El pasado 30 de octubre el líder progresista Luis Inacio ‘Lula’ Da Silva se convirtió en el presidente de Brasil ganando con el 50,9 % de los votos totales, en un sufragio histórico y la contienda más reñida desde 1985 cuando la democracia regresó al país carioca. La derrota del presidente de ultra derecha Jair Bolsonaro une a Brasil a un marco político sin precedentes en América Latina, la cual en su mayoría será gobernada por la izquierda desde 2023.
Por: Esteban Jurado Pedraza
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Como en otros países del continente donde triunfó el progresisimo, no faltaron los alegatos de la derecha. Bolsonaro apenas reconoció la derrota dos días después de la votación. Según El País, ya está en marcha la transición del poder y la derecha está lista para ser oposición. Sin embargo, los seguidores de Bolsonaro realizaron fuertes protestas e incluso se realizó un mitín con varias personas haciendo un gesto nazi, y cuyas acciones están en investigación como lo informó CNN.
Da Silva vuelve a gobernar Brasil en un contexto donde Latinoamérica gira a la izquierda. En este momento, solo Ecuador y Paraguay están siendo gobernados por la derecha. En centro América hay una especie de centro liderado por Nayib Bukele en El Salvador, pero comulga con AMLO en México y la siempre castrista Cuba.
Con Gustavo Petro y Gabriel Boric en Chile liderando la partida en Sudamérica, cuando se sume Da Silva se tendrá la posibilidad de armar un bloque conjunto en el continente que apunte a los intereses del sur. En medio de una crisis mundial con Estados Unidos en recesión, la Unión Europea debilitada y con Rusia y China a la vanguardia, el progresismo es quien decidirá el destino de Latinoamérica en esta década con una necesidad apremiante de unión entre estos países.
Si bien el rumbo de las políticas progresistas no es homogéneo entre estos países, sí hay algunos puntos en común como lo es salvar el Amazonas. Y acá es clave la unión entre Colombia y Brasil. Da Silva y Petro coinciden en que occidente debe brindar recursos y esfuerzos mayúsculos para preservar el ‘pulmón del mundo’, como afirma The New York Times, además de contrarrestar la deforestación que aumentó con sus antecesores de corte neoliberal.
Nunca en la historia se tuvo mayoría ‘roja’ en una región que hace décadas toma decisiones bajo presiones de Estados Unidos, quien apoya gobiernos neoliberales y amedrenta intentos de cambio que no favorecen sus intereses. En épocas pasadas la emancipación de la izquierda fue frustrada con sangre y represión; ahora hay una oportunidad inmensa de convertir esas políticas en esperanza, unión, progreso y justicia social para toda América Latina.