Joe Biden, el presidente de Estados Unidos, recientemente aprobó el proyecto Willow, el cual será dirigido por la compañía internacional originaria de Estados Unidos ConocoPhillips, conocida como el quinto mayor refinador del mundo.
Por: Claudia Alejandra Olarte Osorio
Este proyecto se basa en la perforación de petróleo y gas en Alaska, ya que esta zona alberga aproximadamente 600 millones de barriles de petróleo, el objetivo de la compañía es producir hasta 180.000 barriles al día.
Para la compañía esto traerá beneficios como empleabilidad e inversión local, ya que Estados Unidos podrá aumentar la producción de energía nacional y podría disminuir la dependencia del petróleo de otros países, sin mencionar un beneficio económico tanto para ConocoPhillips, como para el país.
En cambio, hay una gran preocupación ambientalista, ya que los avances que han realizado en este gobierno hasta este momento por la crisis climática habrán sido en vano. Este proyecto generará 9,2 millones de toneladas métricas al año de contaminación por carbono, lo que equivale a agregar dos millones de automóviles a gasolina en las carreteras cada año. En consecuencia a esto, y como manera de protesta, han escrito más de un millón de cartas a la Casa Blanca y más de tres millones de personas firmaron una petición para detener el proyecto Willow.
Joe Biden, para tapar la polémica y las críticas que había sobre este proyecto, anunció en el Departamento del Interior que más de 1,2 millones de hectáreas del Mar de Beaufort en el Océano Ártico estarían indefinidamente fuera de los límites para la perforación de petróleo y gas, además de también garantizar la protección de un hábitat importante para las ballenas, focas, osos polares y otros animales.
Esta medida demuestra cómo este gobierno quiere librarse del enojo de los activistas por el medio ambiente, poniéndoles, como se dice coloquialmente, un “contentillo” protegiendo una zona, para explotar otra. Teniendo en cuenta que una de las promesas de Biden cuando era candidato a la presidencia en el 2020 era terminar con las perforaciones federales de petróleo, propuesta que, evidentemente, no se está cumpliendo.
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