El más reciente escándalo de la familia presidencial tiene como protagonista a Nicolás Petro Burgos, hijo del actual presidente de la República. Burgos, es acusado de recibir y quedarse con dinero proveniente del narcotráfico y que iba destinado, en principio, a la campaña presidencial de Gustavo Petro, como relata el periódico El País. Sin embargo, según el implicado, esos dineros nunca llegaron a su destino inicial.
Por: Esteban Jurado Pedraza
La polémica fue contestada por Gustavo Petro con cautela. El presidente pidió una investigación eficaz de la Fiscalía, en un acto de sensatez. Esto se suma a la acusación hacia Juan Fernando Petro, hermano del primer mandatario, el cual, presuntamente, pidió altas sumas de dinero a narcos para incluirlos en los beneficios del programa de Paz Total, bandera política del actual gobierno.
Como si no fuera suficiente, diferentes medios denunciaron en el mes de febrero que Concepción Baracaldo, ex directora del ICBF nombrada por Petro, es amiga de la primera dama Verónica Alcocer. Lo que constituye un caso de nepotismo, en un gobierno que no le conviene tener casos que representen formas de clientelismo.
Por su parte, Sofía Petro, hija de Gustavo Petro y Verónica Alcocer, ha tenido apariciones mediáticas en algunas entrevistas. A diferencia de sus dos hermanos, no ha sido cuestionada por la prensa ni tiene acusaciones, pero sí goza de popularidad. Esta estudiante de Ciencias Sociales en París, Francia, es una activista feminista y ha tenido la oportunidad de expresar sus ideales progresistas en medios y redes sociales, yendo en la misma vía que su progenitor.
Así las cosas, la ya compleja gobernanza del poder ejecutivo progresista, ha sido atacada por los medios, denunciando algunos actos de su propia sangre. Se esperaría que la familia presidencial sea un vector que favorezca la labor del presidente y vaya en comunión con la construcción de las políticas de su gobierno, Incluso, sin necesidad de participar activamente. A veces, el bajo perfil aporta más.
Si bien sí se esperan ataques por parte de prensa opositora, poderíos económicos, mafias y contrincantes políticos, la familia sí tiene la capacidad de no generarle innecesarios dolores de cabeza al jefe de Estado. Con la elocuencia que lo caracteriza, Petro ha podido sortear las diferentes situaciones. Él está comprometido con su labor y sobre todo con la lucha social que pregona; así que, el obstáculo familiar tampoco detendrá el cambio venidero en Colombia.