Desde hace varias semanas, la zona cafetera de Colombia y el Departamento del Tolima se encuentran con una alta preocupación por el aumento en la sismicidad y las emisiones de ceniza provenientes del Cráter Arenas, en el Volcán Nevado del Ruiz.
Por Carlos Andrés Pérez Sánchez
Este volcán, de 5.330 msnm y 1.8 millones de años, es el volcán nevado más famoso del país, aun sin ser el más alto ni el más grande. Pero sus bellas características geológicas no dejan a un lado su alta peligrosidad y amenaza; hace tan solo 37 años nadie conocía los alcances de este volcán en su naturaleza y por lo tanto, no era monitoreado ni se le prestaba la atención suficiente a las características cambiantes al interior del cráter, hasta el fatídico 13 de noviembre de 1985, cuando una erupción provocó un deshielo en la zona glacial hacia el nacimiento del río Lagunilla; la consecuencia, una mega avalancha de fuego, agua, lodo y escombro, que destruyó a la vigorosa ciudad de Armero, Tolima y dejó sin vida a más de 20 mil personas.
Tras este acontecimiento, el Ruiz ha permanecido en estudios por parte del Servicio Geológico Colombiano –SGC– y tras llevar más de 30 años activo, es ahora cuando vuelve a encender las alarmas en todo el país, debido al aumento de la sismicidad al interior del cráter y la emisión de gases y ceniza, se presagia una erupción igual o mayor a la de 1985, según expertos del SGC. Al pasar de los días, la actividad del volcán se hace mayor; durante esta última semana, los sismos al interior del cráter han disminuido, pero el flujo de emisión de gases aumenta, por lo que varias zonas veredales han sido desalojadas por prevención, y la ceniza ya no solo cae a los alrededores del volcán, sino en algunos municipios de los departamentos vecinos, como Villamaría, en Caldas, y Filandia, en el Quindío, este último ubicado a una distancia considerable del nevado.
El jueves 13 de abril, se conoció la evacuación de 87 personas, en su mayoría campesinas, que habitan en sectores rurales aledaños al volcán en el área del Tolima; de la misma manera, en Murillo, Tolima, las vías y carreteras se encuentran cerradas, permitiendo el paso solo a vehículos de emergencia y del servicio público. Por el área cafetera, Risaralda, al igual que Caldas y Tolima, ha declarado la calamidad pública, especialmente en los municipios de Santa Rosa de Cabal y Dosquebradas. Lo que se espera si llega a ocurrir una erupción, es la emisión de material piroclástico o también llamado, nubes ardientes, fuerte caída de ceniza y una o varias avalanchas, que en este caso no dejarían tantas vidas perdidas a su paso, pero sí pérdidas económicas y materiales, y si fuera con las mismas características de la de 1985, los colombianos volverían a ver en sus televisores y ahora en las redes sociales, a los vestigios de Armero hundirse entre el lodo, el agua y el fuego.