No les bastaron 500 personas en un hospital, entre ellas más de 200 niñas y niños víctimas de las bombas de Israel, sino que ahora decidieron también asesinar la poesía.
Por Javier Correa Correa
Tampoco les han importado 3.000 seres humanos, entre menores, adolescentes, adultos, ancianos, médicos, con bombas certeras disparadas por Israel desde el territorio de Palestina ocupado por el ejército de Israel desde hace 75 año.
El poema, la poeta, es (en presente) Heba Abu Nada, quien escribió horas antes del asesinato:
“Si morimos, sepan que estamos satisfechos y firmes, y digan al mundo, en nuestro nombre, que somos personas justas/del lado de la verdad”.
Su último poema, escrito en medio del genocidio de Israel contra el pueblo de Palestina, fue:
“La noche en la ciudad es oscura, excepto por el brillo de los misiles; silenciosa, excepto por el ruido del bombardeo; aterradora, excepto por la promesa tranquilizadora de la oración; negra, excepto por la luz de los mártires. Buenas noches”.
Sobran más palabras. Un abrazo lleno de poesía a Heba Abu Nada y a los demás mártires de Palestina.
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