinculan con el internet”, con relaciones sociales en muchos casos no positivas y una exposición al acoso y abuso cibernético. 

De darle continuidad prolongada a estos nuevos hábitos que suprimen la interacción social y el contacto en los jóvenes se pueden desarrollar e incrementar los trastornos depresivos, tentativas de suicidio, trastornos alimentarios, violencias intrafamiliares y adicciones. 

Foto 3. La adolescencia de ahora sumergida en crisis de salud mental

Con base en ello “The Conversation”, medio de estilo periodístico que se basa en crear análisis a partir de investigaciones, búsquedas y participación de académicos sugiere unas recomendaciones a tener en cuenta para el tiempo de ahora y el devenir. 

  • Desde el hogar se deben inculcar habilidades para confrontar la decepción, las dificultades de control emocional, y la resolución de conflictos. En el hogar deben surgir las primeras respuestas ante la incertidumbre del futuro. 
  • Los padres, madres y/o cuidadores de jóvenes deben hablar claramente con ellos la situación que mundialmente nos aqueja que es la pandemia, procurando evitar términos negativos o desesperanzadores. 
  • Se recomienda evitar el uso excesivo de internet, redes sociales, y consumo de noticias continuas relacionadas con la pandemia.
  • Combatir las conductas de riesgo con actividades como el baile, la música, la pintura y la escritura.
  • Buscar las maneras de poder conservar los vínculos sociales y/o afectivos pese la situación pandémica. 
  • Desde las instituciones de la escuela y la familia se debe incidir en las medidas de bioseguridad para evitar la transmisión del virus y el tratamiento de trastornos psicológicos.
  • Los profesionales de la salud mental infanto-juvenil tienen la función de educar a las familias con aspectos que sean de interés para detectar síntomas psicológicos en los jóvenes, estas pedagogías deben ser consecuentes con lo informado presencial y virtualmente. 
  • Los profesionales en psicología clínica deben contribuir en el diseño y práctica de intervenciones conductuales que compartan en pedagogía con los padres para dar un manejo a los trastornos mentales como la hiperactividad y el déficit de atención.
Foto 1. La adolescencia de ahora sumergida en crisis de salud mental

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Empieza un nuevo año, y con ello vienen a la cabeza muchas cosas, sobre todo en este extraño contexto en el que el mundo se encuentra. Pensar que un virus nos cambiaría tanto la vida es algo que, pese a que llevamos poco más de un año con esta situación, se sigue sintiendo extraño.

A la cabeza vienen pensamientos como la esperanza de que en un nuevo año vendrán mejores cosas y que por fin saldremos de esta situación sanitaria que nos tiene metidos en casa desde hace un tiempo impensado.

Crónica imagen 1

Pero, conociendo la situación de seguridad en Colombia, más allá de lo cotidiano en las ciudades, el fenómeno de las masacres sigue siendo una constante que parece que no tiene fin y que, con el paso del tiempo, va ganando más fuerza, por su frecuencia y por la cantidad de vidas que se han llevado.

Esta historia se reedita sola, pasan los días, se siguen contando muertos. A la fecha, se cuentan 35 masacres con un total de 132 víctimas mortales, esto en un periodo de 5 meses. Ante este panorama, y sabiendo lo que queda de 2021, todo queda a la imaginación.

Y es que no se puede alcanzar a dimensionar un problema si no se tiene empatía con las víctimas, de ponerse en sus zapatos y de pensar que el fin de la vida, pese a que lo veamos cerca o lejos, no nos preocupamos hasta que llega de frente, sobre todo en el momento menos esperado.

Y es que esta historia de horror empezó desde la firma de los Acuerdos de paz en 2016, que de paz no dejó nada, pues sigue habiendo sigue habiendo miseria y muerte. Ante la retirada de las FARC como mayor antagonista durante las últimas cinco décadas de esta historia, han aparecido nuevos personajes y han tomado más fuerza en este cuento.

Empezaron a aparecer con mas fuerza sectas malvadas, las cuales, de forma malvada empezaron a tomarse esa Colombia Profunda que solo se menciona, pero nunca se observa, nunca se mira.

Estos grupos del mal, ante este panorama, no solo empiezan a imponer unas practicas que la población en general mira como dañinas, como la imposición de un estilo de vida en torno al narcotráfico. Pero también empezaron a sembrar las semillas de un orden del terror en pro de los intereses de los malos.

Crónica imagen 2

Situaciones particulares tales como perseguir a aquellos que con poco mas que su voz quieren que la situación desfavorable de las poblaciones se vaya para nunca mas volver y terminar el cuento con las personas viviendo felices por siempre.

Situaciones particulares como los constante intercambios de plomo entre bandos que disputan territorios, teniendo personas inocentes, expuestas, frágiles y vulnerables, en medio del fuego y sin ayuda alguna.

Y situaciones particulares como el daño a la productividad y al estilo de vida de los que buscan cualquier forma de salir adelante sin pasar su voluntad por encima de los demás y sembrar un nuevo sendero hacia la anhelada paz.

Esta historia de las masacres, la cual viene con una edición distinta cada año, y que se empezó a escribir desde el 10 de enero, lleva hasta la fecha 35 capítulos, y ante la falta de un superhéroe lo suficientemente poderoso y determinado para cambiar esta horrorosa narración, seguirá lejana de un final feliz y moraleja

Fuentes:

  • Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz. (28 de marzo de 2021). Informe de masacres en Colombia durante el 2020-2021. Obtenido de Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz: http:depaz.org.co/informe-de-masacres-en-colombia-durante-el-2//www.in020-2021/
  • I (22 de febrero de 2021). Masacres en Colombia, radiografía de una problemática que tuvo su mayor pico en 2020 y que este año ya deja 56 víctimas mortales. Obtenido de Infobae: Masacres en Colombia, radiografía de una problemática que tuvo su mayor pico en 2020 y que este año ya deja 56 víctimas mortales

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La adolescencia como proceso dinámico

Por: Stefanía Bayter

La adolescencia se debe manejar con dureza, temple y carácter; nada de andar pensando que porque cumpliste 15 o 16 ya “eres un adulto y puedes tomar tus propias decisiones”, o que a la primera contradicción se alcahuetee tu “me voy de la casa”. 

Foto 1. La adolescencia como proceso dinámico

¿Pueden ustedes queridos lectores creer que en pleno siglo XXI hayan posiciones así?

Pues sí, lamentablemente, en nuestro siglo aún hay pensadores que consideran que el adolescente se siente mal por dentro por su naturaleza y lo que hace es desquitarse con padres y profesores. Tal cual lo afirma Gerardo Castillo, profesor emérito de la facultad de educación y psicología de la Universidad de Navarra, en España. 

Por la misma línea se dirigió Mariano Yela, psicólogo y filósofo español quien dijo que “Es la rebeldía agresiva, que es propia de la persona débil, de quien no sabiendo soportar la dureza de la vida diaria intenta aliviar su sufrimiento haciendo sufrir a los demás. Se expresa de forma violenta”.

Sin embargo, expertos como Roberto Chaskel o Fernando Alberta, se apoyan en la idea de que ser padres de adolescentes es un proceso de preparación diario; por la necesidad que surge en las relaciones parentales de crear nuevas formas de comunicación. 

¡Estamos en una sociedad dinámica, por tanto, no nos podemos quedar con ideas obsoletas!

Por ningún motivo se debe comparar la adolescencia de los años 70 u 80 a la adolescencia de nuestros tiempos según afirma Chaskel, dado que: 

1. La adolescencia comienza más temprano, es así como con niños de 10 o 12 años ya se empieza a incursionar en un lenguaje de adolescentes. 

2. El fácil acceso a internet por los jóvenes, lo que implica que tienen la posibilidad de conocer información que muchas veces los padres no tienen.

Por otro lado, Alberta no toma la adolescencia como un proceso traumático al que un padre se deba enfrentar; sino que, lo describe como un momento en el cual los niños se convierten en adultos y surge la necesidad de replantearse nuevas formas de comunicación entre padres e hijos.

“La adolescencia es una etapa fructífera, donde el lenguaje es completamente distinto” afirma Alberta. Padres y madres deben incursionar en un nuevo lenguaje con sus hijos, deben abordarlos desde la comprensión, el amor y la seguridad de que se están colocando en sus zapatos para poder entenderlos. 

El libro “Adolescentes: Manual de Instrucciones” es un libro moderno escrito por Fernando Alberta, suprime todo aquello que ya no está en sintonía con los adolescentes de ahora.

Es así como surge la necesidad de replantearse como padres y buscar la manera y el lenguaje adecuado para abordar a los adolescentes.

Foto 3. La adolescencia como proceso dinámico

Está claro, y sustentando mi opinión y postura con Alberta y Chaskel que ayudar a la construcción del tejido social por medio de la adolescencia es una de las tareas que más aprendizaje conlleva, debido a las necesidades de nuevos lenguajes y entendimientos en el momento de abordar a los jóvenes. 

La sociedad es dinámica, como bien lo decía al inicio de este artículo, por tanto, cambia, muta, evoluciona hacia nuevas formas de pensarse como un sujeto individual y como un colectivo que se construye en conjunto empezando desde la institución familiar. 

Las necesidades que surgen del cambio nos hacen archivar ideas, planteamientos, incluso acciones que a nuestros tiempos ya son rezagadas, que ya no tendrán el mismo efecto de construcción que hace algunos años.

Antes de mirar la adolescencia como una situación difícil por abordar, se debe concientizar que son los futuros constructores de ideas, de fuerzas, resistencias, y demás formas que los permitan ser desde su interior lo cual implica abordarlos con el mayor afecto, entendimiento, y nuevas formas de acercamientos que sean posibles.

Foto 2. La adolescencia como proceso dinámico

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La movilización social como ejercicio de los cuerpos en resistencia; como evidencia del entendimiento y la critica de los fenómenos sociales coetáneos; como empatía con lo otro, lo tangible en otros cuerpos, esa alteridad diversa, esa diferente; la digna rabia, la lucha de los de a pie, la voz de los “vulnerables”, las “minorías”, los “nini”, “las machorras”, los “delincuentes”, las “maricas”, los “indios”, los “vagos”. Como hecho incendiario que construye desde el acto más revolucionario, el amor. 

El presente es la cristalización de lo que hoy parece anacrónico pero que continua vigente en la esperanza para la reivindicación de los Derechos, y la lucha popular, esa materializada en el billete de más baja denominación, donde el “Caudillo del Pueblo” estaba retratado y en el cual también se citan las palabras que retumbaban hace más de 73 años, “El pueblo es superior a sus dirigentes” y hoy devuelven la fe.

(Creado en el Marco del Paro Nacional Colombiano Indefinido, iniciado a partir del 28 de abril “28 A”)