Aquel que tiene el don de hacer la vida de otra persona un poco más grata al menos por un corto tiempo, no hace más feliz la vida de otros si no la de si misma. La vida de un artista siempre será como una flor que germina en medio del pavimento de una ciudad ruidosa y gris, es mucho más profunda, está incondicionalmente atenida a cambios, altas, bajas, emociones y hasta cambios de humor. La vida del circo por ejemplo, es vivir como dentro de un cuento, es una puesta en escena diaria, una vida romanizada rodeada de música, risa, color y fantasía, con el fin de llenar, de felicidad y brindar pasión a un montón de corazones (cosa que es grandemente compleja), como también , ¿Por qué no? De dinero y sustento a artistas comprometidos, a menor o mayor escala claramente.
Por: Paula Valentina Pesca
La evolución del circo ha sido notoria, porque a pesar de que el fin de un circo es llevar alegría y entretenimiento a los espectadores, el camino de ignorancia los llevó a normalizar enfermedades, maltrato animal, y explotación cosa que hoy en día ha minimizado bastante en sus shows. La calidad del espectáculo empezó a aclararse teniendo en cuenta de que el espectador lo comprendió, no estaba de acuerdo y 100% satisfecho con el sacrificio con lo que debía hacer un artista o animal por el morbo y satisfacción. Una sociedad rota aceptaría los actos de ignorancia que no durarían para siempre. Se podría decir que el circo era un ambiente tóxico de irrespeto y un espacio para llenar la mente vacía de un espectador cansado de su aburrida realidad, claramente mal enfocado y ahí, mi querido lector; inicia el recorrido de la estigmatización y denigración del arte circense y el rico universo que tenía por aportar.
En cuanto el circo empezó a evolucionar, su público lo acompañó en ello, pero la imagen denigrada de los artistas aún no ha cambiado del todo, porque aunque el tiempo pasa y las épocas cambian, las heridas de una sociedad rota son difíciles de curar; pero como buenos artistas, el show siempre debía continuar, y aunque actualmente los medios de entretenimiento han cambiado, el circo se ha podido mantener en pie, tambaleante, porque muy pocos circos son económicamente prósperos, pero en pie, eso gracias a la dedicación y persistencia de sí mismos, como buenos artistas enamorados de su arte con la ilusión de vivir del mismo.
A pesar de que se ha escuchado la frase cliché de que un payaso tiene una vida triste detrás de su máscara graciosa, muy pocos cirqueros y payasos han sido obligados a ser o ejercer su profesión; pero en la mayoría de los casos, los cirqueros entran al espectáculo por herencia familiar, gusto o necesidad. En el caso de Guillermo Domínguez un cirquero cucuteño, que junto con su familia ha recorrido la vida del circo casi que por herencia, no vive con un montón de lujos pero vive la mayor experiencia que es mostrarle a sus hijos lo que mejor sabe hacer. Él decidió vivir el circo por elección, le cogió cariño a lo que aprendió y aún con los nervios que vive en cada puesta en escena, así haya presentado miles, llena su corazón haciendo reír a los demás junto con la ayuda de su familia.
La gravedad del asunto con los circos, y en muchas otras áreas de nuestra vida, es que jamás nos ponemos en los zapatos de las otra personas, minimizando el esfuerzo y trabajo de quien tenemos al lado o de quien está puesto a brindarnos cualquier tipo de servicio, así mismo pedimos ser escuchados y entendidos por la sociedad que nos rodea, sin tener en cuenta que nosotros mismos somos la sociedad que rodea a otros. El universo del arte nos enseña a ser parte de las dos caras de la moneda, como representantes de nuestro arte, y como espectadores. ¿Querido lector, alguna vez ha trabajado como mesero? Si en algún momento de su vida lo ha hecho, estoy segura de que como comensal ve de una manera diferente a quien lo atiende en cualquier restaurante, es tan básico pero se nos hace tan complicado. Pero el circo es el vivo ejemplo de que para cambiar nuestro exterior tóxico difícil de curar , debemos cambiar nosotros primero, porque nadie intenta hacer que un carro corra mejor puliéndolo por fuera.
El circo del sol empezó en la calle, y tras un montón de contratiempos hoy en día es de los circos más increíbles en el mundo, porque decidieron demostrar que no hay necesidad de retroceder en ignorancia, si no crear una puesta en escena diferente llena de magia acompañada del teatro y pasión por su puesto.
Aunque claramente el dinero tiene mucho que ver en el crecimiento del circo en general, el espectador siempre ha tenido responsabilidad en la falta de apoyo y en poner más atención a cosas que vitalmente llenan menos nuestra alma, a alimentarnos con basura. Ojalá poco a poco encontremos importancia e interés en otras cosas que al parecer son pequeñas, pero realmente lograrían llenar nuestra alma.
El apoyo no cuesta, la empatía jamás sobra, el amor siempre hace la diferencia.