La periodista y política de 45 años, Giorgia Meloni, se convirtió este domingo 25 de septiembre en la primera ministra de Italia. Es la primera mujer en llegar a este cargo en toda la historia republicana del país mediterráneo. Además, es la mandataria más cercana a la ultraderecha desde los tiempos de Benito Mussolini, el líder fascista de Italia durante los años 30s.
Por: Esteban Jurado Pedraza
Merloni pertenece al partido político Hermanos de Italia, del ala más extrema del lado conservador de esa nación. Según el historiador y analista italiano Enzo Traverso, se trata de una ideología posfascista, que se basa en la ola de derecha radical del siglo XXl en Europa. Reivindican principios tradicionales de la institución clásica de la familia, proclaman valores religiosos para gobernar, niegan la unidad regional y en general, son excluyentes con varias comunidades que habitan el país, y además son ?anti derechos’.
“Mussolini era un buen político”, “tengo una relación tranquila con el fascismo” son algunas frases polémicas de Meloni. Como recalca el medio Telecinco, es cristiana, anti derechos de la comunidad LGBTI, pretende una lucha contra la ‘islamización’ y tiene un alto carácter nacionalista. Además, considera impedir fuertemente la migración hacia Italia. Ese es el perfil de la primera ministra italiana que, además se considera fiel seguidora de Donald Trump.
Esta es una muestra del giro que está dando Europa hacia la extrema derecha. Ante una debilitada Unión Europea y la crisis económica actual, los países del Viejo Continente están optando por gobiernos que generen políticas populistas y nacionalistas. El problema es que, como ya ocurrió en las escenas previas a la Segunda Guerra Mundial en países como Alemania y el mismo Italia, ha pululado la xenofobia y en general discursos de odio que terminan siendo peligrosos para la estabilidad de la paz europea.
Fenómenos como Meloni son preocupantes en medio de la crisis generada por la pandemia, las olas migratorias y la guerra entre Rusia y Ucrania. Los pueblos están volviendo a legitimar lo que otrora sostendría la época del nazismo. Esto sumado a la incapacidad de la izquierda de generar proyectos alternativos que tienten a la ciudadanía, da como resultado el acogimiento de la ultraderecha, tal como lo afirma el sociólogo español Imanol Zubero.
La llegada al poder de discursos de odio es un retroceso en términos de derechos ciudadanos y que fueron conquistados por minorías históricamente excluidas. Propuestas como bloqueos navales para migrantes y suprimir el derecho al aborto para enfrentar el decrecmiento dmográfico que enfrenta Italia, son las polémicas propuestas de Meloni.
A la sombra, está el fantasma del fascismo que llevó a Europa a una guerra con 15 millones de muertos. La nueva primera ministra quiere alinearse con las políticas bélicas de la OTAN, y el sistema económico neoliberal de Occidente. El país de los resistentes partisanos deberá hacer frente, otra vez, a la ola fascista disfrazada en un mundo occidental ‘democrático’.