El pasado 14 de marzo, la FIFA aprobó el nuevo sistema de competición para la próxima Copa del Mundo, la cual se disputará en el año 2026, en los países de Estados Unidos, Canadá y México.
Por: Jorge Iván González Moreno
La principal novedad de esta idea liderada por el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, consiste en cambiar la cantidad de selecciones participantes de 32 a 48, dando así la posibilidad a 16 países más, de competir en el campeonato más apasionante a nivel de selecciones nacionales.
De esta forma, la Copa Mundial albergaría ahora un total de 104 partidos, 40 más que en el formato que le precede y consistiría en una primera ronda de 12 grupos con 4 selecciones, en la cual clasifican los 2 primeros de cada grupo y los 8 mejores terceros, para así completar 32 equipos. Desde ese punto, se agrega una nueva fase de 16avos de final en la que se jugará a eliminación directa y, de ahí en adelante, se mantendrá el sistema que se venía trabajando durante las anteriores citas mundialistas.
Se prevé que, con el nuevo formato, la Copa Mundial pase a durar 2 semanas más, concretamente 39 días serán los que cobijen el torneo de selecciones por excelencia. Ahora se espera conocer durante los próximos años, los 48 combinados nacionales de las diferentes confederaciones que harán parte de uno de los cambios más importantes de la historia de los mundiales en el siglo 21.
De primera mano, son todo buenas noticias; más oportunidades para las selecciones que normalmente no asisten al torneo, más partidos para los aficionados, más días de fútbol, más espectáculo, etc. Sin embargo, ya vimos con el Mundial de Qatar que la FIFA no solo piensa en la pureza del deporte a la hora de organizar sus diferentes eventos, por lo que se sabe que también es una cuestión de dinero, la que vuelve a ser un factor fundamental al momento de tomar esta decisión.
La Copa Mundial siempre se ha caracterizado por albergar a las mejores selecciones de todo el mundo, por lo que un formato de 32 equipos se solía ver como el indicado para mantener un equilibrio entre una cantidad de cupos acorde a la gran cantidad de naciones que existen, pero también un estándar de calidad que permitiera ofrecer un gran producto de entretenimiento para los apasionados del balompié.
Ahora la cosa cambia, o mejor dicho, aumenta; ya que ahora el Mundial no solo se extiende en la cantidad de días, sino también en equipos, lo cual puede suponer interrogantes sobre qué tanto merecen ir ciertos combinados o sobre si se está primando la apertura a nuevos mercados sobre la esencia de ver un campeonato donde participan “los mejores”. Estos problemas son más latentes al ver incluso en el sistema actual, selecciones de bajo perfil que no llaman mucho la atención de los aficionados, por lo que un Mundial de 48 equipos, puede suponer el deterioro del fútbol como deporte y como negocio.
Es un poco temprano para opinar, teniendo en cuenta que no es la primera vez que la Copa Mundial aumenta su cantidad de participantes, y también que es innegable el hecho de que es necesario seguir moviendo el fútbol a muchas más partes del mundo y mejorar la accesibilidad de esta competición para los países que no hacen parte de la élite futbolera.
Habrá que esperar 3 años para conocer si este experimento supondrá una evolución del fútbol en cuanto a integración, acceso y espectáculo; o si será otro intento más de Gianni Infantino y la FIFA de ver al balompié solo como una máquina de generar billetes para las grandes empresas y conglomerados que, afortunada o lamentablemente, tienen una incidencia directa en el deporte que tanto amamos.