El 2 de agosto, se encendieron las alarmas de la tensión política mundial. China inició las amenazas contra la República China, también conocida como Taiwán, por el aterrizaje y visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, en territorio chino, aún por dominar.
Escrito por: Brahyam Camilo Muñoz Romero (bmunozr1@ucentral.edu.co- cbrahyam._munoz)
Al ser ignoradas las advertencias de China, el ministro de defensa advirtió de los ejercicios militares cerca de la isla. Misiles de fuego real chocaron en aguas cerca de la isla. Actos que obligaron a las fuerzas armadas de Taiwán a preparar toda su fuerza armamentista, suministrada por Estados Unidos, para una presunta invasión.
Hace 25 años que Taiwán no recibía a un visitante con un cargo estadounidense tan importante. Por lo que el ideal de una sola China se ve afectado; pues China reconoce que todo su territorio es una entidad nacional, por lo que la isla de Taiwán sería una providencia rebelde, por controlar.
“Nada de esta visita (…) cambiará el Estatus Quo”, respondió a los comunicados de prensa la administración de Joe Biden, que “no morderemos el anzuelo”, pero que sí van a intervenir de manera militar en caso de que China invada la isla por la fuerza. Sin embargo, la Casa Blanca está abierta al diálogo.
La tensión sigue tras que China finalizara sus ejercicios militares el domingo 7 de agosto; Taiwán fue el siguiente en desplegar sus fuerzas armadas para realizar prácticas de defensa por toda la isla. Además, el jueves 11 de agosto, el gobierno chino hizo público su tercer libro blanco.
El comunicado referente al empleo de las fuerzas armadas en tiempos de paz, libro blanco, expresó explícitamente lo siguiente:
“Somos una China, y Taiwán es parte de China. Es un hecho indisputable apoyado por la historia y la ley. Taiwán nunca ha sido un Estado. Su estatus como parte de China es inalterable”.
“Trabajaremos con la mayor sinceridad y haremos todo lo posible para lograr la reunificación pacífica. Pero no renunciaremos al uso de la fuerza y nos reservamos la opción de tomar todas las medidas necesarias. Esto es para protegernos contra la injerencia externa y todas las actividades separatistas. De ninguna manera tiene como objetivo a nuestros compatriotas chinos en Taiwán. El uso de la fuerza será el último recurso tomado en circunstancias apremiantes”.
Aunque es poco probable que el conflicto escale a una invasión armada, esto si puede tener repercusiones económicas en el mercado mundial. Recordemos que Taiwán es el principal productor de microchips, elemento indispensable para la producción de aparatos tecnológicos y su exportación se puede ver afectada.